hasta las rodillas, donde se ensanchaba suavemente hasta llegar al suelo. Un delicado broche de pedreria remataba el tirante de uno de sus hombros dejando el otro desnudo, y una pieza de fino encaje cruzaba su cuerpo en diagonal dejando sutil y elegantemente a la vista parte de su piel.

La audiencia habia esperado ocho temporadas para ver aquello, la vision de la que se habian visto privados por el comportamiento destructivo de Bram, la transformacion de Scooter Brown de una huerfana sin hogar en una mujer elegante, de caracter generoso y gran espontaneidad, cualidades que ninguno de los Scofield habia poseido nunca. Bram estaba impresionado. Podia manejar a Scooter, pero aquella criatura inteligente y sofisticada le parecia casi… peligrosa.

El pelo de Georgie estaba perfecto. Sus oscuros y esponjosos tirabuzones estaban sujetos detras de su cabeza y unos cuantos colgaban sueltos dandole un aire de elegante informalidad. Aunque Georgie insistia en que confiaba en April en todo lo relacionado con su aspecto, ella tenia muy claro lo que le iba o no le iba bien, y no cometio el error de dejar que nadie retocara su palida piel natural con maquillaje de color. Y tampoco se habia puesto excesivas joyas. Unos espectaculares pendientes largos de diamantes colgaban de sus lobulos, pero habia dejado su esbelto cuello desnudo para que destacara por si mismo.

Paul iba a su lado y ella apoyaba levemente la mano en la manga de su esmoquin. El hecho de que su padre la escoltara mientras descendia por las escaleras no formaba parte del plan y la expresion de ambos cuando se miraron y sonrieron desconcerto a Bram. El sabia que Paul se habia dejado ver mucho por su casa ultimamente, pero Bram habia estado tan ocupado que no tenia ni idea de que habia pasado para que su relacion mejorara.

Paul y Georgie empezaron a bajar las escaleras. Bram no podia apartar los ojos de ella. Segun los canones de Hollywood, Georgie no podia considerarse guapa, pero el problema estaba en los canones, no en ella. Georgie era mas interesante que cualquier falsa belleza californiana liposuccionada, siliconada, hinchada a Botox y con boca de trucha.

Cuando Georgie se detuvo en el rellano, Bram se acordo, con retraso, de que tenia que haber subido las escaleras para encontrarse con ella, pero Georgie estaba acostumbrada a que el se olvidara de sus entradas. Bram despego sus pies del suelo y subio las escaleras deteniendose tres escalones por debajo de Georgie. Se volvio un cuarto de vuelta hacia la multitud y extendio la mano con la palma hacia arriba. Todo muy cursi, pero ella se merecia la imagen mas romantica posible. Paul beso a su hija en la mejilla y asintio con la cabeza en direccion a Bram. A continuacion, les dejo el escenario a los novios. Georgie deslizo con calidez su mano encima de la de Bram. Los invitados prorrumpieron en un fuerte aplauso mientras ella bajaba los tres escalones que la separaban de el.

Los dos se giraron enfrentandose a un salon rebosante de sonrisas y buen humor, aunque, sin duda, la mitad de invitados estaba realizando apuestas acerca de cuanto duraria su matrimonio. Georgie levanto la mirada hacia Bram con expresion tierna. El se llevo la mano de ella a los labios y la beso con suavidad. El podia representar el jodido papel de Principe Azul tan bien como Lance el Perdedor.

Pero Bram tenia que esforzarse en ser cinico. Aquella noche podia no ser mas que otro cuento de hadas de Hollywood, aunque la ilusion le parecia real.

Georgie queria que fuera real: aquella noche, el magico y chispeante vestido, sus amigas reunidas a su alrededor y la dulce expresion de su padre. Solo el hombre que estaba a su lado era el equivocado. Aunque no le parecia tan equivocado como deberia.

Se mezclaron con los invitados, quienes iban vestidos de las formas mas diversas, desde vaqueros y faldas de tenis a esmoquines y uniformes de colegiala. Trev y Sasha se habian presentado voluntarios para realizar los brindis, pero cuando se sentaron para cenar, de pronto Paul se puso de pie y levanto su copa.

– Esta noche celebramos el compromiso que estas dos personas increibles han contraido entre ellas. - Entonces fijo la mirada en Georgie-. A una de estas personas la quiero mucho. -Su voz se quebro y los ojos de Georgie se llenaron de lagrimas. Paul carraspeo-. Y la otra… cada dia me cae mejor.

Todos rieron, Bram incluido. Durante la ultima semana, la relacion de Georgie con su padre habia sido rara y maravillosa a la vez. Saber lo mucho que la queria y lo mucho que habia querido a su madre lo habia significado todo para ella. Pero mientras Paul expresaba sus buenos deseos para el futuro de los novios, Georgie tuvo que esforzarse para mantener una sonrisa en su cara. Contarle a su padre la verdad en lugar de intentar esconder sus errores por miedo a decepcionarlo constituia el siguiente paso en su viaje para ser ella misma.

Paul habia esperado hasta aquella manana para contarle que le habia ofrecido a su ex agente asistir a la celebracion como su acompanante. Aunque a Georgie le resulto violento saludar a Laura, se alegro de la decision de su padre.

– Creo que es un bonito detalle hacia ella -explico Paul-. Asi todos veran que todavia la consideras parte de tu circulo intimo.

Georgie intento bromear siguiendo la misma linea.

– Tambien es la manera idonea de que la gente sepa que vuelves a los escenarios y que Laura te va a representar.

El se puso serio.

– Georgie, no es por eso que…

– Lo se. No queria decir eso.

Estaban construyendo una nueva relacion, y los dos intentaban encontrar su lugar. Georgie le dio un codazo para hacerle reir.

A continuacion todos hicieron su brindis. El de Trev fue irreverente, y el de Sasha calido, pero los dos fueron divertidos. Al inicio de la cena, se produjeron frecuentes interrupciones de invitados que hacian tintinear sus copas de agua pidiendo que los novios se besaran. A Georgie, los besos en publico con Bram ya no le resultaban tan falsos. No conocia a ningun hombre que disfrutara tanto besando como Bram Shepard… ni nadie que lo hiciera tan bien. Y tampoco conocia a ningun hombre a quien ella disfrutara tanto besando.

En la mesa de al lado, Laura mordisqueo un trozo de langosta y, disimuladamente, se subio un tirante del su sujetador que le habia resbalado por el hombro. Habia pensado ponerse un vestido de fiesta, como el resto de las invitadas, pero en el ultimo momento habia cambiado de idea. Para ella, aquello era una reunion de negocios y no podia permitirse pasarse la velada tirando del corpino de un vestido que, inevitablemente, seria demasiado escotado o preocupandose por sus brazos desnudos, que no estaban tan tonificados como deberian. Asi que se decidio por un sencillo traje chaqueta beis, un bluson con cuello de lazo y unas perlas: el tipo de ropa que utilizaria la senora Scofield. Aparte de su eterno problema con los tirantes de los sujetadores, habia tenido bastante exito manteniendo un aspecto decente.

La invitacion de Paul constituyo para ella una gran sorpresa. Laura le telefoneo para informarle de que habia fallado en la audicion, pero que el director de reparto queria verlo en la audicion de otro personaje. Justo cuando empezaba su charla estandar ego-reparadora, el la interrumpio.

– Yo no era el actor adecuado para el papel, pero la audicion me ha servido de practica.

Y entonces la invito a la fiesta.

Habria sido tonta si hubiera rechazado su invitacion. El hecho de que la vieran alli aquella noche ayudaria a devolverle un poco de dignidad a su reputacion profesional, como Paul bien sabia. Pero Laura no podia evitar sentirse cautelosa. La fria personalidad de Paul siempre habia constituido el antidoto perfecto para su atractivo fisico y sus otros valores masculinos, pero su nueva vulnerabilidad la empujaba a verlo de una forma mas inquietante.

Por suerte, ella entendia los peligros de las fantasias salvadoras de las mujeres. Tenia claro lo que queria en la vida y no lo estropearia solo porque Paul York fuera mas interesante y complicado de lo que ella habia imaginado. ?Y que si a veces se sentia sola? Los dias en que permitia que un hombre la distrajera de sus objetivos quedaban muy atras. Paul era un cliente, y que la vieran en aquella fiesta era un buen asunto.

Paul se habia mostrado atento con ella durante toda la noche, como un perfecto caballero, pero ella estaba demasiado nerviosa para comer. Mientras los otros comensales de la mesa estaban entretenidos conversando, Laura se inclino hacia Paul.

– Gracias por invitarme. Te debo una.

– Tienes que reconocer que la situacion no ha sido tan violenta como te la imaginabas.

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