mas que contigo.
– Me gustaria decir que lamento que no haya salido bien, pero no seria verdad -suspiro Annie-. Supongo que eso es malo, ?no?
– No, a mi me pasa lo mismo. ?Quieres que te de el discurso?
– No, tal vez despues.
Por el momento solo queria estar con el, sentirlo cerca y saber que la amaba. Era perfecto. Duncan era su regalo de Navidad.
– Por lo menos deja que haga mi papel -Duncan saco una cajita del bolsillo y alli, en el aparcamiento de la iglesia, clavo una rodilla en el suelo-. Te quiero, Annie McCoy. Siempre te querre. Por favor, di que te casaras conmigo y pasare el resto de mi vida haciendo que tus suenos se hagan realidad.
Luego abrio la cajita y Annie contuvo el aliento al ver un anillo de diamantes.
– ?De verdad quieres casarte conmigo?
– Es lo unico que quiero, carino. Ahora que te he encontrado, no pienso dejarte ir.
Annie no sabia como o por que habia tenido tanta suerte, pero se sentia la mujer mas feliz de la tierra.
– Si, me casare contigo.
Duncan rio mientras se incorporaba para ponerle el anillo en el dedo. Y luego se abrazaron como si no quisieran soltarse nunca.
– Te he echado de menos -murmuro-. He estado perdido sin ti.
– Yo tambien.
– Me has cambiado, Annie. ?Como he podido tener tanta suerte?
– Eso es lo que yo estaba pensando, que he tenido mucha suerte de encontrarte -dijo ella. Cuando abrio los ojos vio una estrella muy brillante en el cielo-. Mira, Duncan.
– Solo es Venus.
– No me digas eso. ?No crees que podria ser un milagro de Navidad?
– Si eso te hace feliz…
– Si, me hace feliz.
– Entonces es un milagro -rio Duncan, besandola-. Feliz Navidad, Annie.
– Feliz Navidad, Duncan.
SUSAN MALLERY