Raul se mostro incomodo y estrecho la mano de a mujer.
– Ah, gracias.
– De nada. Estoy lista para ti.
El se inclino hacia Pia.
– No te marcharas, ?verdad?
– No, me quedo aqui para protegerte.
– Bien.
Era consciente de que todas las mujeres estaban mirandolo. Estaba acostumbrado a recibir atencion, pero no de un modo tan descarado.
Bella lo sento en una silla y lo cubrio con una capa de plastico. Despues se situo tras el, poso las manos sobre sus hombros y lo miro desde el espejo.
– ?Que quieres?
– Un corte, nada mas -dijo Pia con los ojos resplandecientes de diversion-. Es su primer corte de pelo en el pueblo.
Bella sonrio.
– Y has venido a mi…
– ?Adonde si no ibamos a ir? -pregunto Pia.
– Exacto -Bella le humedecio el pelo y se lo peino-. ?Estais juntos?
– No -se apresuro a responder Pia.
– Si -insistio Raul igual de deprisa.
Bella enarco las cejas.
– Creo que eso deberiais aclararlo entre los dos.
Pia lo miro.
– No estamos saliendo.
– Estamos juntos.
– De acuerdo, pero no de ese modo. Solo porque… -se detuvo y miro a su alrededor, consciente de que estaban escuchandola.
El se habia referido a lo de ser su companero de embarazo, pero obviamente ella habia estado pensando en la noche que habian pasado juntos.
– Hombres -murmuro ella antes de comenzar a hablar con otra de las peluqueras.
Bella cortaba el pelo con eficiencia y seguridad.
– Asi que te gusta nuestra Pia, ?eh?
– Mucho.
– ?Como amiga o como algo mas?
– Somos amigos.
– Entonces eres tonto.
El contuvo una sonrisa. Siempre le habia hecho gracia las mujeres que decian lo que pensaban.
– ?Por que?
– Pia vale diez veces mas que cualquier mujer con la que hayas salido. Es una buena chica. Inteligente, atenta y preciosa.
El se giro para poder ver a Pia por el espejo. Se habia quitado la chaqueta y podia ver como su jersey se cenia a sus curvas. Se reia por algo que el no pudo oir, pero el sonido resulto maravilloso y lo hizo sonreir.
Era todo lo que habia dicho Bella y mas. Tenia corazon y caracter. Nadie sabia lo de los embriones; podria haberse olvidado de ellos y haberlos donado a la ciencia o haberse deshecho de ellos sin mas, pero no habia pensado en ninguna de esas dos cosas. No admiraba a mucha gente, pero ella era una de esas personas.
– Lo que le sucedio fue muy triste -continuo Bella-. Perder a su padre de aquel modo y despues ver como su madre se marchaba a Florida. Ahi estaba Pia, en su ultimo ano de instituto y lo habia perdido todo. Tuvo que pasar a cuidados adoptivos.
– Lo he oido -murmuro el, preguntandose que clase de madre abandonaba a su hija sin pensarlo. Pia tuvo que enfrentarse a todo sola.
Se vio queriendo solucionar el problema, a pesar de que todo habia sucedido hacia como una decada. Aun asi, era necesario hacer algo. Actuar.
– Ha tenido novios -anuncio Bella.
– Seguro que si.
– Pero nunca se han quedado a su lado, pobre Pia. No se que pasa, pero se marchan.
No era una conversacion que quisiera tener con Bella, penso. Su mirada volvio a Pia. Habia tenido una vida dificil que estaba a punto de complicarsele tres veces mas. ?Quien cuidaria de ella? ?Quien estaria a su lado cuando necesitara ayuda?
Sabia que tenia amigas y que el pueblo se volcaria en ella, ya que Fool’s Gold parecia esa clase de lugar, pero durante el dia a dia, Pia estaria sola.
Se pregunto si ella habria pensado en eso, si sabia donde se estaba metiendo. Pia se giro y se topo con su mirada en el espejo. El le guino un ojo y ella volvio a la conversacion que estaba manteniendo.
Habia estado enamorado dos veces en su vida. Su primera novia y el se habian separado y despues Caro habia traicionado parte de sus votos matrimoniales. No queria volver a vivir eso. Era mas seguro no implicarse, pero por otro lado existia la realidad de querer una familia, de necesitar esa conexion. No podia tener una cosa sin la otra… o eso habia creido siempre.
– Puedo oirte -grito Pia por la puerta cerrada del bano.
– Estoy sentado, no hay nada que puedas oir.
Aun asi, ella estaba segura de que habia ruidos. O tal vez el problema era que no los habia. Eso si que era sentirse presionada, penso mientras se levantaba y se subia las braguitas y los vaqueros.
Abrio la puerta del bano.
– No puedo hacerlo estando tu aqui -alzo las manos-. Y no me digas que no estamos en la misma habitacion porque es practicamente lo mismo.
Raul sacudio la cabeza y se levanto.
– ?No puedes soportar el calor, eh? -dijo con humor.
– El calor no es el problema.
– ?Has probado a abrir el grifo del agua? El sonido podria ayudarte.
– No voy a quedarme aqui hablando contigo sobre mi incapacidad para hacer pis.
– Ya lo estas haciendo.
Ella volteo los ojos y senalo a la puerta.
– Ve al vestibulo hasta que haya terminado.
– He metido mi lengua en tu boca.
– Esa no es la cuestion.
– ?Podemos tener sexo, pero no puedo estar en la habitacion de al lado mientras vas al bano?
– Exacto.
– Bien -cruzo la habitacion y salio, aunque asomo la cabeza-. ?Que le digo a los vecinos si me preguntan que hago merodeando por aqui?
– No hagas que te mate.
El se rio y cerro la puerta.
– Hombres -murmuro Pia antes de volver al cuarto de bano.
Despues de sentarse, abrio el grifo y agarro el palito de plastico. Todo iria bien, se dijo. Hacia pis varias veces al dia, tampoco era tanto esfuerzo. Era algo natural. Sencillo.
Pero en ese momento, no le parecia nada sencillo. Le parecia imposible. Cerro el agua e intento canturrear mientras respiraba lentamente. Su vejiga se negaba a vaciarse.
«Nunca mas», se dijo. El embarazo era algo muy duro. Cuando por fin lograra hacer pis en el palito, iria a comprar un helado, por mucho frio que hiciera fuera. Queria uno de nata con chocolate caliente…
– ?Oh, no!
Cuando habia dejado de prestar atencion, su cuerpo habia respondido. Empapo el palito, lo poso sobre un