habia olvidado de apretar bien la tapa.

– ?Cuidado!

– ?Joder, Georgie…!

Ella intento pulsar el off, pero el boton estaba resbaladizo y el aparato lanzo su contenido en todas direcciones. Fresas, platano, semillas de linaza, hierba de trigo y zumo de zanahoria volaron por los aires y aterrizaron en la inmaculada encimera, los armarios, el suelo y la exorbitantemente cara casaca color crema de Georgie. Bram la empujo a un lado y encontro el boton correcto, pero no sin antes quedar decorados el y su camiseta blanca con vistosos grumos de fruta.

– Chaz te matara -dijo sin el menor rastro de seduccion en la voz-. Te lo digo en serio.

Meg estaba lo bastante lejos para haber resultado ilesa, salvo por un trocito de platano que lamio de su brazo.

– ?Quien es Chaz?

Georgie cogio un trapo de cocina y se puso a limpiar su casaca.

– ?Te acuerdas de la senora Danvers, la aterradora ama de llaves de Rebeca?

Los pendientes de hueso de yak de Meg se agitaron.

– Lei la novela en la universidad.

– Imaginate a una rockera punk y hurana de veinte anos que administra la casa como la enfermera Ratched de El nido del cuco y ahi tienes a Chaz, la encantadora ama de llaves de Bram.

Meg contemplo a Bram, quien se estaba quitando la camiseta.

– No percibo una vibracion realmente amorosa entre vosotros -declaro Meg.

El cogio un trapo de cocina.

– Entonces supongo que no eres tan perceptiva como crees. ?Por que si no nos habriamos casado?

– Porque ultimamente Georgie no es responsable de sus actos, y tu vas detras de su dinero. Mi madre dice que eres la clase de tio que nunca crece.

Georgie no pudo contener una sonrisita de suficiencia.

– Eso podria explicar por que mama Fleur se nego a representarte, Bram.

La contrariedad de el habria resultado mas visible si su mejilla no hubiera estado manchada de pegajosas semillas de lino.

– Pues tampoco quiso representarte a ti.

– Solo porque soy muy amiga de Meg, lo que habria creado un conflicto de intereses.

– En realidad no fue por eso -senalo Meg-. Mi madre te adora como persona, Georgie, pero no trabajaria con tu padre ni muerta. ?Os importa si me quedo por aqui un par de dias?

– ?Si! -exclamo Bram.

– No, claro que no. -Georgie la miro con preocupacion-. ?Que ocurre?

– Solo quiero pasar un tiempo contigo, nada mas.

Georgie no le creyo del todo, pero ?quien sabia con exactitud lo que Meg estaba pensando?

– Puedes quedarte en la casa de invitados.

Bram gruno.

– No, no puede quedarse alli. Mi despacho esta en la casa de invitados.

– Solo en la mitad. Tu nunca entras en el dormitorio.

Bram se volvio hacia Meg.

– No llevamos casados ni tres semanas. ?Que tipo de amargada se entromete entre dos personas que, practicamente, estan de luna de miel?

La atolondrada de Meg Koranda desaparecio y, en su lugar, surgio la hija de Jake Koranda, con una expresion tan dura como la de su progenitor cuando interpretaba al pistolero Calibre Sabueso.

– El tipo de amargada que quiere asegurarse de que los intereses de su amiga estan a salvo cuando sospecha que ella no esta cuidando de si misma adecuadamente.

– Estoy bien -contesto Georgie-. Bram y yo estamos locamente enamorados. Solo que tenemos una extrana forma de demostrarlo.

El abandono sus esfuerzos de limpieza.

– ?Les has dicho a tus padres que quieres quedarte aqui?, porque, te juro por Dios, Meg, que ahora mismo lo ultimo que necesito es a Jake pateandome el culo. O a tu madre.

– Yo me encargare de mi padre. Y a mi madre ya le caes mal, asi que no sera un problema.

Chaz eligio aquel momento para entrar en la cocina. Aquella manana, dos gomas de pelo diminutas formaban, con su pelo rojo fosforescente, dos cuernecitos de demonio en miniatura encima de su cabeza. Parecia una nina de catorce anos, pero, cuando vio el estado de la cocina, despotrico como un marinero curtido. Hasta que Bram intervino…

– Lo siento, Chaz. Se me ha descontrolado la licuadora.

La chica enseguida se suavizo.

– La proxima vez, esperame, ?de acuerdo?

– Desde luego -contesto el con voz contrita.

Chaz empezo a arrancar trozos del rollo de papel de cocina y a darselos a Bram y Georgie.

– Limpiaos los zapatos para no dejar un rastro de esta mierda por toda la casa.

Rehuso toda oferta de ayuda y se puso a limpiar aquella suciedad con una concentracion absoluta. Mientras salian de la cocina, Georgie se acordo del entusiasmo que sentia Chaz por arreglar desastres y deseo haber tenido a mano la camara de video.

Finalmente, Georgie se decidio por Meg y, aquella tarde, mientras estaban sentadas junto a la piscina, enfoco a su amiga con la camara y empezo a formularle preguntas acerca de sus experiencias en la India. Sin embargo, a diferencia de Chaz, Meg habia crecido rodeada de camaras y solo contesto las preguntas que quiso. Cuando Georgie intento presionarla, le dijo que estaba cansada de hablar de si misma y que queria nadar.

Poco despues aparecio Bram, cerro el movil y se acomodo en la tumbona que habia al lado de Georgie. Contemplo a Meg nadando en la piscina.

– Tener a tu amiga por aqui no es buena idea. Todavia me pone.

– No es verdad. Solo quieres molestarme.

Bram iba sin camiseta y una oleada de deseo recorrio la vertiente putilla de Georgie. Bram creia que ella lo estaba rechazando para jugar con el, pero la cosa era mas complicada. Georgie nunca habia considerado el sexo un entretenimiento superficial. Siempre habia necesitado que fuera algo importante. Hasta entonces.

?Estaba, por fin, lo bastante lucida y segura de si misma para permitirse una aventura frivola? Unos cuantos revolcones apasionados y despues «arrivederci, chaval, y procura no darte con la puerta al salir». Pero ese escenario tenia un fallo mayusculo. ?Como podia tener una aventura frivola con un hombre al que no podia mandar a su casa al terminar? Vivir con Bram bajo el mismo techo era muy complicado.

– No me has explicado nada acerca de tu reunion en el Mandarin de esta manana -comento Georgie para distraerse.

– No hay nada que contar. Mas que nada, el tio queria conocer los trapos sucios de nuestro matrimonio. - Bram se encogio de hombros-. ?Que importancia tiene? Hace una tarde preciosa y ninguno de los dos se siente fatal. Tienes que admitir que esta es una maravillosa tercera cita.

– Buen intento.

– Rindete ya, Georgie. He notado como me miras. Lo unico que te falta es relamerte.

– Por desgracia, soy humana y tu estas mejor ahora que hace unos anos. Si al menos fueras una persona real en lugar de un muneco hinchable…

Bram paso las piernas por encima de la tumbona y se puso de pie al lado de Georgie, como un Apolo dorado descendido del Olimpo para recordar a las feminas mortales las consecuencias de juguetear con los dioses.

– Una semana mas, Georgie. Es todo lo que tienes.

– ?O que?

– Ya lo veras.

De algun modo, no parecia una amenaza banal.

Laura Moody termino su ensalada y tiro el envase en la papelera junto a su escritorio, el cual estaba situado

Вы читаете Lo que hice por amor
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату