Mientras se ponia los rulos calientes, Daphne recordo aquella maravillosa fiesta a la que habian acudido en Espana, aquella fiesta en la que se habian conocido.
Durante el verano de su ultimo curso universitario, habia decidido irse a viajar por Europa para evitar a los amigos ricos y ostentosos de sus padres. Sin embargo, cuando se encontraba en Barcelona, no habia tenido mas remedio que acceder a los deseos de su madre, que le habia rogado que fuera a un coctel que organizaba el embajador.
A los diez minutos de estar en la fiesta, ya estaba aburrida y se queria ir, pero conocio entonces a cierto hombre alto, guapo y que la hizo reir al pedirle ayuda para darle esquinazo a la hija pequena de los anfitriones, que lo perseguia con intenciones amorosas.
– Cuando venga, yo me meto debajo de la mesa y usted le dice que no me ha visto, ?de acuerdo? – le habia pedido Murat mirandola con sus maravillosos ojos negros.
En aquel momento, Daphne habia sentido que el corazon le daba un vuelco, se habia ruborizado y habia pensado que estaria dispuesta a seguir a aquel hombre al fin del mundo.
Despues de aquello, paso toda la noche con ella, acompanandola a cenar y bailando bajo las estrellas. Hablaron de libros y de peliculas, de fantasias de la infancia y de suenos de adultos y, cuando Murat la acompano al hotel y la beso, Daphne se dio cuenta de que corria peligro de enamorarse de el.
Murat no le dijo quien era hasta la tercera cita. Al principio, Daphne se habia puesto nerviosa porque nunca habia conocido a un principe, pero pronto se tranquilizo y vio que para algo servia haber sido educada para convertirse en la mujer de un presidente.
– Ven conmigo -le habia pedido Murat cuando llego el momento de volver a Bahania-. Ven a conocer mi pais, conoce a mi pueblo y deja que mi gente descubra lo maravillosa que eres.
Daphne comprendia ahora que aquello no habia sido una declaracion de amor, pero con veinte anos le habia parecido mas que suficiente, asi que habia abandonado el viaje y se habia ido a Bahania, donde se habia enamorado de Murat y de su mundo.
Daphne termino de maquillarse, se quito los rulos, se ahueco el pelo con los dedos, se puso el vestido de seda que le llegaba justo por encima de la rodilla y se pregunto que pensaria Murat al verla.
?Que diferencias encontraria entre la mujer en la que se habia convertido y la nina que lo habia amado hasta la locura?
Lo habia amado tanto, con tanta devocion, que lo unico que la hubiera podido obligar a irse habria sido descubrir que el no la amaba, y eso fue precisamente lo que sucedio.
– No pienses en eso -se dijo Daphne apartandose del espejo y saliendo del bano.
Al volver al salon principal, vio que la cena ya estaba servida y que Murat la estaba esperando.
– Llegas pronto -la saludo sonriendo.
– Lo he hecho adrede -contesto Daphne -. Queria ver como se servia la cena.
– Que divertido…
– No es divertido cuando se entra por la puerta normal, pero cuando puede que haya un pasadizo secreto…
– Ah, ?lo dices porque te quieres escapar? -dijo Murat enarcando una ceja-. No te va a resultar facil. Te recuerdo que por aqui nos gusta mantener cautivas a las mujeres guapas.
– ?Me estas diciendo que vas a hacer todo lo posible para que no encuentre los pasadizos secretos?
– No, lo que te estoy diciendo es que la puerta principal no se puede abrir desde dentro del haren, solo desde fuera -contesto Murat acercandose al carrito de las bebidas.
Una vez alli, agarro una botella de champan y miro a Daphne, que asintio.
– No me sorprende que la puerta no se pueda abrir desde dentro. ?De verdad no hay ninguna otra manera de salir de aqui? -comento.
– ?Por que ibas a querer irte? -pregunto Murat abriendo la botella y sirviendo dos copas.
– Porque no me gusta ser prisionera de nadie -contesto Daphne aceptando una.
– Pero si estas en el paraiso.
– ?Quieres que te cambie el sitio?
Murat la miro divertido.
– Veo que no has cambiado. Cuando te conoci decias todo lo que se te pasaba por la cabeza y sigues haciendolo.
– ?Me estas diciendo que no he aprendido a estar en mi lugar?
– Exactamente.
– Me gusta pensar que estoy en mi lugar siempre que quiero.
– Que tipico de las mujeres -contesto Murat alzando su copa-. Quiero brindar por nuestro pasado en comun y por lo que el futuro pueda depararnos.
Daphne penso en Brittany, que debia de estar aterrizando ya en Nueva York.
– ?Que te parece si brindamos por nuestras vidas separadas?
– No tan separadas. Te recuerdo que en breve seremos familia.
– De eso, nada. Te recuerdo que no te vas a casar…
– Por la belleza de las mujeres Snowden -la interrumpio Murat-. Venga, Daphne, brinda conmigo. Ya hablaremos otro dia de esas cuestiones menos agradables.
– Muy bien -accedio Daphne pensando que, cuanto mas tiempo ocuparan hablando de cosas banales, mas tiempo tendria Brittany de llegar sana y salva a su casa-. Por Bahania.
– Por fin, algo en lo que estamos de acuerdo -contesto Murat brindando con ella.
A continuacion, le indico que se sentara y, cuando Daphne se hubo puesto comoda en un sofa, el se sento en una butaca proxima.
– ?Estas comoda aqui?
– Dejando de lado que me mantienes secuestrada en contra de mi voluntad, si, estoy muy comoda -suspiro Daphne dejando su copa sobre la mesa-. Lo cierto es que el haren es precioso.
– ?Tuviste ocasion de ver la ciudad de camino al palacio?
– No mucho porque tenia prisa por llegar, pero me fije en que habia crecido.
– Si, sobre todo el distrito financiero -comento Murat con orgullo.
– Creo que ha habido otros cambios -comento Daphne-. Todos tus hermanos se han casado, ?no?
– Si, todos con mujeres estadounidenses. Lo mejor para mejorar el linaje de una familia es incorporar sangre nueva.
– Supongo que eso hara que las mujeres que se han casado con tus hermanos se sientan muy especiales.
– ?Por que no iban a sentirse especiales ayudando a mejorar los genes de una familia tan noble?
– Por si no te has dado cuenta, a muy pocas mujeres en el mundo les apetece convertirse en conejas.
Murat sacudio la cabeza.
– ?Por que siempre les das la vuelta a las cosas para hacerme parecer una mala persona? Todas mis cunadas son mujeres maravillosas y estan encantadas con la decision que han tomado. Cleo y Emma han tenido hijos este ultimo ano y Billie esta embarazada de nuevo. Sus maridos las miman y las tratan con devocion, lo que las hace completamente felices.
Al oir aquello, Daphne sintio cierta envidia. Ella siempre habia querido encontrar a un hombre que la amara con todo su corazon, pero no habia tenido suerte.
– Asi que tu eres el unico que queda soltero.
– Si, algo que me recuerdan todos los dias -contesto Murat haciendo una mueca de disgusto.
– ?Te estan presionando para que te cases y tengas un heredero?
– No te puedes ni imaginar.
– Creo que ha llegado el momento de que hablemos de Brittany y de por que vuestra union jamas funcionaria.
– Eres una mujer dificil y testaruda.
– Si tu lo dices.
– Hablaremos de tu sobrina cuando yo asi lo decida.
– No tienes eleccion.