Dylan sonrio.

– No empieces algo que no puedas terminar. Si peleamos, te ganare.

– Te equivocas.

– ?Ah, si? Ya me diras por que. Soy mas fuerte de lo que tu serias nunca. Solo por ser hombre.

– Tu lo has dicho. Eres un hombre, no puedes pegarme.

Dylan abrio la boca, luego la cerro. Molly batio sus pestanas.

– Me encanta cuando gano.

– Eso no ha sido mas que un truco barato. Habria encontrado la manera de ganarte.

Molly se apoyo en el y lo rodeo con sus brazos. El la estrecho. Era tan bueno abrazarla. El deseo, nunca lejos de la superficie, volvio a la vida. Afortunadamente, Molly parecio no darse cuenta.

– Gracias -le dijo-, por todo esto. Por venir conmigo, por ser un buen amigo, por hacerme reir y por preocuparte por mi.

Dylan se quedo mirandola. Estaban tan juntos que podia besarla. Solo que no lo hizo, porque… demonios, no sabia por que. Tal vez porque sabia que Molly no podria aceptar solo eso. Querria explicaciones y argumentos que la convencieran que no se trataba de piedad. ?Acaso un hombre no podia desear a una mujer solo porque la deseaba?

– Me importas -le dijo.

– Habria vendido mi alma por oir esas palabras hace diez anos -apoyo la frente sobre su pecho-. Estaba tan enamorada de ti. Me hace gracia recordar lo convencida que estaba de que nunca desearia a ningun otro hombre.

– Claro que no.

– ?Que? -Molly lo miro.

– Oye -bromeo-, soy yo. ?Quien iba a ser sino el hombre de tus suenos?

Molly lo aparto a un lado y se sento derecha.

– Menudo ego.

– Solo estoy siendo sincero.

Se volvio del otro lado, cruzando las piernas y los brazos sobre el pecho. Era adorable.

– Si hubiera sabido como eras en realidad, no habria perdido el tiempo sonando contigo.

– Claro que si.

– ?Vas a decir siempre la ultima palabra?

– Seguramente.

Molly se echo a reir. A Dylan siempre le habia gustado aquel sonido, pero era mas importante para el desde que sabia que ocupaba su mente cuando estaba callada.

– Me alegro de que Janet y tu por fin os hicierais amigas -le dijo.

– Yo tambien. Se ha portado maravillosamente estas ultimas semanas. No habria podido sobrevivir sin su ayuda -entrelazo los dedos-. Tu has progresado tanto, Dylan. Tuviste una infancia conflictiva y te has convertido en un hombre de provecho. Estoy muy impresionada.

– Gracias. En parte ha sido el trabajo duro, pero tambien estar en el sitio apropiado en el momento apropiado.

– Es mas que eso. No has tenido miedo.

Dylan presintio que estaban en terreno poco seguro, aunque no sabia decir por que.

– Todo el mundo tiene miedo alguna vez.

– Lo se, pero yo he vivido la vida dominada por el miedo. Ahora lo veo. Si me pasa algo, algo malo, lo que mas lamentare es lo que no llegue a hacer. He llevado una vida tan insignificante. Es como si hubiera hecho un trato con Dios y le hubiera prometido no pedir demasiado. A cambio, no me ocurriria nada malo. No habria mucha alegria, pero tampoco mucho dolor.

– Y ahora piensas que, en realidad, no fue un buen trato.

– Exactamente. Me enfrento a un dolor potencial y no he hecho nada conmigo misma. No ha habido alegria. He querido y pensado hacer tantas cosas, pero al final no he hecho ninguna de ellas. Ahora me miro y pienso que es una tragedia -sus ojos se llenaron de lagrimas, pero las contuvo. Dylan se sintio frustrado. Habia mas de una situacion que no podia arreglar. Solo podia quedarse de brazos cruzados mientras Molly luchaba con su dolor-. Tal vez esa sea mi leccion -continuo-. Que tengo que aprovechar todo el tiempo que tengo y emplear cada hora de la mejor manera posible porque el tiempo es precioso.

Dylan no pudo evitarlo, la rodeo con sus brazos y la estrecho. Molly acepto de buena gana el abrazo. Luego Dylan empezo a mecerla, consolandolos a los dos con el movimiento.

– Lo siento -susurro Molly-. No pretendia disgustarte.

– No lo has hecho. Confieso que no ha sido una conversacion corriente. No suelo hablar del sentido de la vida.

Dylan no queria seguir con aquella conversacion, pero sabia que necesitaba hablar del tema. Y si no lo hacia con el, ?con quien? En aquellos momentos, el era todo su mundo. En otras circunstancias, aquella idea le habria impulsado a salir corriendo, pero en lugar de eso, deseaba permanecer a su lado, consolarla.

– Eres muy valiente -murmuro junto a su pelo.

– Deja de decir eso. Solo estoy tratando de reconciliarme con las circunstancias que no puedo controlar. Hay una diferencia.

– No, Molly, eres increible. Deja de contradecirme y acepta el halago, ?de acuerdo?

– Me encanta cuando pones voz de duro. Tengo hambre. ?Por que no nos saltamos las convenciones y nos tomamos un helado para almorzar?

– Eso esta hecho.

Dylan estaba tan inquieto como un leon en una jaula. Daba vueltas por la pequena casa de un lado a otro, deteniendose solo para contemplar la oscuridad antes de retomar la marcha. Molly estaba acurrucada en una esquina del sofa y lo miraba. A pesar de que llevaba una hora tratando de animarse, no podia desterrar el sentimiento de tristeza que la invadia. Tal vez porque no habia forma de eludir la verdad. Dylan queria irse.

La noche anterior se habia tomado la noticia muy bien, y aquella manana tambien. Despues de un almuerzo decadente de helado, habian ido al cine y luego de compras. Habia estado simpatico y atento, dandole la mano durante la pelicula y preguntandole si estaba a gusto en el restaurante. Molly se habia refugiado en sus atenciones, pero en aquellos momentos se preguntaba si no habia sido todo una fachada.

No le sorprendia. Habian pasado mas de dos semanas y Molly todavia no habia asumido que tenia un bulto en el pecho, era imposible que el lo hubiese aceptado en veinticuatro horas. A pesar de los ultimos diez dias, eran relativamente extranos. No le debia nada, se equivocaba al esperar que se quedara a su lado. El verdadero acto de amabilidad seria dejarlo marchar.

Lo miro cuando pasaba a su lado. Dylan no la miro, de hecho parecia no darse cuenta de que estaba en la habitacion. Habia tenido la esperanza… Movio la cabeza. Ninguna de sus esperanzas habian sido realistas. Ya era una adulta. Habia estado sola antes y volveria a estarlo. Dylan le habia hecho pasar diez dias maravillosos y eso era mas de lo que esperaba.

– Entiendo lo que te preocupa -le dijo.

Dylan se quedo de pie junto a la ventana, de espaldas a ella.

– Lo dudo.

– Te sientes frustrado por la situacion. Quieres irte, pero te sientes responsable de mi. No te preocupes. No me pasara nada.

Dylan se volvio para mirarla. Tenia el rostro tenso, los labios apretados y su mirada era indescifrable.

– ?De que demonios estas hablando?

No se acobardo al oir su tono aspero. Sabia que estaba mas enfadado consigo mismo que con ella.

– Ya me has dado mucho mas de lo que podia esperar. Estos dias han sido una aventura maravillosa, siempre los recordare. No solo porque me ayudaste en los momentos dificiles, sino porque me lo he pasado bien conociendote.

– Estas completamente equivocada -Dylan llego hasta donde estaba en tres largas zancadas, luego se sento en el sofa junto a ella. Despues de agarrarla de las manos, la miro a los ojos-. Te crees muy lista y lo eres en algunas cosas, pero esta vez estas metiendo la pata -le acaricio la mejilla con el dedo-. No quiero irme, quiero

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