– Eso no podra ser. Yo sere el rey de Bahania, con todas las ventajas y desventajas del puesto.

?Desventajas? Daphne nunca habia pensado que ser rey tuviera desventajas.

– ?Que tiene de malo ser rey?

– No es que tenga nada malo, pero tienes muchas limitaciones y normas que cumplir ademas de un monton de responsabilidades.

– Por ejemplo, estar siempre de cara al publico y hacer siempre lo correcto.

– Exacto.

– Casarte con una adolescente a la que ni siquiera conoces no es lo correcto, ?verdad?

– Mira que eres insistente.

– Y testaruda -le recordo Daphne-. Quiero mucho a mi sobrina y estoy dispuesta a hacer lo que sea por ella.

– ?Incluso disgustarme?

– Por lo visto, si -contesto Daphne encogiendose de hombros -. ?Me vas a cortar la cabeza por ello?

– Sabes que no, pero voy a tener que hacer algo para que te convenzas de mi poder.

– Tengo muy claro que tienes mucho poder, pero yo creo que deberias utilizarlo para bien – dijo Daphne inclinandose hacia el-. Venga, Murat, ahora estamos solos. Dime la verdad. ?En serio te querias casar con una jovencita a la que ni siquiera conoces?

– ?No se te ha ocurrido pensar que, tal vez, quisiera a mi lado a una jovencita descerebrada que siempre me obedeciera?

Daphne dio un respingo.

– Brittany no es una descerebrada y te aseguro que jamas hubiera obedecido tus ordenes. Estas intentando molestarme, ?verdad?

– ?Lo estoy consiguiendo?

– Mas o menos -contesto Daphne arrellanandose en la silla-. No quiero que te cases con Brittany.

– No puedes impedirmelo.

– Te equivocas. Hare todo lo que este en mi mano para impedirtelo.

Murat la miro divertido.

– Soy el principe heredero de Bahania. ?Quien eres tu para amenazarme?

Buena pregunta.

Tal vez fuera la oscuridad o la compania o, quiza, simplemente el alcohol, pero Daphne sentia la cabeza muy ligera. Habia tomado un vino diferente con cada plato. Quiza fue, precisamente, el vino lo que le dio valor para ponerlo en su sitio.

– Eres un macho dominante y te dedicas a marcar tu territorio con orina. Eso es lo que Brittany es para ti. Un arbol en el que orinar -le espeto furibunda.

Murat la sorprendio echando la cabeza hacia atras y estallando en carcajadas.

– Anda, vamos a dar un paseo -dijo poniendose en pie-. A ver si se te baja el alcohol de la cabeza. Asi, tendras oportunidad de contarme todas tus teorias para domesticar a hombres como yo.

Daphne se puso en pie y lo miro.

– No estaba de broma. Te estas comportando como un pastor aleman con un problema territorial. No te vendria mal un adiestramiento de obediencia para mantenerte a raya.

– No soy yo el que debe mantenerse a raya.

– ?Me estas amenazando? -dijo Daphne dando un paso hacia el.

Por desgracia, sus pies no obedecieron y Murat tuvo que agarrarla para que no perdiera el equilibrio.

– Hablas de domesticarme, pero no estoy seguro de que eso sea lo que quieres en realidad. Un hombre domesticado no haria esto -comento Murat besandola.

Daphne se dijo que un beso no era nada, pero lo cierto era que sentia el cuerpo entero en llamas y una desesperada necesidad en las sienes que la hizo abrazarse a el para no perder el equilibrio.

Por supuesto, se habian besado antes, pero parecia que hubiera sido hacia una eternidad. Entonces, Murat la habia abrazado con ternura y la habia besado con suavidad, pero en esta ocasion no fue asi.

Ahora la estaba besando con una pasion que a Daphne la estaba dejando sin respiracion. Queria mas. Murat la tomo entre sus brazos y la apreto contra su cuerpo.

Daphne se apreto contra el y saboreo el calor y la fuerza que emanaban de aquel hombre, besandolo con la misma fiereza que el la estaba besando a ella.

«Mas, por favor, mas», aprobo Daphne en silencio.

Sin embargo, no hubo mas. Murat se aparto y Daphne no tuvo mas remedio que abrir los ojos y recuperar el equilibrio.

– Supongo que en estos momentos Brittany ya estara en Nueva York -comento Murat.

El repentino cambio de conversacion tomo a Daphne por sorpresa. ?Acaso no iban a hablar del beso? ?Tal vez no iba a haber mas?

Por lo visto, no.

– Lo que te dije de que me iba a casar con una mujer de la familia Snowden lo dije muy en serio.

– Pues vas a tener que cambiar de planes porque Brittany no se va a casar contigo.

– ?Estas segura de eso? -pregunto Murat mirandola con intensidad.

– Completamente -contesto Daphne muy segura de si misma.

– Como quieras -dijo girandose y yendose.

Daphne no pudo conciliar el sueno hasta pasadas las dos de la madrugada, pues no podia relajarse.

Aunque se repetia una y otra vez que deberia estar contenta porque, por fin, Murat parecia haber entrado en razon en lo que a Brittany se referia, no se fiaba de el.

?Habia dejado que se saliera con la suya asi de facil? Aquello no era propio de Murat.

Cuando se levanto a la manana siguiente, se dio cuenta de que estaba bastante cansada. Cuando olio cafe recien hecho, se puso la bata y se apresuro a ir al salon, donde, efectivamente, encontro preparado su desayuno.

Dejando para mas adelante la fruta y el pan, se sirvio una buena taza de cafe y se dispuso a leer la prensa.

Bajo el Usa Today estaba el periodico nacional de Bahania. Al retirar el de su pais, grito horrorizada, pues en la portada del local aparecia una fotografia suya y debajo un titular en el que se anunciaba su compromiso de boda con Murat.

Capitulo 4

Lo voy a matar! -grito Daphne dejando la taza de cafe sobre la mesa-. ?Como se atreve? ?Pero quien se cree que es?

No se lo podia creer. La noche anterior Murat se habia mostrado agradable, divertido y sensual, pero en realidad la habia estado enganando.

Daphne se puso en pie furiosa. La habia besado. La habia tomado entre sus brazos y la habia besado y ella se habia derretido pensando en el pasado mientras Murat tenia muy claro lo que iba a hacer.

– Canalla.

Al fijarse detenidamente en el articulo de prensa, comprobo que estaba escrito en perfecto ingles y que daba todo lujo de detalles sobre su anterior compromiso con Murat.

– Estupendo, ahora voy a tener que revivir todo aquello -murmuro tirando el periodico-. ?Me estas escuchando, Murat? -grito-. De ser asi, quiero que sepas que has ido demasiado lejos. No me puedes hacer esto. No te lo voy a permitir.

Nadie contesto.

En aquel momento, sono su telefono y Daphne contesto convencida de que era Murat.

– ?Si?

– ?Como has podido hacerme esto? -dijo una voz conocida al otro lado.

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