cajon del tocador-. Vete. No te he invitado, y no quiero discutir contigo.

– Asi que esas tenemos. -Se sento en la desgastada silla rosa del tocador. Deberia parecer afeminado, pero por el contrario la silla lo hacia parecer incluso mas viril-. Solo piensas en ti, Blue. No digo que estes siendo egoista, pero creo que deberias pensar en alguien mas que en ti misma de vez en cuando. -Extendio las piernas y cruzo los tobillos-. Por ejemplo en Riley. No ha comido nada decente desde que te has ido.

– Contrata una cocinera. -Blue se arrodillo para recoger los bocetos de la alfombra.

– Sabes que no puedo hacerlo mientras Mad Jack ande por alli. Y ahora el muy condenado ha decidido que quiere levantar el porche el mismo. Hasta ahora, los trabajadores no le han reconocido, pero solo porque se mantiene al margen, y nadie espera encontrarse a una figura legendaria del rock subido a una escalera con un martillo en la mano. -Estiro las largas piernas, embutidas en los vaqueros, por delante de ella-. Pero con una asistenta en casa la cosa seria otro cantar.

Ella recogio un lapiz de debajo del tacon de las botas de Dean.

– Jack se ira pronto, y Riley con el. Tus problemas desapareceran con ellos.

– No estoy demasiado seguro de eso. -Dean aparto la pierna-. No pido favores con facilidad, pero necesito un poco de ayuda.

Ella recogio los ultimos dibujos y se puso de pie.

– Ya tengo trabajo.

– Y no te gusta. -Se levanto de la silla.

Blue levanto la vista hacia el, el pequeno dormitorio parecia mas pequeno todavia. Solo habia una manera segura de sacarlo de alli.

– ?Cuanto me pagaras?

Ella esperaba que comenzara a sacar billetes de cien dolares de los bolsillos para poder largarlo a patadas. Pero el simplemente se paso el pulgar por el vendaje de la muneca.

– Nada. Te pido un favor de amigo. Que cocines para nosotros el domingo.

Asi, sin mas, la habia dejado sin argumentos.

– Se que es mucho pedir -dijo el-, pero todos te lo agradeceriamos. Si me das una lista, comprare todo lo que haga falta.

Habia estado absolutamente segura de que le ofreceria dinero, lo que le habria dado la excusa perfecta para tirarle a la cara la cena del domingo, pero el habia manejado la situacion con astucia y ahora se comportaria como una maleducada si se negaba. Dejo caer los bocetos en la cama y penso en lo mucho que echaba de menos la granja. Queria hablar con Riley. Queria ver los muebles nuevos y pasear a Puffy, y quedar en evidencia delante de Jack. Queria todo aquello otra vez. De nuevo volvia aquel viejo sentimiento de debilidad de intentar pertenecer a donde no pertenecia.

– ?Van a estar todos alli?

Dean apreto la boca.

– Quieres volver a quedar como una idiota delante de Mad Jack, ?no?

– Ahora soy mas madura.

– Seguro. -Dean tomo los bocetos de la cama-. Si, estaran todos. Dime que necesitas.

Mientras la cosa fuera en familia, podria ir. Solo esta vez. Reviso mentalmente el contenido de la despensa y le hizo una lista que Dean no se molesto en apuntar. El recogio el boceto final y lo sostuvo en alto.

– Esta genial, pero creia que estabas dibujando al perro.

– Nita decidio que tambien queria salir en el retrato. -Aunque se preocupaba mas por las labores de Blue como criada que por la pintura-. ?No te ibas?

La mirada de Dean se dirigio a la cama.

– Definitivamente, no.

Blue se apoyo la mano en la cadera.

– ?Crees que me voy a quitar la ropa solo porque estas aburrido y decidiste asaltar mi habitacion esta noche? Me parece que no.

Dean arqueo las cejas.

– Vaya, veo que te cabreo de verdad que me mantuviera a un lado. -El la senalo con el dedo-. Pues no eres la unica que tiene derecho a estar enfadada.

– ?Yo no te he hecho nada! Necesitaba un trabajo, y no me digas que me habrias dado uno porque no es verdad.

– Yo contaba contigo, y tu me volviste la espalda. Ni siquiera te importo como me sentia.

El parecia disgustado, pero ella no se lo trago.

– Sabes cuidarte tu solo. Lo que te cabrea de verdad es no salirte con la tuya. - Blue se acerco a la puerta del balcon para echarlo de una vez, pero cuando agarro la manilla, imagino el cuerpo de Dean tirado en el suelo con las piernas rotas y retrocedio.

– Lo que de verdad me cabrea-dijo el a sus espaldas-, es haber creido que podia contar contigo.

Ella apreto los dientes ante la punzada de culpabilidad que sintio y atraveso el dormitorio.

– Sera mejor que salgas por la puerta principal. No hagas ruido, o esto se convertira en un suplicio chino.

El le dirigio una mirada dura, paso por su lado y abrio la puerta. Ella lo siguio al pasillo con una alfombra rosa, pasaron delante de un cuadro espantoso de un canal veneciano, y bajaron las escaleras; lo acompano para poder cerrar la puerta con llave cuando el saliera. Al llegar al ultimo escalon, Dean se detuvo en seco y se giro. Ella estaba un escalon mas alto y sus ojos quedaban a la misma altura. Bajo la luz de la polvorienta lampara de arana, la cara de Dean era misteriosa y familiar. Ella intento hacerle ver que lo comprendia, pero, ?como iba a hacerlo? El vivia en las estrellas y ella con los pies en el suelo.

Se mantuvo inmovil cuando el levanto las manos y le paso los dedos por el pelo. La goma elastica que apenas le sujetaba la coleta se solto cuando llego a ella.

El beso fue duro y apasionado. Ella se olvido de todo y le deslizo los brazos alrededor del cuello. Ladeando la cabeza, Blue abrio la boca para el. El le ahueco el trasero y lo apreto. Ella se acerco mas y sus caderas se rozaron contra las de el.

Dean se aparto tan bruscamente que ella perdio el equilibrio y tuvo que agarrarse a la barandilla metalica para no caer. Por supuesto, el lo noto. Blue se paso la mano por la cabeza, haciendo caer la goma que se le habia enredado en el pelo.

– Estas demasiado aburrido.

– No estoy aburrido. -Su voz baja y aspera le rozo la piel como si fuera papel de lija-. Lo que siento es… -cerro la mano en torno al desnudo muslo de Blue, por debajo del dobladillo de los pantalones cortos-. Lo que siento es… un cuerpecillo calido y apetecible…

Sus palabras se interrumpieron justo en los labios de Blue. Ella se relamio para saborearlo.

– Lo siento. Ahora que lo hemos hecho, he satisfecho mi curiosidad y ya no estoy interesada. No te ofendas.

Dean le sostuvo la mirada. Con toda intencion le rozo el pecho con la yema de los dedos.

– No me siento ofendido.

Cuando el pezon de Blue se puso como un guijarro, el le dirigio una sonrisa satisfecha y se dio la vuelta para salir de la casa.

A la manana siguiente, cuando salio a la acera para coger el periodico dominical de Nita, Blue sintio como si tuviera resaca. La noche anterior, Dean habia intentado cambiar las reglas. No tenia

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