– Por supuesto que la tengo. Ademas, a ti no te apetece hablar de Brittany ahora mismo. Tu lo que quieres es hablarme de ti, contarme lo que has estado haciendo durante estos ultimos anos. Tu lo que quieres es impresionarme.

– Te equivocas.

Murat enarco una ceja y espero. Daphne se revolvio incomoda en el sofa. Si, era cierto que se moria por impresionarlo con todo lo que habia hecho, pero no le gustaba que Murat se hubiera dado cuenta de sus intenciones.

– Venga, Daphne -la animo Murat acercandose a ella-. Cuentamelo todo. ?Terminaste la universidad? ?Y en que trabajas? -anadio tomandole la mano izquierda entre las suyas-. Veo que no le has entregado tu corazon a nadie.

A Daphne no le gusto aquello, y todavia menos le gustaban los escalofrios que recorrian su espalda cuando Murat la tocaba.

– No estoy casada, pero no voy a hablar contigo de mi corazon porque no es asunto tuyo.

– Muy bien. Entonces, hablame de la universidad.

Daphne dio un trago al champan y se le paso por la cabeza la idea de beberse la copa de un trago, pero se contuvo a tiempo.

– Termine mis estudios sin ningun problema y soy veterinaria.

– Me alegro por ti -comento Murat sinceramente-. ?Y te gusta tu trabajo?

– Mucho. Hasta hace poco, he estado trabajando en una clinica muy grande en Chicago. Durante los tres primeros anos que trabaje para ellos, pase los veranos en Indiana, trabajando en una explotacion ganadera.

Pocas veces habia conseguido Daphne sorprender a Murat y estaba disfrutando de lo lindo.

– ?Y que hacias? ?Traer terneros al mundo?

– Efectivamente.

– Que poco decoroso… -se horrorizo el principe.

Aquello hizo reir a Daphne.

– Era mi trabajo y me encantaba, pero ultimamente he pasado a trabajar con animales mas pequenos. Perros, gatos, pajaros, animales domesticos, mascotas. Por cierto, si tu padre necesita ayuda con sus gatos, dile que le echo una mano encantada.

– Se lo dire -contesto Murat-. Chicago es muy diferente a Bahania.

– Desde luego. Para empezar, no te puedes ni imaginar el frio que hace alli en invierno.

– Aqui no sufrimos esas cosas.

Y era cierto. En aquel paraiso el clima era maravilloso.

– Veo que no estas muy unida a tu familia – comento Murat de repente.

Daphne estuvo a punto de atragantarse con el champan. No hacia falta ser muy inteligente para darse cuenta de que no era una Snowden «de verdad», pero la habia sorprendido mucho que Murat hiciera un comentario asi.

– ?Te refieres a que vivimos a mucha distancia?

Murat asintio.

– Ellos viven en la Costa Este, ?no?

– Si, yo me fui a vivir a Chicago porque es mas facil aguantar las criticas poniendo cierta distancia.

– ?Acaso a tus padres no les hace gracia que seas veterinaria?

– Lo cierto es que no. Ellos preferirian que me hubiera casado con un senador, pero a mi no me interesaba lo mas minimo.

Daphne lo habia dicho con naturalidad, como si lo que su familia esperara de ella no le importara lo mas minimo, pero Murat detecto dolor en sus ojos. Dolor por no cumplir con sus expectativas, dolor porque su familia no la aceptara tal y como era.

Daphne siempre habia sido una mujer testaruda, voluntariosa y orgullosa y, por lo que se veia, nada de eso habia cambiado. Su fisico si lo habia hecho. Ahora tenia el rostro mas delgado y los rasgos mas definidos. Mientras que con veinte anos habia sido una belleza en ciernes, ahora era una belleza en todo su esplendor. Ademas, era una mujer muy segura de si misma, algo que agradaba mucho a Murat.

– Durante los ultimos dos anos he estado estudiando psicologia canina -le confio Daphne muy contenta.

– Nunca habia oido hablar de eso.

– Te encantaria. Estudiamos por que los animales actuan como lo hacen, que circunstancias combinadas con su personalidad los hacen actuar, por ejemplo, de manera agresiva, comerse los muebles o no aceptar a un recien nacido.

Murat no se podia creer que aquella informacion estuviera al alcance de los humanos.

– ?A eso te dedicas actualmente?

– Mas o menos. He aprendido cosas muy interesantes para domesticar a los machos dominantes -comento Daphne divertida-. Me parece que algunas de esas tecnicas me van a venir muy bien para domesticarte a ti.

– ?Y para que quieres domesticarme? Yo creo que ninguno de los dos queremos que me domestiques.

– No se… -balbuceo Daphne.

– Pues yo, si.

– Pareces muy seguro de ti mismo.

– Ventajas de ser el macho dominante.

Daphne se quedo mirandolo intensamente. En ese momento, Murat sintio que la deseaba con todo su cuerpo y se sorprendio. ?Despues de tanto tiempo? Siempre se habia preguntado que ocurriria si la volviera a ver, pero no esperaba sentir aquella desesperada necesidad de tocarla, de besarla, de tomarla.

– Pareces un depredador -comento Daphne-. ?En que piensas?

– Estaba preguntandome si todavia le dedicas tiempo a la escultura.

Daphne sabia perfectamente que no era cierto, que no estaba pensando en eso, pero contesto de todas maneras.

– Me sigue encantando esculpir, pero no siempre tengo tiempo.

– Ahora que lo pienso, voy a hacer que te traigan arcilla. Asi, durante el tiempo que estes aqui, podras dedicarte a ello.

– ?Cuanto tiempo tienes pensado mantenerme encerrada aqui?

– Todavia no lo he decidido.

– Entonces, de verdad, tenemos que hablar de Brittany.

Justo en aquel momento, las enormes puertas doradas se abrieron y entro un ejercito de criados con varios carros.

– La cena -anuncio Murat poniendose en pie.

Murat habia dejado el menu a eleccion de su cocinero, que no lo defraudo en absoluto. A Daphne tambien le encanto la cena, a juzgar por el gusto con el que se habia tomado el postre de chocolate.

– Estaba todo increible -comento-. Si viviera aqui, me pondria como una foca.

– No siempre comemos tanto -sonrio Murat.

– Menos mal. Manana voy a tener que hacer cincuenta vueltas corriendo al jardin -contesto Daphne dando un trago al vino-. A menos que para manana ya me hayas devuelto mi libertad.

– ?Otra vez con eso?

– Por supuesto. No pretenderas tenerme aqui para siempre.

– No te creas que no se me habia pasado por la cabeza volver a utilizar el haren -bromeo Murat.

Daphne lo miro con los ojos muy abiertos.

– Que gracioso -comento rezando para que estuviera bromeando-. Para que lo sepas, no tengo ninguna intencion de presentarme voluntaria.

– Al principio, a casi ninguna mujer le hace gracia, aunque es un gran honor, pero, con el tiempo, llegan a disfrutar de esta vida de lujo y placer. ?Que mas se puede pedir?

– ?Libertad y autonomia, quiza?

– Saberse deseada por un hombre confiere mucho poder. Las mujeres inteligentes han aprendido a utilizarlo en su provecho para, asi, gobernar sobre el gobernador.

– A mi nunca se me han dado bien esas cosas. Ademas, no me interesa estar en segundo plano. Yo quiero estar en el mismo escenario, ser una igual con mi pareja.

Вы читаете Un Oasis de Placer
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×