naranja.

– ?Que estas haciendo? -le pregunto el, pensando que el estres le habia hecho perder la cabeza.

– Sacando mi chocolate de emergencia. Vivo con tres mujeres y si cree que algo de chocolate duraria mas de cinco minutos en esta casa, esta muy equivocado -Annie se echo un punado de bolitas en la mano y volvio a cerrar la bolsa.

– ?Por que son de color naranja?

Ella lo miro como si tuviera dos cabezas.

– Son M &M de Halloween. Los compre a primeros de noviembre, cuando estaban a mitad de precio - contesto metiendose una bolita en la boca.

Muy bien, aquello era muy extrano, penso Duncan.

– Antes estabas tomando una copa de vino. ?Ya no la quieres?

– ?En lugar del chocolate? No.

Llevaba un jersey ancho de color azul, a juego con sus ojos, y una falda que le llegaba por la rodilla. Iba descalza y… tenia unas margaritas diminutas pintadas en cada una. Aparte de eso, Annie McCoy no llevaba ni gota de maquillaje, ni joyas, solo un reloj barato en la muneca. Tenia el pelo rizado, de un bonito tono dorado, que caia sobre sus hombros. No parecia una mujer muy preocupada por su aspecto.

Y le parecia muy bien. El exterior se podia arreglar, lo que a el le preocupaba era el caracter. Por lo que habia visto, era una persona compasiva y generosa. En otras palabras, una ingenua. Mejor para el. En aquel momento necesitaba una persona asi para que los del consejo de administracion lo dejasen en paz hasta que pudiese retomar el control.

– No has respondido a mi pregunta.

Annie suspiro.

– Lo se, pero no he respondido porque sigo sin saber que quiere de mi.

El senalo las sillas que rodeaban la mesa de la cocina.

– ?Por que no nos sentamos?

Era su casa, deberia ser ella quien lo invitase a sentarse. Aun asi, Annie se encontro apartando la silla. Deberia ofrecerle tambien un caramelo de chocolate, pero tenia la impresion de que iba a necesitarlos todos.

Duncan Patrick se sento frente a ella y apoyo los codos en la mesa.

– Soy el propietario de una empresa… Industrias Patrick.

– Digame que es un negocio familiar -suspiro Annie-. Lo ha heredado, ?verdad? No sera tan egocentrico como para haberle puesto su nombre, ?no?

El tuvo que disimular una sonrisa.

– Veo que el chocolate te da valor.

– Un poco, si.

– Herede la empresa cuando estaba en la universidad. Era una empresa pequena y la converti en una corporacion multimillonaria en quince anos.

Pues que suerte, penso ella. Pertenecer al dos por ciento de la poblacion que habia sacado un sobresaliente alto en la revalida no era precisamente impresionante comparado con sus millones.

– Para llegar tan lejos y tan rapido he tenido que ser despiadado -siguio el-. He comprado empresas y las he fusionado con la mia para modernizarlas y conseguir beneficios.

Annie conto los caramelos que le quedaban. Ocho bolitas de cielo.

– ?Esa es una manera amable de decir que se dedica a despedir gente?

El asintio con la cabeza.

– Al mundo empresarial le encantan las historias de exito, pero solo hasta un punto. Ahora todos me consideran un monstruo y estoy teniendo mala prensa ultimamente, asi que necesito contraatacar.

– ?Y por que le importa lo que la gente diga de usted?

– A mi no me importa, pero al consejo de administracion si. Tengo que convencer a todo el mundo de que soy… una buena persona.

Annie tuvo que sonreir.

– Y no lo es, ?eh?

– No.

Tenia unos ojos inusuales, penso ella. El gris daba un poquito de miedo, pero resultaba atractivo. Si no fuesen tan frios…

– Tu eres exactamente lo que pareces, una profesora joven y guapa con mas compasion que sentido comun. A la gente le gusta eso y a la prensa tambien.

– ?A la prensa, que prensa?

– Me refiero a la prensa economica, no a los programas de cotilleo. Desde hoy hasta el dia de Navidad tengo que acudir a una docena de eventos y quiero que vayas conmigo.

– ?Para que?

– Quiero que todo el mundo crea que estamos saliendo juntos. Por supuesto, todos pensaran que eres encantadora y, por asociacion, cambiaran de opinion sobre mi.

Sonaba relativamente facil, penso ella.

– ?Y no seria mas facil ser una buena persona? Esto me recuerda al instituto, cuando la gente se esforzaba al maximo para hacer trampas. Podrian haber pasado todo ese tiempo estudiando y habrian conseguido sacar mejores notas, pero preferian copiar.

Duncan fruncio el ceno.

– Mis razones no estan a debate.

– Bueno, lo decia por decir -sonrio Annie, tomando otra bolita de chocolate.

– Si estas de acuerdo, tu hermano ingresara en una clinica inmediatamente, en las condiciones que hemos hablado antes, y tendra la segunda oportunidad que tu pareces creer que merece. Pero si le cuentas a alguien que nuestra relacion es falsa, si dices algo malo de mi, Tim ira a la carcel.

Un trato con el diablo, penso Annie, preguntandose como era posible que una buena chica como ella se hubiera metido en un apuro como aquel. Claro que ser «una buena chica» era lo unico importante, por lo visto.

La sensacion de estar atrapada era real. Como lo era que, aunque todo el mundo parecia creer que su obligacion era cuidar de los demas, nadie, ni su hermano Tim ni, aparentemente, Duncan Patrick, se molestaban en pensar en ella.

– No pienso mentirle a mi familia -le dijo-. Mis primas y Kami tienen que saber la verdad.

Duncan parecio considerarlo un momento.

– Solo ellas. Pero si se lo cuentas a alguien mas…

– Ya, lo se, lo se, que me corten la cabeza. ?Ha hecho algun seminario sobre comunicacion o Relaciones Publicas? Yo creo que si se esforzase un poco podria…

Los ojos grises se volvieron de hielo, de modo que Annie decidio cerrar la boca.

– ?Estas de acuerdo?

?Que otra cosa podia hacer?, se pregunto ella. Tim necesitaba ayuda. Habia intentado convencerlo muchas veces de que lo suyo era una enfermedad, pero su hermano no le hacia caso. Tal vez si le obligaban a ingresar en un hospital y hablar con un psicologo podria cambiar.

Y como la alternativa era que acabase en la carcel, ella no podia hacer nada.

– Muy bien, de acuerdo -dijo por fin-. Me hare pasar por su novia hasta Navidad. Le dire a todo el mundo que es amable, dulce y tiene el corazon blandito como una nube de algodon -Annie fruncio el ceno-. Pero no se nada sobre usted. ?Como voy a hacerme pasar por su novia?

– Yo te dare el material que necesites.

– No creo que sea una lectura muy emocionante.

Duncan decidio pasar por alto el comentario.

– A cambio, Tim conseguira la ayuda que necesita, cincuenta por ciento de la deuda sera perdonada y haremos un plan de pagos razonable para el resto. ?Tienes un vestuario apropiado?

– ?Que quiere decir con lo de «apropiado»?

Duncan la miro fijamente y luego miro la cocina y el gastado suelo de linoleo.

– Sera mejor preparar una cita con un estilista. Y cuando termine el mes podras quedarte con la ropa -dijo

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