respeto mi posicion hace diez anos y sigue sin hacerlo.
– Comprendo que te moleste su actitud -comento el rey-. ?Y donde esta?
– Le he ofrecido un lugar donde quedarse mientras se arregla esta situacion -contesto Murat.
– Me sorprende que Daphne haya accedido a quedarse.
– Lo cierto es que no le he dado opcion -confeso Murat-. He hecho que la guardia la llevara al haren.
El rey lo miro sorprendido.
– ?Al haren?
Murat se encogio de hombros.
– Tenia que detenerla de alguna manera. Ya ha hecho bastante haciendo que mi avion, que mande para recoger a Brittany, volviera a Estados Unidos nada mas aterrizar. Aunque me ha faltado al respeto de manera insoportable, no me parecia oportuno encerrarla en una mazmorra. El haren es un lugar comodo. Estara bien hasta que yo decida que voy a hacer con ella.
Aunque el haren no se utilizaba como tal desde hacia mas de seis decadas, las estancias seguian manteniendose con su esplendor original. Daphne estaria rodeada de todo tipo de lujos, excepto del de la libertad.
– Ha sido culpa suya. ?Como se le ocurre interponerse entre su sobrina y yo? Aunque nunca he estado interesado en Brittany y solo accedi a conocerla para complacerte, Daphne no tenia derecho a inmiscuirse en mis asuntos.
– Tienes razon. ?Y que vas hacer con ella?
– No lo se -admitio Murat.
– ?Vas a hacer que tu avion regrese antes de llegar a Estados Unidos?
– No -contesto Murat-. Lo cierto es que esa chica no me interesa en absoluto, como tu bien sabes.
Murat era consciente de que tenia que casarse y tener herederos, pero no estaba dispuesto a pasarse la vida con una jovencita superficial.
– A lo mejor hago que se quede durante unos dias… para ensenarle una leccion.
– ?En el haren?
– Si -sonrio Murat-. No le va gustar nada.
Daphne encontro su equipaje en una de las habitaciones mas grandes del haren. Los dormitorios estaban compuestos por varias habitaciones privadas, reservadas a las mujeres que habian obtenido el favor del rey. Las estancias estaban decoradas con gusto. Alfombras antiquisimas cubrian los suelos y habia muebles de madera labrada por todas partes.
Daphne ignoro las maletas y se acerco a las paredes. ?Como habian llegado hasta alli? Nadie habia entrado por la puerta principal porque ella lo habria visto, lo que queria decir que debia de haber una entrada secreta en algun lugar.
Tras un buen rato buscandola sin exito, Daphne decidio volver a intentarlo mas tarde y salio al patio ajardinado. Una vez fuera, el vuelo de dos aves llamo su atencion y, al levantar la cabeza, vio que se trataba de dos preciosos loros de colores tropicales.
– En los harenes siempre habia loros porque sus gritos ocultaban las voces de las mujeres – dijo una voz a sus espaldas.
Daphne se giro y se encontro con Murat.
Al instante, sus hormonas sexuales la traicionaron y, para su desesperacion, en lugar de encontrarse odiandolo, se encontro experimentando un extrano placer por volver a verlo.
Abandonarlo diez anos atras habia sido lo mas razonable que pudo hacer, pero le habia costado mucho tiempo olvidarse del amor que sentia por el. Ni el dolor de saber que no la amaba lo suficiente como para ir a buscarla habia hecho que se recuperara mas deprisa.
– La inmensa mayoria de los loros de aqui son ya mayores, pero hace poco una pareja mas joven anido en el jardin y tuvo una nueva generacion – le explico Murat.
– Ya no hay mujeres en el haren, asi que ?para que seguis teniendo loros?
Murat se encogio de hombros.
– A veces cuesta cambiar las costumbres. En cualquier caso, no creo que te interese lo mas minimo hablar de las nuestras. Supongo que querras hacerme algunas preguntas.
Daphne asintio.
– ?Que vas a hacer con Brittany?
– Nada.
– ?No vas a ordenar que tu avion de la vuelta?
– No. A pesar de la idea que tienes de mi, no voy a forzar a mi prometida a que se case conmigo. Vendra por su propia voluntad.
– Te equivocas. Brittany no se va a casar contigo.
Murat la miro con desinteres.
– ?Cuanto tiempo me vas a retener aqui? – quiso saber Daphne.
– Todavia no lo he decidido -contesto Murat.
– Mi familia acudira en mi rescate. Por si no lo sabes, tienen mucho poder politico.
Murat no parecia impresionado en absoluto.
– Lo unico que se de tu familia es que sigue siendo tan ambiciosa como antes, tal y como demuestra que tu hermana quiera que una Snowden se case con el principe heredero de Bahania.
Daphne sabia que era cierto.
– Yo no soy como ellos.
– Te creo -contesto Murat-. La cena se sirve a las siete. Por favor, vistete adecuadamente.
– ?Y si no quiero cenar contigo? -rio Daphne.
– No tienes opcion -contesto Murat-. En cualquier caso, quieres cenar conmigo. Tienes muchas preguntas que hacerme. Lo veo en tus ojos.
Y, dicho aquello, se giro y se fue.
– Que hombre tan molesto -murmuro Daphne una vez a solas.
Lo peor era que tenia razon. Tenia un monton de preguntas y, lo que era todavia peor, un deseo implacable de cerrar lo que habia quedado sin terminar entre ellos.
A pesar de que habia pasado mucho tiempo y de que Murat habia cambiado, Daphne no habia perdido ni un apice de interes por el unico hombre al que habia amado.
Capitulo 3
Daphne abrio la maleta y se quedo mirando su contenido. Aunque una parte de ella queria ignorar lo que le habia dicho Murat de que se vistiera adecuadamente para cenar, otra parte le apetecia estar increible y dejarlo con la boca abierta.
Eligio un sencillo vestido sin mangas y lo colgo de una percha en la puerta del bano mientras se duchaba.
Un cuarto de hora despues, Daphne salia de la ducha sintiendose de maravilla y se fijo en que habia un monton de maquillajes y productos para el cuidado de la piel sobre la comoda que habia junto al espejo.
Alli donde mirara habia marmol, oro, madera labrada y espejos biselados. ?Cuantas mujeres se habrian mirado en aquellos espejos acicalandose para encontrarse con un miembro de la familia real?
?Cuantas historias de amor habrian presenciado aquellas paredes? ?Cuantas risas? ?Cuantas lagrimas?
Daphne penso que, si las circunstancias hubieran sido diferentes, habria disfrutado de encontrarse en aquella parte del palacio.
«?A quien pretendo enganar? Pero si lo estoy disfrutando un monton», penso.
A Daphne siempre le habian encantado aquel palacio y aquel pais. El unico problema habia sido Murat. Al principio, no habia sido asi. Al principio, Murat habia sido encantador y misterioso, exactamente el tipo de hombre que Daphne siempre habia querido conocer.