– Si -dijo Gabe-. Mi abuela Paula.
Jesse rodeo a su hijo con un brazo.
– Fuimos a verla a ella tambien. Es la unica abuela que tiene Gabe, y queria que se conocieran. Se emociono mucho y nos invito a quedarnos en su casa.
– No puedes. No puedes quedarte alli.
– ?Por que no? Hay mucho sitio, y ella es estupenda con Gabe. Quiero que el conozca a toda su familia.
– No vas a sacarle nada. Aunque finja que le importa el nino, tiene el dinero bien guardado.
A Jesse le ardieron las mejillas y se puso en pie.
– ?Es que piensas que todo esto es por dinero? Hay cosas mas importantes.
– La gente que cree eso es la que no tiene dinero. Supongo que tu eres una de ellos.
– Tienes razon. No tengo tantos millones como tu, y no los necesito. Gabe y yo nos las arreglamos perfectamente.
– Eso es mentira, y lo sabes. Todo esto lo haces para conseguir una parte de todo lo que yo tengo. Admitelo, Jesse. Al menos, asi podremos empezar desde un punto en el que todo este claro, en el que haya sinceridad.
Jesse no daba credito a lo que el le estaba diciendo. ?De veras creia eso de ella?
?O el problema no era ella, especificamente? ?Era todo el mundo?
– Tu no tienes ningun interes en que yo sea sincera -le dijo-. Tu crees lo que quieres creer porque es mas facil. No puedo impedirtelo, asi que no voy a intentarlo, pero me gustaria saber por que has cambiado tanto. Antes no eras asi.
El se levanto tambien y la miro fijamente mientras esbozaba una sonrisa burlona.
– Tu me has convertido en lo que soy, Jesse. Deberias estar orgullosa.
Jesse se detuvo en el semaforo en rojo e intento mantenerse despierta. Todavia estaba disgustada por la conversacion que habia mantenido el dia anterior con Matt. No habia dormido mucho, y se habia levantado muy pronto para hacer los
Ni siquiera inhalar el aroma delicioso que desprendia el bizcocho conseguia que se sintiera mejor. Estaba cansada, derrotada. Intentaba convencerse de que debia olvidar a Matt, pero no podia. Parecia que una parte de ella esperaba, tontamente, que todavia quedara algun lazo entre ellos.
Con un suspiro, aparco frente a la casa de su hermana. Tomo la caja en la que habia metido los
Pocos segundos despues, abrio un hombre alto, atletico, impresionante.
– Hola -dijo con una sonrisa-. Soy Hawk. Tu debes de ser Jesse. Pasa. No me dejan quedarme a la degustacion. Nicole dice que no tengo el paladar lo suficientemente sutil, pero esos
– No te preocupes, he traido tres docenas -dijo Jesse. Hawk le habia caido bien al instante.
El la llevo a la cocina, que estaba mucho mas ordenada que durante su anterior visita. Nicole estaba junto a la encimera, sirviendo cafe. Se volvio cuando Jesse entraba.
– Buenos dias -dijo, aunque no parecia que estuviera muy contenta por tener visita-. ?Has traido los
– Si -respondio Jesse, y deposito la caja sobre la encimera.
En aquel momento entro otra mujer en la habitacion. Era alta, y tan rubia como Nicole, con rasgos similares.
Claire, penso Jesse, y tuvo una sensacion extrana al ver a su otra hermana, a la que nunca habia llegado a conocer, en realidad.
Claire y Nicole eran mellizas, seis anos mayores que ella. Cuando tenian tres anos, Claire se habia sentado al piano en casa de unos amigos de sus padres y habia empezado a tocar perfectamente, aunque nunca habia tomado una clase. Cuando Jesse nacio, a Claire la habian enviado ya a Nueva York a estudiar, y despues, de gira por todo el mundo, mientras Jesse y Nicole se quedaban atrapadas en Seattle, intentando hacerse adultas sin demasiada supervision. Nicole siempre habia odiado a Claire por marcharse, aunque Claire no hubiera podido decidir nada al respecto, mientras que Jesse se limitaba a envidiar sus viajes.
Jesse seguia sin conocer bien a Claire, pero era con ella con quien se habia mantenido en contacto desde que se habia marchado.
– Has vuelto -le dijo Claire, a modo de saludo-. ?Sigue Seattle tal y como lo recordabas?
– Mas o menos. Hay muchas casas nuevas.
– Hay un mercado de trabajo muy fuerte, y atrae a la gente -dijo Claire mientras tomaba la taza de cafe que le ofrecia Nicole. Jesse hizo lo mismo.
Hubo un momento embarazoso de silencio. Aunque aquella gente era su familia, eran extranos, por un motivo o por otro. Y sus dos hermanas mayores pensaban lo peor de ella.
Hawk se acerco a Nicole y le puso las manos sobre los hombros. Le susurro algo al oido y la beso. Despues se volvio hacia Jesse y Claire.
– Bien, senoras, las dejare para que hagan la degustacion -dijo-. Nicole, acuerdate de lo que te he dicho.
Nicole se echo a reir.
– No nos los vamos a comer todos. Te dejaremos muchos.
Hawk y ella compartieron una de aquellas miradas intimas de las parejas que se conocian y estaban seguras de su amor, y despues, el se marcho.
Nicole y Claire se sentaron a la mesa. Jesse se unio a ellas y abrio la caja.
– Tengo tres clases de
– ?Y son recetas tuyas? -pregunto Nicole.
Jesse tuvo que reprimir el impulso de dar una respuesta airada.
– Si. Las he desarrollado yo. Tengo anotaciones del proceso, para poder comprobar su evolucion.
Detestaba tener que dar explicaciones, que Nicole no confiara en ella, pero asi era su hermana. Nicole nunca le perdonaria que hubiera vendido por Internet la famosa tarta de chocolate Keyes, cinco anos atras.
Nicole tomo un
– No soy ninguna experta -dijo-. ?Sera suficiente si digo que me gustan?
– Para mi si -dijo Jesse, y contuvo la respiracion mientras Nicole mordia el bizcocho.
Nicole mastico y trago sin decir nada. Se levanto y lleno un vaso de agua, tomo un sorbo, volvio a la mesa y probo de nuevo.
Comio despacio, con atencion. Degusto cada uno de los
– ?Que te parecen? -le pregunto.
– Son increibles. Son dulces y ricos, pero sin llegar a ser empalagosos. Normalmente, a mi no me gusta demasiado la combinacion de chocolate y mantequilla de cacahuete, pero incluso esos son deliciosos.
Jesse no se relajo. A Nicole no iba a importarle lo que pensara Claire.
Nicole aparto los
– Son buenos. Los venderia en la pasteleria.
Jesse exhalo.
– ?Los tres sabores?
Nicole asintio.
El alivio fue instantaneo y dulce.
– Estupendo. ?Y ahora que?
Claire se levanto.
– Os dejare para que hableis de negocios. Estare en el jardin, con los ninos -dijo, y le dio una palmadita a Jesse en el hombro al pasar.
Nicole se apoyo en el respaldo de la silla.
– ?Que quieres? El otro dia me dijiste que quieres recuperar tu sitio. ?Es cierto?
– Si. Quiero trabajar para ti durante seis meses -dijo Jesse, pensandolo mientras hablaba-. Despues de eso, hablaremos sobre si nos convertimos en socias. Durante esos seis meses, tendras la receta de los