hubiera salido intacta despues de una noche de pasion.
Entonces, ?por que se ponia tan nerviosa cuando estaba con el?
Aunque estaba bastante lejos de ella, era como si oyera su respiracion en el oido, como si sintiera el calor que emanaba de su cuerpo.
Eso ya le habia ocurrido antes.
En la universidad, se habia pasado dos anos en un estado constante de excitacion sexual. En aquel entonces, necesitaba mas su amistad que compartir su cama, asi que habia elegido ignorar la atraccion fisica que habia entre ellos.
Aquella noche no habia podido seguir fingiendo.
– Te prometo que, cuando termine de trabajar, saldre a dar una vuelta por la ciudad -comento.
– Esta bien, me rindo. Esclavizate tu solita, yo no te voy a decir nada. ?Ya te has instalado?
– Si a llevar dos maletas a la habitacion del hotel se le puede llamar instalarse, si -sonrio Samantha.
– ?No vas a buscar una casa?
– Si, supongo que si, pero ahora estoy muy ocupada y no tengo tiempo -mintio Samantha.
Lo cierto era que ir a buscar casa le daria demasiado tiempo para pensar y no queria meterse en introspecciones.
– En el edificio en el que yo vivo hay unos pisos amueblados preciosos que alquilan por meses. Yo empece alquilando uno durante dos meses, me gusto y me lo compre.
– Muy interesante -contesto Samantha con prudencia.
Jack sonrio.
– No te preocupes, es un edificio enorme. No nos encontrariamos muy a menudo.
?Acaso Jack creia que ella creia pensaba seria un problema encontrarse? Bueno, si, a lo mejor lo seria. Samantha tenia la sensacion de que encontrarse con Jack fuera del trabajo podria complicarle la vida e incluso resultar peligroso para su salud mental. ?Pero acaso no se habia prometido a si misma que iba a dejar de huir de la vida? ?Acaso no habia decidido que se habia terminado aquello de huir de la verdad?
– Gracias por la informacion. ?Tienes un telefono de contacto?
– Si, lo tengo en mi despacho, ahora te lo traigo -contesto Jack.
Mientras Jack iba a su despacho, Samantha volvio a concentrarse en los papeles que tenia ante si, pero no pudo evitar pensar en el piso vacio que habia dejado en Nueva York semanas atras.
Ella habia creido que siempre viviria en Nueva York, creia que sabia lo que la vida le deparaba. Que curioso que los suenos de una vida pudieran meterse en seis o siete cajas y que el hombre que ella creia que la iba a querer para siempre hubiera resultado ser un ladron y un mentiroso.
Capitulo 2
– Estamos trabajando en, eh, las actualizaciones en estos momentos -dijo Arnie revolviendose incomodo en su asiento-. Las primeras, eh, deberian estar listas, eh, para finales de mes.
Jack tuvo que hacer un gran esfuerzo para no hacer una mueca de compasion porque, en el bufete, los clientes estaban tan distraidos por los cargos de los que se les acusaba que no tenian energia para ponerse nerviosos y, en los juzgados, a Jack le importaba un bledo que sus preguntas molestaran a un testigo hostil.
Sin embargo, Arnie no era ni un cliente ni un testigo hostil sino un as del departamento de informatica que, obviamente, estaba incomodo ante su nuevo jefe.
Jack hojeo el informe que tenia ante si y miro a su empleado.
– Por lo que veo, vais segun lo previsto -sonrio.
Arnie trago saliva.
– Si, la verdad es que nos lo hemos trabajado -contesto encantado-. Roger nos dijo que habia que hacer las cosas bien.
A Jack le habria gustado que Roger, el jefe del departamento de informatica, hubiera acudido a la reunion, pero no habia podido ser.
– Vas a trabajar con Samantha Edwards. Se incorpora hoy. Es una mujer muy creativa y energica. Estoy seguro de que te impresionaran sus ideas -le dijo Jack a Arnie.
Y, acto seguido, se pregunto si tambien se impresionaria por su altura, su delgadez, su belleza y su sonrisa. Claro que, a juzgar por su aspecto palido, su pelo muy fino y castano, sus ojos claros, sus gafas, su camiseta, sus vaqueros y su postura de «por favor, no mas dano», era obvio que Arnie era de esos chicos que jamas conquistaba a la chica.
– Habia oido que ibamos a trabajar mucho con Internet -sonrio el chico-. Eso es bueno para mi departamento.
– Va a haber mucho trabajo -le advirtio Jack.
– No hay problema.
– Muy bien. En cuanto Samantha termine de organizar sus ideas, se pondra en contacto con vosotros para explicaroslas. Quiero que os coordineis bien. Quiero una campana agresiva, pero realista.
Arnie asintio.
– Esta bien, puedo con todo eso, pero, eh, a su padre nunca le intereso Internet, siempre prefirio hacer publicidad de la empresa en la prensa.
Y esa era precisamente una de las razones por las que la empresa tenia problemas de publicidad ya que los anuncios en prensa escrita eran mucho mas caros que anunciarse en la red.
– A mi me parece que la publicidad en Internet es mucho mas barata -opino Jack-. Claro que supongo que tu, que trabajas en eso, lo sabras mejor que yo.
– Si, es mucho mas barata y parece una idea fantastica, como a casi todo el equipo, pero… bueno, hay gente que no esta tan de acuerdo…
– ?Ah, no? -se extrano Jack.
Arnie bajo la cabeza.
– ?A quien te refieres exactamente? -insistio Jack.
– Bueno, mi jefe nunca ha sido muy amigo de los cambios -confeso Arnie.
– Aqui trabajamos en equipo.
Arnie bajo la cabeza un poco mas y suspiro.
– Te prometo que no le hablare de esta conversacion a Roger, pero te agradezco que me lo hayas advertido.
– Gracias, se lo agradezco de verdad porque realmente me gusta mi trabajo y no me gustaria perderlo -dijo el chico sacudiendo la cabeza-. Eh, su padre era un gran hombre.
– Gracias -contesto Jack.
– Era un hombre paciente y amable que se interesaba realmente por todos sus empleados. Nos encantaba trabajar para el y fue un gran golpe para nosotros cuando murio.
Jack asintio. No sabia que decir cuando la gente hablaba asi sobre su padre. Describian a una persona a la que el no conocia.
En aquel momento llamaron a la puerta y, al levantar la mirada, Jack vio entrar a Samantha.
– ?Llego tarde o pronto? -pregunto sonriente.
– Llegas justo a tiempo -contesto Jack fijandose en que, ahora que ya sabia que el trabajo era suyo, habia dejado los pantalones negros y las chaquetas convencionales y habia vuelto a vestir como a ella le gustaba de verdad.
Ese dia llevaba una falda larga en tonos rojos, verdes y violetas, un jersey oscuro que le caia sobre las caderas, un panuelo sobre un hombro, muchisimas pulseras y unos pendientes que sonaban cuando caminaba.
– Te presento a Arnie -dijo Jack senalando al hombre que tenia sentado frente a el-. Es del departamento de informatica y va a trabajar contigo en la ampliacion de Internet. Tu le dices lo que quieres y el te dice si es posible. Arnie, esta es Samantha.
El otro hombre se levanto, se seco la palma de la mano en los vaqueros y, a continuacion, se la tendio a