– No sale contigo solo porque tenga que hacerlo. Ya no. Ha conseguido lo que queria hace semanas. Ademas, ?que pasa con el congelador que te regalo? ?Y los regalos?
Unos dias antes habia llegado una caja con regalos para las chicas. No habia nada para ella. Entonces habia pensado que se lo daria en persona el dia de Navidad, pero ya no estaba tan segura.
– Valentina sigue enamorada de el.
– ?Y que? Ella lo dejo, ?no? Ella tuvo su oportunidad, ahora es la tuya.
– Mira, agradezco mucho tu apoyo, pero merecen una segunda oportunidad.
– ?Y tu que? Se que estas enamorada de Duncan.
– Ya se me pasara -dijo Annie, pulsando el boton de compra mientras intentaba olvidar el precio del cuadrito. Queria regalarle a Duncan algo especial, algo que lo hiciera feliz.
– Deberias decirle que lo quieres -insistio Kami-. Para que sepa lo que hay.
Annie consiguio sonreir.
– No va a comprar un coche, no tiene que hacer comparaciones.
– A lo mejor alguien tiene que recordarle que es lo importante. Tu eres lo mejor que le ha pasado en su vida y si no se da cuenta es un idiota.
– ?Tambien deberia decirle eso?
– ?Desde luego!
Annie llego a la oficina de Duncan poco despues de las cuatro. Habia llamado para pedir cita porque queria asegurarse de que estuviera alli. Supuestamente, tenian que salir juntos esa noche, pero no la necesitaria para mas fiestas porque su reputacion habia sido salvada y seguramente tenia cosas mas importantes que hacer. Como seguir adelante con su vida, por ejemplo.
Annie llevaba todo el dia diciendose a si misma que estaba haciendo lo que debia, que amar a Duncan significaba querer lo mejor para el, que debia ser fuerte. Perder a Ron y A.J. no habia sido tan importante. Se habia recuperado en cuestion de semanas. Pero perder a Duncan era diferente. Se habia enamorado de el por completo.
La secretaria de Duncan le abrio a la puerta y, en cuanto entro en el despacho, el colgo el telefono.
– ?Por que has pedido una cita? -le pregunto, con una sonrisa en los labios-. Tenia que ir a buscarte en un par de horas.
Estaba guapo, penso ella, admirando la anchura de sus hombros, la forma de su boca. Y sus ojos. ?Como podian haberle parecido frios alguna vez? En aquel momento estaban llenos de alegria.
Duncan salio de detras de su escritorio y la tomo por la cintura.
– A ver si lo adivino: has venido a convencerme para que reparta beneficios con mis empleados.
– ?Puedes repartir beneficios con tus empleados? Oye, pues deberias pensarlo.
Que tipico de Annie, penso Duncan, llevandola al sofa. Volvia del colegio, lo sabia porque llevaba una falda por debajo de la rodilla y un jersey ancho. Tenia el pelo un poco alborotado y no llevaba ni gota de maquillaje. No era la Annie sofisticada con la que iba a las fiestas, era mas real, mas bonita.
Ella se aclaro la garganta antes de decir:
– Hable con Valentina en la fiesta de anoche.
El buen humor de Duncan desaparecio de repente y no la sorprendia.
– No se que te dijo, pero esta mintiendo. No se puede confiar en ella, Annie. Hara lo que sea, dira lo que sea para salirse con la suya.
– Pero te quiere.
– ?Y tu la has creido?
– Te quiere, Duncan. Se ha dado cuenta de que cometio un error y quiere volver contigo. Estuvisteis casados, le debes una oportunidad.
Annie habia creido las palabras de Valentina, podia verlo en sus ojos. Aunque en ellos habia algo mas. Dolor tal vez, desconsuelo.
?O estaria viendo demasiado? El no sabia mucho sobre las mujeres. Sabia que mentian, que manipulaban, al menos esa habia sido su experiencia. Sabia que, si tenian la oportunidad, venderian a cualquiera.
Aunque Annie no era asi. Parecia autentica, sincera. La habia visto con sus alumnos, con sus primas y con su tio. Era exactamente lo que parecia ser, sin enganos. Abierta, divertida, sincera. Se movia con el corazon, lo cual la convertia en una ingenua, pero todo el mundo tenia defectos.
– ?Has venido a hablarme de Valentina? -le pregunto, incredulo.
– Estaba llorando, Duncan. Esta locamente enamorada de ti. Al principio no queria creerla, pero cuando me pregunto si habia estado enamorada alguna vez, si habia encontrado a la persona de mi vida… se que lo decia de verdad.
– Es muy buena actriz, Annie. No te dejes enganar por esas lagrimas.
– Pero es tu mujer.
– Ex mujer. Hace tres anos que dejo de ser mi mujer.
– ?De verdad vas a decirme que no la quisiste? ?Que te da igual?
– Claro que la queria cuando me case con ella -respondio el, enfadado-. Fui un idiota.
– Pero deberias escucharla…
Duncan se levanto para acercarse a la ventana, frustrado.
– No tengo nada que decirle.
– Pero me ha suplicado que me apartase y eso es lo que tengo que hacer. Dale una oportunidad.
– Tenemos un trato, Annie.
– Pero ya casi ha terminado. ?Que mas da que dejemos de vernos ahora o dentro de unos dias?
Duncan habia sabido que su relacion tenia fecha de caducidad, pero hasta aquel momento no habia querido pensar en lo que pasaria despues de las navidades, cuando Annie ya no estuviera a su lado.
Se marchaba, como se habian marchado todas. Su excusa era noble, pero el resultado era el mismo. Se marcharia y el se quedaria sin ella…
– Nuestro acuerdo es muy claro -le dijo entonces, furioso-. Si te marchas ahora, tu hermano ira a la carcel.
Duncan se preparo para las lagrimas, para el ataque de furia, para las amenazas. Pero Annie se limito a sonreir.
– Por favor, los dos sabemos que eso no es verdad. Tu no eres esa persona -la sonrisa temblo un momento en sus labios antes de desaparecer-. ?Crees que esto es facil para mi? Pues no lo es. Te quiero, Duncan. Pero mira tu vida y mira la mia. Este no es mi sitio. Lo he pasado muy bien y eres una persona estupenda, mereces ser feliz. Por eso es importante para mi que le des otra oportunidad a Valentina. Una vez la quisiste y tal vez era un mal momento para los dos, tal vez no fuisteis capaces de entenderos.
Duncan habia creido conocer a Annie, pero no era cierto. ?Lo amaba y queria que estuviera con otra persona? La ridiculez de esa afirmacion lo enfurecio aun mas.
– Si me quisieras te quedarias conmigo -le dijo, con voz ronca-. Ahora me diras que quieres que sigamos siendo amigos.
– Estas enfadado.
– Y tu estas jugando conmigo, Annie. Si quieres marcharte, marchate. No me cuentes historias de que es lo mejor para mi… eso es mentira y tu lo sabes.
Vio que sus ojos se llenaban de lagrimas, pero al contrario que las lagrimas de Valentina, aquellas le dolian en el alma.
– Tu eres todo lo que yo he sonado siempre. Eres fuerte, bueno, generoso, divertido. Me gustaria pasar el resto de mi vida contigo, casarme y tener un monton de hijos. Me gustaria que los vecinos nos mirasen y dijeran: mira, son los Patrick, que llevan casados desde siempre -Annie aparto las lagrimas con la mano-. Pero no puedo pensar solo en mi. Tambien esta Valentina y creo que estoy haciendo lo que debo…
– ?Y no se te ocurre pensar en mi?
– Solo haria falta una palabra, Duncan. No voy a luchar porque pense que no serviria de nada, que tu no me querias. Dime que todo ha terminado con Valentina para siempre, que me quieres. Y si me lo pides, me quedare.
Duncan entendio su juego entonces, queria atraparlo.