– Debia de estar muerta de hambre.

Kane alzo los ojos y vio a Willow junto a la puerta, apoyada solo sobre un pie, agarrandose al marco y con la mirada fija en la gata.

– Pobrecilla. Sola en el mundo y prenada. El gato que la dejo prenada no se ha molestado en quedarse a su lado por si necesitaba algo. Tipico. Un reflejo perfecto de nuestra sociedad actual.

Kane se froto las sienes, notaba el principio de una jaqueca.

– Deberia quedarse sentada -dijo el-. Necesita hielo en el tobillo.

– El hielo me esta dando frio. ?Tiene te?

Kane tuvo ganas de responder que aquello no era un restaurante y que no, que no tenia te. Esa mujer deberia estarle agradecida de que el no los hubiera dejado a ella y a los gatos ahi fuera, congelandose.

Aunque estaban en Los Angeles y alli nunca se congelaba nadie; por otra parte, se lo habia impedido algo en los azules ojos de Willow, algo que indicaba ingenuidad y confianza en la gente.

Era la clase de mujer que nunca esperaba nada malo de las personas, y habria apostado una buena parte de su sustanciosa cuenta bancaria a que, con frecuencia, se habia visto defraudada.

– No tengo te.

Ella asintio.

– No le gusta el te, ?eh? Demasiado macho para beber te.

– ?Macho?

– Masculino, viril… como quiera llamarlo.

– ?Viril?

– Estoy haciendo suposiciones. Puede que no sean ciertas. No parece que haya una mujer en su vida.

A Kane le dieron ganas de pegarle un grito.

– Me estropea el dia, amenaza a mi jefe, huye a toda carrera, me culpa de haberse tropezado y ahora cuestiona mi… mi…

– ?Masculinidad? -Willow lo ayudo a terminar la frase-. ?Lo estoy haciendo enloquecer? Ocurre a veces. Hago lo posible porque no ocurra, pero nunca se muy bien cuando lo hago.

– Lo esta consiguiendo, si.

– En ese caso, parare. ?Le parece bien que vuelva a sentarme en el sillon?

– No se puede imaginar lo bien que eso me parece.

– De acuerdo.

Willow se volvio, pero estuvo a punto de caerse otra vez y se agarro al marco de la puerta para no perder el equilibrio. Kane lanzo un juramento y, pasando por encima de la gata, fue a alzarla en sus brazos.

– Debe de ser la perdida de sangre -dijo Willow apoyando la cabeza en el hombro de el-. Pronto me recuperare.

– Sobre todo, teniendo en cuenta que no ha perdido sangre.

– Pero podria haber ocurrido.

Kane volvio la cabeza y la miro. Fue entonces cuando se dio cuenta de lo proximas que estaban sus bocas. Los ojos de el se clavaron en los curvos labios de Willow y sintio un repentino deseo de besarla. Solo unos segundos. Solo para averiguar a que sabia.

No debia hacerlo. Solo conseguiria hacerle dano, era inevitable.

– No me molestaria -susurro ella-. Se que no soy su tipo, pero le aseguro que no se lo contaria a nadie.

Kane no sabia a que se referia y no le importaba. Por primera vez en la vida, iba a hacer algo que sabia que no debia hacer.

Iba a besarla.

Capitulo 2

El beso que Kane le dio la dejo sin respiracion. Potente, sensual, erotico. Willow no sabia en que radicaba la diferencia de otros besos, pero era diferente.

Los labios de Kane eran firmes, exigentes, pero llenos de una ternura que le hizo desear darle lo que el quisiera. Sabia que Kane podia tomar de ella lo que quisiera, era perfectamente capaz de hacerlo; pero el hecho de que no lo hiciera lo hacia aun mas atractivo.

Willow se aferro a el, rodeandole el cuello con los brazos. Apreto su cuerpo contra el de Kane. Y cuando Kane le acaricio el labio inferior con la lengua, ella abrio la boca al instante.

Mientras se apoderaba de su boca, ella sintio un profundo calor en todo el cuerpo. El deseo la hizo temblar y, de haber estado de pie, se habria caido.

La lengua de el la exploro, la excito. Kane tenia sabor a cafe y a algo exotico que la dejo deseando mas. Le devolvio el beso con un entusiasmo que, probablemente, deberia haberle avergonzado; pero supuso que, al ser una cosa del momento, deberia dejarse llevar.

El beso continuo hasta que diversos puntos de su anatomia empezaron a quejarse, exigiendo el mismo tratamiento que su boca. Los pechos le picaban y sentia un cosquilleo entre las piernas.

Por fin, Kane alzo la cabeza y la miro. La pasion oscurecia los ojos de el, haciendolos parecer las nubes tormentosas, algo que jamas habia pensado de los ojos de un hombre. El deseo tensaba sus facciones, confiriendoles un aspecto depredador.

– ?Quieres acostarte conmigo! -anuncio Willow, tan contenta que estuvo a punto de besarlo otra vez.

El murmuro algo ininteligible y la llevo de vuelta al sillon del cuarto de estar.

– No nos vamos a acostar -lo informo Kane.

– Si, eso ya lo se. No nos conocemos. De todos modos, te gustaria.

Kane sacudio la cabeza.

– ?Kane?

El la miro.

Willow contuvo la respiracion al ver en los ojos de Kane que aun la deseaba. Algunos hombres le habian propuesto ir a la cama, pero nunca la habian deseado de verdad.

– Vaya, no son imaginaciones mias. Eres un encanto. Gracias.

– No soy un encanto. Soy un frio sinverguenza.

Ni hablar. Willow sonrio.

– Me has hecho feliz. Los hombres no me desean sexualmente.

Kane la miro de pies a cabeza; una mirada muy sexual.

Willow supuso que deberia sentirse insultada, pero le resulto fascinante.

– Creeme, los hombres te desean. Lo que pasa es que no te das cuenta.

– No, no es verdad. Yo soy la clase de chica simpatica y carinosa que acoge en su casa a hombres que se sienten perdidos. No es que se vengan a vivir conmigo, claro esta, pero los ayudo. Los animo, los apoyo, los mimo… y luego se van. Pero esos hombres nunca… bueno, ya sabes.

– ?Nunca han mostrado interes en acostarse contigo? -pregunto el sin andarse con rodeos.

Willow parpadeo.

– No; por lo general, no. La verdad es que no me importa. Con algunos hago amistad, con otros… -Willow se encogio de hombros-. En fin, es la vida.

Y realmente no le molestaba. Su destino era ayudar a los hombres y luego, cuando estaban bien, se quedaba sola. Sin embargo, a veces no le habria importado que la vieran como algo mas que una amiga. Habia habido un par de ellos con los que le habria gustado llegar a algo mas.

– Dejemos las cosas claras, yo no necesito que me ayuden -dijo Kane.

Willow no sabia si creerlo o no, pero estaba dispuesta a no profundizar en ese tema de momento. Sobre todo, porque el deseo que veia en el era increible.

– Eres tan fuerte y tan guapo… -dijo ella con un suspiro-. Aunque no seas mi tipo.

– Me alegra saberlo -comento el ironicamente.

– Puedes besarme otra vez. Te lo permito.

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