Cambiare un par de citas. Ahora tengo que dejarte, llego tarde a una reunion.
Cerro el movil y cogio una toalla. Georgie tamborileo con el pie en el suelo.
– ?Tarde para una reunion?
– Esto es Los Angeles. Se siempre la primera en terminar una conversacion.
– Lo tendre en cuenta. Y no conseguiras de mi ni un pavo mas.
En lugar de regresar a la casa, se dirigio con determinacion al despacho de Bram. La idea de que el quisiera trabajar le inquietaba. Al menos, su revelacion acerca de aquel guion le habia dado algo en lo que pensar, distrayendola del posible papel metafisico que habia representado en la perdida del bebe de Lance.
Arranco la cinta adhesiva que cerraba la caja que supuestamente contenia el guion del reencuentro de Skip y Scooter y saco del interior un monton de revistas pornograficas con una nota en un post-it azul que decia: «La realidad es mucho mejor.»
Mientras se dirigia al gimnasio, Bram se pregunto que estupida debilidad lo habia empujado a contarle a Georgie lo de
No se molesto en cambiarse el banador humedo y entro directamente en el gimnasio. Un par de dias antes habia aparecido una barra de ballet. Otra invasion de su espacio intimo. ?Que haria con su vida si
Puso un CD de Usher y contemplo con desagrado la cinta de correr. Queria estar al aire libre y correr libremente kilometros y kilometros por las colinas, como solia hacer, pero gracias al percance de Las Vegas estaba atrapado.
Al menos ahora tenia el gimnasio para el solo. Ver a Georgie realizar su rutina de estiramientos se habia convertido en una tortura. Ella se recogia el pelo para hacer ejercicio y hasta su nuca le resultaba erotica. Y despues realizaba aquellos sexys movimientos con sus largas piernas. El hecho de que la huerfanita Annie fuera la primera de su lista de mujeres excitantes decia mucho sobre su vida.
Pero no podia infravalorarla con tanta facilidad como ella se infravaloraba a si misma. Georgie tenia un atractivo sexual inconsciente que daba cien vueltas a las tetas voluminosas y las poses afectadas. Nadie pillaria a Georgie York haciendo alarde de sus cualidades de femina en publico.
Ni en privado… Algo que el estaba cada dia mas empenado en cambiar. Georgie podia odiar las entranas de Bram, pero estaba claro que le encantaba el envoltorio. Ella todavia no lo sabia, pero sus dias de consumirse por culpa d
?Quien habia dicho que solo se preocupaba de si mismo? Liberar a Georgie York se habia convertido en su deber civico.
Capitulo 12
Transcurrieron dos dias mas. Georgie estaba en la cocina intentando plagiar uno de los deliciosos batidos de Chaz cuando oyo un ruido procedente del frente de la casa. Segundos mas tarde, Meg Koranda irrumpio en la habitacion como si fuera un galgo jugueton expulsado de la escuela de adiestramiento tantas veces que sus propietarios habian renunciado a adiestrarlo. En su caso, los propietarios eran sus adorables padres, Jake Koranda, la leyenda de la pantalla, y Fleur Savagar Koranda, la
Meg se lanzo sobre Georgie arrastrando con ella un olor a incienso.
– ?Oh, Dios mio, Georgie! Me entere de la noticia hace solo dos dias, cuando telefonee a casa, y cogi el primer avion que encontre. ?Estaba en un ashram fabuloso! Totalmente aislado del mundo. ?Incluso cogi piojos! Pero valio la pena. Mi madre dice que te has vuelto loca.
Mientras Georgie le devolvia el entusiasta abrazo, espero que los piojos fueran una de las exageraciones de su amiga de veintiseis anos, pero su pelo cortado al rape no pintaba demasiado bien. En cualquier caso, los cortes de pelo de Meg cambiaban como el clima, y el
Meg era delgada y esbelta y habia heredado los grandes pies y manos de su madre, pero no su extravagante belleza. Tenia las facciones irregulares de su padre, su pelo castano y su tono moreno de piel. Dependiendo de la luz, los ojos de Meg eran azules, verdes o castanos; tan variables como su personalidad. Meg era la hermana pequena que Georgie siempre quiso tener y, aunque la queria con locura, eso no impedia que percibiera sus fallos. Su amiga era mimada e impulsiva; metro setenta de diversion, buenas intenciones, buen corazon y una irresponsabilidad casi total en su intento por superar el legado de sus famosos padres.
Georgie le apreto los hombros.
– ?Como has podido desaparecer durante tanto tiempo sin decirnos nada? Te hemos echado de menos.
– Estaba apartada de la civilizacion. Perdi la nocion del tiempo. -Meg retrocedio y contemplo la licuadora con su variado contenido sin procesar de color rosa-. Si eso contiene alcohol, quiero un poco.
– ?Pero si son las diez de la manana!
– En Punjab no. Empieza por el principio y cuentamelo todo.
Bram, que era quien debia de haberla dejado entrar, aparecio en la puerta de la cocina.
– ?Como va la solemne reunion?
Meg corrio hacia el. En el pasado, habian salido juntos unas cuantas veces desoyendo las protestas de Georgie, Sasha, April y los padres de Meg. Ella juraba que nunca practicaron sexo, pero Georgie no le creia del todo. Meg rodeo la cintura de Bram con un brazo.
– Siento no haberte hecho caso cuando he entrado. -Volvio a mirar a Georgie-. Nunca follamos. Te lo juro. Diselo, Bram.
– Si nunca follamos -declaro el con su voz mas ronca y sexy-, ?como se que tienes un dragon tatuado en el trasero?
– Porque yo te lo dije. No le hagas caso, Georgie. De verdad. Sabes que solo sali con el porque mis padres se pusieron pesadisimos en su contra. -Meg levanto la mirada hacia Bram, lo que, dada su considerable estatura, solo requirio que elevara los ojos unos centimetros-. Padezco de un trastorno antagonico. En cuanto alguien me dice que no haga algo, tengo que hacerlo. Es un fallo de personalidad.
Bram subio la mano por la espalda de Meg y bajo la voz hasta convertirla en un susurro seductor.
– Si lo hubiera sabido cuando saliamos, te habria exigido que no te desnudaras.
Los ojos de Meg pasaron de verde mar a azul tormenta.
– ?Me estas echando los tejos?
– Por favor, cuentaselo a Georgie.
Meg extendio el dedo indice.
– Pero si esta aqui mismo.
– ?Como sabes que nos esta escuchando? Si eres amiga suya, no permitiras que ignore lo que esta ocurriendo delante de sus narices.
Georgie lo miro arqueando una ceja y entonces lo silencio poniendo en marcha la licuadora. Por desgracia, se