Capitulo 9

Molly estaba temblando, pero no tanto como para no poder hablar. Inspiro. Ya estaba, ya lo habia dicho. Dylan todavia no habia salido corriendo, pero seguramente era porque estaba en estado de shock. En cuanto lo superara, partiria con rumbo desconocido. Sin embargo, hasta que eso ocurriera, decidio seguir hablando.

– Me estaba examinando el pecho, como hago una vez al mes -dijo Molly-. Muchas mujeres lo hacen. Cuando empece, tenia miedo porque no queria encontrar nada. Se que suena raro, porque si me estoy examinando el pecho parece que de alguna manera acepto que podria haber un bulto, pero despues de unos meses, se olvida esa posibilidad -movio la cabeza-. Lo siento. No estoy yendo al grano.

– No pasa nada -dijo Dylan en voz baja y grave-. Cuentamelo como te apetezca.

La luz de la mesilla de noche iluminaba la cama y el suelo, pero casi todo el cuerpo de Dylan estaba en sombras, incluido su rostro. A Molly le costaba leer su expresion, pero en parte podia ser porque no queria saber que estaba pensando.

– Bueno, note algo -continuo, tratando de mantener la calma. Solo con recordarlo volvia a sentir el mismo terror que la habia invadido al encontrar el bulto. Incluso en aquellos momentos le resultaba dificil no dejarse llevar por el panico-. Llame a mi medico y me recibieron aquel mismo dia. Me examino. Al principio, penso que podia ser un quiste -Molly lo miro con expectacion, y Dylan movio la cabeza.

– No se que es eso.

– Por lo general, es inofensivo. Los quistes se forman en el pecho. Son bolsas llenas de liquido. Son dolorosas, pero no dan grandes problemas. Normalmente, el medico utiliza una aguja para aspirarlos, ya sabes, para quitar el fluido. Pero el bulto que yo tenia no era un quiste, no habia fluido. El siguiente paso fue la mamografia.

No queria pensar en ello. No queria recordar el terror frio de aquel dia o la presion de la maquina. Habia gritado durante la prueba, no porque le doliera sino porque tenia miedo y estaba sola.

– Despues, mi medico siguio sin estar segura, asi que sugirio extirparme el bulto. Lo examinarian y me harian saber que era. Me lo quitaron el viernes de esa misma semana.

Molly se abrazo y forzo una sonrisa. Queria salir corriendo y dejar atras todo el miedo y las preguntas. La cuestion era que no tenia donde ir. Ya habia huido y el problema la habia seguido. Lo unico que podia hacer era aceptarlo.

– ?Que encontraron? -pregunto Dylan.

– No estan seguros. Las celulas son atipicas. Creo que es una manera ingeniosa de decir que no saben lo que es. Mi medico mando una muestra a un laboratorio para que la analizaran. El dia que decidi venir a verte, me llamo desde el consultorio. Habia recibido el informe, pero iba a pedir una segunda opinion a otro laboratorio -lo estaba explicando tan bien que las lagrimas fueron inesperadas. Contuvo el aliento mientras sentia como le abrasaban los ojos. Una sola lagrima se deslizo por su mejilla y se la seco con la mano enseguida-. Mi… Mi medico dice que solo es una comprobacion -continuo, con la voz gruesa-, que quiere estar segura y no preocuparse. Pero yo no puedo evitar pensar que la verdad es tan horrible que por eso necesita una segunda opinion. Me ha dicho que intente ser paciente, que llene los dias con cosas que me ayuden a olvidar, pero es… dificil.

Mas lagrimas. En aquellos momentos caian a mas velocidad.

– Por eso llamo por telefono todas las noches. Quedo en llamarme para decirme los resultados del segundo laboratorio. Estoy esperando noticias.

No podia mirar a Dylan, no queria saber que estaba pensando. ?Estaba horrorizado? Seguramente. Trato de recobrar la compostura y convencerse de que todo estaba bien mientras esperaba a que Dylan se pusiera en pie.

Aquella preparacion no sirvio de nada. Cuando el colchon se movio, penso que iba a vomitar. Luego, dos brazos fuertes y calidos la rodearon y la estrecharon. El consuelo fue tan inesperado, tan maravilloso, que rompio en sollozos.

Dylan abrazaba a Molly con fuerza contra su pecho. Como no sabia que otra cosa hacer, se quedo callado, dejando que se enfrentara al dolor a su manera. El mismo no sabia como se sentia. Conmocionado, desde luego. Mas bien atonito. No podia recordar todo lo que habia imaginado cada noche cada vez que se metia en su cuarto para llamar por telefono, pero no habia sido nada parecido a aquello. Descanso la mejilla sobre sus cabellos.

– Molly -murmuro-, pequena Molly. No puedo creer que hayas tenido que enfrentarte a todo esto. No me extrana que quisieras huir.

– A veces es dificil -dijo con palabras ahogadas-, Janet me ha apoyado mucho. Despues de decirle lo del bulto, quiso venir para el dia de la intervencion. Pero tiene a sus hijas y a Thomas. Luego, queria que fuera a su casa. Prometio que mis sobrinas serian una gran distraccion. Creo que si no hubieras querido venir conmigo, habria ido a verla – levanto la cabeza. Habia lagrimas en su rostro y tenia los ojos rojos. A Dylan no le importaba, era hermosa-. Gracias -dijo Molly-. Por no salir corriendo o retroceder. Sea lo que sea, no es contagioso.

Dylan le seco las lagrimas.

– Esa idea no se me ha pasado por la cabeza. No tengo miedo de ti, solo… -se encogio de hombros-, estoy asimilandolo todo, supongo.

– Tal vez no deberia haberte contado todo esto.

– No, no digas eso. Somos amigos, y los amigos comparten informacion.

Molly asintio, luego apoyo la cabeza en su pecho una vez mas. Dylan maldijo en silencio. Desde luego, oir hablar a Molly de su vida le permitia ver sus insignificantes problemas con otra perspectiva. Todo aquel tiempo habia estado preocupandose de si debia vender o no la compania, mientras que ella se enfrentaba a una situacion de vida o muerte.

Un frio nudo se formo en su estomago al repetir aquel ultimo pensamiento. Tres palabras sobresalieron entre las demas. Vida o muerte. Dylan fue presa del panico. Molly podia morir.

Resistio la urgencia de estrecharla aun con mas fuerza, como si asi pudiera mantenerla a salvo. Cielos, no queria perderla. No despues de haberla encontrado. Molly era especial, una buena persona. No se merecia aquello.

– ?En que estas pensando? -le pregunto ella.

– En nada.

– Mentiroso. Acabas de ponerte rigido. Si quieres apartarte de mi, lo comprendere.

– De ninguna manera, jovencita. Estas atrapada aqui conmigo -le acaricio el pelo con la mejilla e inspiro el dulce aroma de su cuerpo-. Solo estaba pensando en que no es justo.

– Olvidalo -le dijo-. Le he estado dando vueltas una y otra vez y no hay respuesta a esa pregunta. Tienes razon, no es justo. ?Y que?

Molly parecia fuerte y segura de si misma.

– Soy un hombre. Quiero arreglarlo.

– No puedes.

– Lo se.

Eso era lo peor de todo. Lo sabia.

– No te molestes en comprenderlo, Dylan. No te lo he contado por eso, solo queria que entendieras mi situacion. Teniendo todo en cuenta, estoy muy bien. Estos dias han sido maravillosos, he sido capaz de olvidar y divertirme. Lo necesitaba.

– Lo has llevado muy bien. Estoy impresionado.

– No lo estes. Solo estoy yendo paso a paso. No hay valor en eso.

– Te equivocas.

– Tus palabras favoritas -Molly se echo a reir.

– Tengo otras palabras que me gustan igual.

– No lo creo -Molly le sonrio.

Todavia habia lagrimas en su rostro, pero el dolor y la pena habian desaparecido de sus ojos. La abrazo y ella le devolvio el abrazo.

Le gustaba sentir los brazos de Molly alrededor de la cintura y frotandole la espalda. Como no, todavia la

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