Daphne se quedo observandolo y le parecio que Murat apretaba levemente las mandibulas, pero no se habria atrevido a asegurarlo. Daphne se dijo que, obviamente, tenia que estar sintiendo algo.

Tal vez, no.

Diez anos atras habia dejado que ella se fuera, asi que ?por que le iba a importar ahora que Brittany se hubiera ido tambien?

– Supongo que tu habras tenido algo que ver con su decision -comento colgando el telefono y girandose hacia ella.

– Por supuesto -contesto Daphne-. Era una locura que se casara contigo. ?En que estabas pensando para querer casarte con una chica que acaba de cumplir dieciocho anos? Es una nina. Si tan desesperado estas por casarte, por lo menos, elige a alguien de tu edad.

Por primera vez desde que habia entrado en el salon, en el rostro de Murat se reflejo una emocion, una emocion de furia.

– Me insultas al tratarme con tanta familiaridad y al dar por hecho cosas que no son.

Daphne se dio cuenta de que lo habia llamado por su nombre de pila.

– Te pido perdon por no haber utilizado el titulo apropiado.

– ?Y por lo otro?

– No, por lo otro no te pido perdon. Te aseguro que estoy dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para mantener a Brittany a salvo de ti.

– El hecho de que tu no quisieras casarte conmigo no quiere decir que no haya otras mujeres que si quieran hacerlo.

– Estoy completamente de acuerdo contigo. En el mundo hay muchas mujeres y seguramente muchas de ellas querrian convertirse en tu mujer. Quedate con la que quieras, me da igual, pero te aseguro que no te vas a casar con mi sobrina.

En lugar de contestar, Murat se metio la mano en el bolsillo y saco un aparato del tamano del pomo de la puerta. Unos segundos despues, aparecieron seis o siete hombres armados y rodearon a Daphne. Dos de ellos la agarraron de los brazos y ella, demasiado sorprendida, no pudo ni protestar.

– ?Que haces? -le dijo a Murat cuando reacciono.

– ?Yo? Nada -contesto Murat metiendose de nuevo el aparato en el bolsillo y arreglandose los punos de la camisa-. Lo que hagan mis guardias es otra cosa.

– ?Me vas a detener por no permitir que te cases con mi sobrina?

– Te voy a mantener en custodia preventiva por entrometerte en los asuntos de estado de Bahania.

– Esto es de locos. No me puedes hacer esto.

– Yo diria que si.

– ?Canalla! -exclamo Daphne intentando zafarse sin exito de los guardias-. Ni se te ocurra hacer que el avion de la vuelta -le advirtio furiosa-. No pienso dejar que toques a mi sobrina.

Murat avanzo hacia la puerta, se paro y la miro.

– No te equivoques, Daphne. De una u otra manera, se va a celebrar una boda dentro de cuatro meses y la novia sera una Snowden. No puedes hacer nada para impedirlo.

– ?Como que no? ?Que te apuestas? -lo reto Daphne sabiendo que, en realidad, no tenia nada que hacer.

– Nos apostamos lo que tu quieras -sonrio Murat-. ?Que estas dispuesta a darme cuando gane?

Daphne intento lanzarse sobre el, pero uno de los guardias le retorcio el brazo impidiendoselo y Daphne decidio que era mejor estarse quieta si no queria que le hicieran dano.

Murat salio de la estancia y, al cabo de unos segundos, uno de los guardias recibio instrucciones a traves del auricular que tenia colocado en la oreja.

– ?Que? ?El principito ya os ha dicho que hacer conmigo? -se indigno Daphne.

Los guardias la llevaron a unos ascensores y, aunque eran muchos, se metieron todos con ella en la cabina y dieron al boton del sotano.

Daphne trago saliva.

?Seguiria habiendo mazmorras en aquel palacio?

Al llegar a su destino, el ascensor se paro. Mientras avanzaban por un largo pasillo, Daphne se dio cuenta de adonde la llevaban. Aquello era mucho peor que las mazmorras.

– No quiero ir ahi -protesto.

– Por favor, no queremos hacerle dano -contesto uno de los guardias dandole a entender que, de ser necesario, se lo harian.

Daphne siguio andando hasta que vio las famosas puertas doradas, aquellas puertas enormes con escenas labradas de mujeres en un oasis.

Uno de los hombres abrio la puerta y todos la acompanaron dentro. Daphne penso en intentar huir, pero no lo hizo porque sabia que no tenia adonde ir, asi que acepto su destino con dignidad, prometiendose a si misma que, tarde o temprano, encontraria la manera de hacerle pagar a Murat por aquello y podria irse de alli.

Cuando los guardias se fueron, Daphne oyo como cerraban la puerta y colocaban una pesada barra de oro atravesada para que no pudiera abrirla desde dentro.

– Muy tipico de ti, Murat -dijo una vez a solas poniendose las manos en las caderas-. Eres un principito repugnante, pero conmigo no vas a poder. Estoy dispuesta a aguantar esto y mucho mas con tal de que no te cases con Brittany.

Daphne busco algun objeto que poder arrojar, pero aquellas estancias estaban vacias. Al avanzar bajo el techo de arcadas, se encontro en un enorme salon en el que habia docenas de sillas y sofas.

La puerta de la izquierda conducia a la zona de banos y la de la derecha, a las habitaciones. Reconocia aquella parte del palacio porque la habia explorado diez anos atras.

Estaba completamente indignada.

Murat la habia hecho encerrar en el haren.

Murat se encamino hacia el ala de negocios del palacio. La furia lo hacia andar deprisa. Despues de todos aquellos anos, Daphne Snowden osaba volver a Bahania unica y exclusivamente para zarandear de nuevo su mundo.

?Acaso habia vuelto para pedirle perdon? Por supuesto que no. La muy osada lo habia mirado a los ojos y le habia hablado como si fueran iguales. En resumen, lo habia desafiado.

Murat paso junto a los guardaespaldas apostados en la puerta y entro en el despacho de su padre.

– Esta aqui -anuncio.

El rey enarco las cejas.

– No pareces muy contento -comento -. ?Que ha ocurrido con tu prometida?

– No es mi prometida.

El rey suspiro y se puso en pie.

– Murat, ya se que no estas del todo de acuerdo con esta boda, que has dicho varias veces que la chica es demasiado joven e inexperta, que no crees que pueda ser feliz aqui, pero de nuevo te pido que le des una oportunidad.

Murat se quedo mirando a su padre. La ira se habia apoderado de el y bullia en sus venas, pero, despues de toda una vida de no mostrar sus reacciones, logro disimular.

– No me has entendido, padre -le explico-. No se trata de Brittany Snowden sino de Daphne Snowden.

– ?Tu ex novia?

– Si -se apresuro a contestar Murat.

Cuando diez anos atras Daphne habia desaparecido sin dejar ni una sola nota, Murat habia prohibido a todo el mundo que le hablara de ella, pero, por supuesto, su padre estaba por encima de aquella prohibicion.

– Intenta desafiarme -comento yendo hacia un ventanal-. Por lo visto, no va a permitir que me case con su sobrina -anadio riendo-. Como si ella pudiera decirme a mi, al principe heredero Murat de Bahania, lo que tengo que hacer con mi vida.

– Asi que te quejas porque Daphne no quiere que te cases con una mujer con la que tu tampoco querias casarte.

– No se trata de eso -contesto Murat cruzandose de brazos-. De lo que se trata es de que esa mujer no

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