?cuantos?, ?diez dias? Creia que ibamos a seguir viajando.

– ?Quieres que nos vayamos?

– No, me gusta este lugar. Pero me parece divertido que solo estemos a ciento cincuenta kilometros de Los Angeles. Si hubiera sabido que era tan facil huir, lo habria hecho antes.

– ?Cual es la segunda razon?

– El lugar al que me gustaria ir. No pongas esa cara. Lo sugiero porque es hermoso, no porque sea morbido.

– ?A donde quieres ir?

– A la mision de Santa Barbara.

Dylan le toco la punta de la nariz.

– Tus deseos son ordenes.

– ?De verdad? Entonces, quiero ir a Paris a almorzar.

– Hubo un tiempo en que la gente podia recorrer California a pie de un extremo a otro parando en las misiones -dijo Molly cuando salieron de la iglesia principal-. Se supone que debian estar a un dia de caballo una de otra. ?O era a un dia andando? No, entonces estarian demasiado juntas. Pero bueno, habia muchas.

Molly se detuvo en la escalera y contemplo el viejo edificio. Dylan siguio su mirada. La estructura de piedra y madera se habia conservado durante mas de cien anos.

– Es hermoso -le dijo-. Como habias prometido.

– Pues si te gusta el santuario, espera a ver los jardines del cementerio. Son preciosos.

Dylan dio la vuelta a la iglesia detras de ella. A su alrededor habia viejos arboles con nudos y arbustos recortados artisticamente. El cementerio estaba dividido en secciones separadas por muros de piedra, creando espacios pequenos para grandes familias. Por todas partes habia flores.

Molly lo condujo hacia una seccion mas antigua. Habia estatuas de pequenos angeles, tumbas largas, una profusion de flores y bancos en varios puntos. Molly se sento sobre un asiento de piedra y dio unas palmaditas en el espacio vacio que quedaba a su lado.

– Me gusta esta parte -le dijo-. Hay tumbas de principios del siglo diecinueve. Creo que algunas de las primeras familias espanolas estan enterradas aqui -lo miro y sonrio-. ?Que te parece?

– Nunca habia estado en la mision.

– Ya lo habia imaginado. ?Te disgusta?

– En absoluto.

Dylan se sento junto a ella. La tarde era calida y los dos iban en manga corta. La camiseta de Molly no servia para ocultar sus curvas. Dylan se sorprendio tratando de no fijarse en sus senos, como si ya no estuviera bien que los mirara. Aquello lo confundia. Eran del mismo tamano y forma que el dia anterior, pero entonces le habia parecido bien pensar en tocarlos y saborearlos. Seguia deseandola, y la imaginaba en su cama, desnuda, con los cabellos extendidos sobre la almohada, las piernas abiertas para el. Seguramente, podian arrestarlo por sus pensamientos.

Trato de apartar aquellas imagenes de su mente, pero Molly no lo ayudaba. Se habia recostado en el banco con los codos en el respaldo, sacando el pecho hacia fuera. Dylan penso en la intervencion que habia tenido, seguramente tendria un par de puntos o un cardenal donde le habian hecho la incision. ?Significaria eso que sus senos eran menos sensibles? Siempre que evitara esa parte de su seno izquierdo, ?no sentiria placer si la acariciaba?

«Olvidalo», se dijo. Miro a su alrededor, confiando en poder encontrar algo de que hablar, pero lo unico que veia eran plantas y tumbas. A pesar de que hacia un dia esplendido, estaban a mitad de semana, a mediodia, y eran los unicos turistas a la vista.

– Que tranquilo esta esto -dijo finalmente, consciente de que era un debil intento por mantener la conversacion.

– Lo se, por eso me gusta. Intento pasar por aqui siempre que vengo a Santa Barbara. Esa es mi favorita - dijo senalando una hilera de tumbas colocadas frente a una estatua de Jesus-. Es una familia y siguen juntos. Cinco generaciones. Si fuera mi familia – continuo-, me tendrian reservado un espacio al otro lado de la iglesia.

Dylan se volvio para mirarla. Lo habia dicho en tono casual, como si no tuviera importancia, pero detecto el dolor en su voz.

– ?De que estas hablando?

Echo la cabeza hacia atras y contemplo el cielo.

– Han pasado muchos anos, asi que entiendo por que no recuerdas como eran las cosas en mi casa, pero no eramos una familia unida. Janet y yo nos peleabamos constantemente, mi madre parecia ver mal todo lo que hacia y mi padre… -suspiro-. Estaba de cuerpo presente, pero emocionalmente habia desaparecido hacia tiempo.

– Se que Janet y tu os peleabais -dijo al recordar como Janet no dejaba de quejarse de Molly y lo molesto que eso era-. Pero segun dicen, todos los hermanos pelean.

– Tarde en darme cuenta de donde estaba el fallo -dijo Molly-. Pense que las cosas mejorarian cuando Janet se hubiera ido a la universidad, pero no fue asi. Seguia sintiendome como una extrana. Un dia, cuando Janet estaba en casa durante las vacaciones, me invito a almorzar. Me dijo que finalmente se habia dado cuenta de que mi madre incitaba las discusiones entre nosotras, como si no quisiera que nos llevaramos bien. No lo habia pensado, pero en cuanto lo dijo, supe que tenia razon. El problema era averiguar por que.

Dylan le paso el brazo por los hombros y dejo la mano sobre el cuello de Molly. Su piel era suave y calida.

– ?Que hiciste? -le pregunto.

– Hurgue, tratando de encontrar algun papel viejo. Pero no encontre nada interesante. Un dia, cuando mi madre me reganaba por no haber cosido bien el dobladillo de un vestido, perdi la cabeza. Empece a gritar preguntandole por que me odiaba tanto. Creo que en realidad queria que me dijera que me amaba.

– Lo siento, Molly -Dylan no tuvo necesidad de preguntarle si las noticias habian sido buenas.

– No lo sientas. Me alegre de saber la verdad. Al parecer, despues de que Janet naciera, mi padre se absorbio mucho en su trabajo. Apenas estaba en casa. Mi madre se sentia sola y desgraciada y tuvo una aventura. No duro mucho, pero yo estoy viva y coleando, como recordatorio de lo ocurrido. No quiso decirme nada sobre mi padre biologico, y realmente no me importa. El hombre que me crio tampoco presto atencion a Janet, asi que no lo culpo por ignorarme. Mi madre es harina de otro costal.

A Dylan le costo asimilar lo que le estaba diciendo.

– ?Janet es solo tu hermanastra?

– Exacto. Se lo conte a Janet y me dijo que habia imaginado una cosa asi. No nos importa. Desde que fui a la universidad, no he tenido mucho contacto con mi madre. He intentado hacer las paces con ella un par de veces, pero no le interesa. Me dijo que se alegraba de que hubiera salido de su vida. Por fin.

Dylan penso en todo lo que el habia soportado de joven: ir a casa y encontrar a sus padres borrachos, el dolor de las palizas cuando estaban sobrios. Pero siempre habia sido capaz de echarle la culpa al alcohol. Habia alimentado la fantasia de que si dejaban de beber, todo saldria bien. Molly ni siquiera habia tenido eso, solo la cruda realidad de que su madre lamentaba haberla tenido. Se inclino hacia ella, pero Molly levanto las manos para detenerlo.

– No te preocupes, estoy bien.

– ?Y por que no me lo creo? -dijo levantando las cejas.

– No lo se, pero es cierto -sus ojos castanos se empanaron un poco-. De acuerdo, reconozco que habria preferido llevarme bien con mi madre, pero al menos se por que no pudo ser asi. Te sorprenderia saber lo mucho que ayuda eso. Ahora mi pasado tiene sentido. Janet y yo estamos muy compenetradas y eso significa mucho para mi.

Era algo, penso Dylan, pero queria que Molly tuviera mucho mas. Queria que mucha gente se preocupara por ella. Tenia gracia pensar en cuantas cosas tenia en comun con ella: la independencia, no saber si creia en el amor…

– Si vas a quedarte ahi compadeciendote de mi, voy a tener que darte un punetazo en el estomago -dijo con expresion fiera.

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