corriendo.
Escucho los murmullos de los invitados cuando la veian. Por suerte el ramo de flores caia en cascada hasta las rodillas, ocultandole el vientre. No queria despertar ningun comentario aquel dia. Era la boda de Zara.
Cleo miro de reojo a Sadik. Estaba detras del principe Kardal, el marido de Sabrina. Sadik no parecia interesado en mirar a la novia, que acababa de hacer su entrada en la catedral. La miraba fijamente a ella, como si quisiera poseerla con los ojos.
Cleo lucho contra la sensacion de tristeza que la invadio. Ser posesivo no significaba estar enamorado, y cualquier sentimiento que Sadik tuviera por ella se debia solo al bebe. Se sacudio mentalmente de la cabeza aquellos pensamientos negativos y volvio a concentrarse en su hermana. Zara parecia una princesa avanzando por el pasillo del brazo de su padre. Todo estaba resultando perfecto, tal y como su hermana se merecia.
La sala de baile mas amplia de palacio se habia transformado en el escenario de un cuento de hadas. Esa fue la impresion que le causo a Cleo. Miles de metros de tule bordado decoraban paredes y columnas. Las luces brillaban en torno a una cascada de agua que unos dias atras no estaba alli. Habian colocado mesas de bufe en tres paredes con suficiente comida como para alimentar a varias naciones a la vez. Una gran orquesta tocaba sin cesar. Manaba champan de las fuentes que se habian colocado a cada extremo de la mesa que le correspondia a Cleo. Le habia tocado sentarse al lado de Sadik, sin duda por sugerencia del propio Principe.
Cleo se las arreglo para controlar sus emociones mientras brindaba por su hermana, le deseaba lo mejor y hablaba con la gente que le presentaban. Sadik se habia pasado la mayor parte de la velada a su lado. Cuando Zara y Rafe desaparecieron para cambiarse y salir de luna de miel, el Principe la tomo entre sus brazos y bailo con ella.
– Creo que van a disfrutar mucho de su viaje -le susurro Sadik al oido.
– Si. Yo tambien lo creo.
Cleo tenia la boca seca. Era consciente de que estaba hablando, pero no sentia los labios.
El Rey habia arreglado todo para que los recien casados pasaran varias semanas en su yate privado. Cruzarian el Mediterraneo rumbo a la costa de Espana, luego a la de Francia y despues pondrian rumbo a Inglaterra.
Cleo paso la mirada por el salon y sintio que se le encogia el estomago. Aquel no era su mundo, ella no pertenecia a aquel lugar. No se sentia comoda con la situacion.
Sintio entonces algo extrano en el vientre. El bebe se movio, o dio una vuelta, o tal vez fuera una patada. Pero fue suficiente para recordarle que estaba en juego algo mas que sus deseos de pertenecer a algun lugar. Si se marchaba tendria que abandonar a su hijo y Cleo estaba dispuesta a caminar por el infierno antes de hacer algo semejante.
Y sin embargo le resultaba dificil ver una solucion en el horizonte. ?Como iban a llegar Sadik y ella a un acuerdo? Estaba claro que ella tendria que vivir en Bahania, pero ?en que condiciones? Daba por hecho que el Principe tendria en mente apoyarla economicamente, pero ella se negaba. Y sin embargo ?quien querria darle trabajo a una antigua amante de un principe?
Sadik observo como desaparecia la luz de los ojos azules de Cleo. Habia comenzado la manana llena de felicidad por su hermana, pero por alguna razon su alegria habia ido desvaneciendose durante las ultimas horas hasta borrarse por completo
Zara y Rafe se despidieron de sus invitados antes de salir. Sadik aprovecho la distraccion para guiar con rapidez a Cleo hacia una puerta lateral que daba al ala privada de palacio.
– ?Donde vamos? -pregunto ella mostrando energia por primera vez en toda la noche.
– Creo que tenemos que hablar.
– Claro, que comportamiento tan tipicamente masculino -protesto ella con firmeza tratando de soltarse -. ?No se te ha ocurrido pensar que a lo mejor a mi no me apetece hablar ahora?
– Es inutil -dijo Sadik refiriendose a su intento de zafarse de el y haciendo caso omiso a su comentario-. No pienso soltarte.
– Eso es lo que me da miedo.
Cuando llegaron a la doble puerta que daba a los aposentos privados del Principe, Sadik disminuyo el paso para observarla. Cleo se quedo mirando a las puertas como si fueran las de una prision.
– Te prometo que no te torturare cuando entremos – aseguro el con una sonrisa.
– No es la tortura lo que me asusta.
?Acaso estaria recordando, como le sucedia a el, lo que habia ocurrido entre ellos la ultima vez que estuvieron juntos en aquellas habitaciones? La pasion habia explosionado entre ellos con tanta fuerza que no tuvieron mas remedio que dejarse llevar por ella. Habian hecho el amor sin parar, a cada momento que podian, abrazandose el uno al otro, acariciandose, tomandose, ofreciendose… El nunca habia experimentado un deseo semejante.
Sadik abrio la puerta y dio un paso atras para permitir que ella entrara primero. Cleo lo hizo con cautela, observando a su alrededor como si quisiera comprobar que todo estaba como ella lo recordaba.
– No ha cambiado nada -reconocio.
– Si estas hablando de la decoracion tienes razon. Si te refieres a otra cosa no podrias estar mas equivocada.
Cleo cruzo el saloncito hasta llegar a las puertas que daban al balcon. Desde alli solo habia un paseo corto hasta sus propias habitaciones. Pero no trato de escaparse. Se limito a apoyar los dedos contra el cristal.
– Asi es como se deben sentir los pajaros – murmuro -. Pueden ver el otro lado, pero hay algo invisible que les impide salir volando.
– ?De que estas hablando? -pregunto Sadik frunciendo el ceno al tiempo que se acercaba a ella-. ?Que te preocupa?
Cleo sacudio la cabeza. Una lagrima furtiva se le deslizo por la mejilla.
Si lo hubiera desafiado, Sadik se habria enfrentado a ella en igualdad de condiciones con la seguridad de vencer. Pero la fragilidad podia con el, sobre todo si se trataba de Cleo. Era la mujer mas tentadora que jamas habia conocido y aunque su belleza lo encandilaba, uno de los rasgos que encontraba mas atrayentes de ella era su disposicion a enfrentarse a el sin miedo.
– Cuentame que te pasa.
– No lo entenderias.
– Soy un hombre inteligente y con mucho mundo. Creo que sere capaz de seguirte.
Cleo lo miro con los ojos llenos de lagrimas.
– Durante todos estos meses no has intentado ponerte en contacto conmigo -dijo tragando saliva-. Supongo que ni siquiera pensarias en mi. Y de pronto, en cuanto descubres que estoy embarazada, te comportas como si te perteneciera. Estoy atrapada como un pajaro en una jaula. No puedo marcharme y llevarme a mi hijo y tampoco lo abandonare. Asi que aqui estoy: sin posibilidades ni vida propia a excepcion de ser el recipiente que lleva a tu hijo. No es precisamente el futuro con el que yo habia sonado.
Sadik no supo que asunto abordar primero, asi que fue directamente al que mejor comprendia.
– Te fuiste de mi cama.
– ?Y eso que tiene que ver con lo que te estoy diciendo? -pregunto Cleo mirandolo fijamente.
– Yo no te pedi que te marcharas. Decidiste irte tu.
– Ya hemos hablado de esto antes. Si, me marche sin que tu me lo pidieras. Seguro que te rompi el corazon durante una decima de segundo. ?Y que?
– ?Por que habria de premiar un comportamiento tan inadecuado tratando de localizarte?
– No soy tu adolescente rebelde. No tienes derecho a juzgar mi conducta ni a castigarme por ella -aseguro mirandolo como si fuera el hombre mas estupido de la tierra-. ?Y bien?
Sadik no lo hubiera admitido ni bajo tortura, pero no sabia que decirle. Por supuesto que no se habia puesto en contacto con ella. En primer lugar porque sabia que regresaria para asistir a la boda de su hermana. Y en segundo lugar porque ella se habia marchado. Por mucho que tratara de explicarle la gravedad de su desobediencia Cleo se negaba a entenderlo. El la queria en su cama, para ella era un gran honor que el Principe la deseara. Pero aunque la habia colmado de atenciones y habia tratado de hacer lo mismo con regalos, Cleo se habia marchado.