derecho a estar enfadado con ella solo porque no le besaba el culo como todos los demas. Ya se vengaria esa tarde cuando fuera a la granja. Lo provocaria y le haria perder la cabeza.
Al inclinarse para coger el periodico, oyo un siseo al otro lado de la cerca. Levanto la vista y vio a Syl, la duena de la tienda de segunda mano, mirando nerviosa a un lado y otro de los arbustos a traves de unas gafas rojas de ojos de gato. Syl tenia el pelo entrecano y unos labios finos que habia perfilado con un lapiz de labios rojo oscuro. A Blue le habia gustado su sentido del humor cuando se habian conocido en el Barn Grill despues de la pelea, pero ahora parecia muy seria y siseaba como una manguera para que Blue se acercara.
– Ven, acercate. Tenemos que hablar contigo.
Blue se metio el periodico bajo el brazo y siguio a Syl donde le indicaba. Habia un Impala dorado aparcado al otro lado de la calle de donde salieron dos mujeres: la administradora de Dean, Monica Doyle; y una delgada mujer afroamericana de mediana edad a la que Syl presento con rapidez como Penny Winter, la propietaria de la tienda de antiguedades El Atico de Tia Myrtle.
– Llevamos toda la semana intentando hablar contigo -dijo Syl cuando las mujeres se agruparon alrededor-. Pero cada vez que vas al pueblo, ella esta contigo, asi que decidimos vigilar la casa antes de ir a la iglesia.
– Todo el mundo sabe que Nita se pone histerica si no puede leer el periodico dominical. -Monica saco un panuelo del bolso azul y amarillo de Vera Bradley que hacia juego con un elegante traje azul-. Eres nuestra ultima esperanza, Blue. Tienes que utilizar tu influencia con ella.
– Yo no tengo ninguna influencia-dijo Blue-. Ni siquiera me soporta.
Penny jugueteo con la cruz de oro que llevaba al cuello.
– Si eso fuera verdad, ya se habria librado de ti a estas alturas como ha hecho con todo el mundo.
– Solo llevo aqui cuatro dias -contesto Blue.
– Todo un record. -Monica se paso el panuelo por la nariz con un delicado toque-. No tienes ni idea de como avasalla a la gente.
A ella se lo iba a decir.
– Tienes que convencer a Nita para que apoye el proyecto Garrison Grow. -Syl se ajusto las gafas de ojos de gato-. Es la unica manera de salvar este pueblo.
El proyecto Garrison Grow, segun le contaron a Blue, era el plan que los dirigentes de la ciudad habian ideado para intentar levantar el pueblo.
– Los turistas pasan por el pueblo cada dos por tres camino de las Smokies -dijo Monica-, pero no hay restaurantes decentes, ni hoteles, ni sitios donde comprar, y nunca se detienen. Si Nita nos dejara llevar a cabo el proyecto Garrison Grow, podriamos cambiar eso.
Penny jugueteo con el boton negro de la pechera de su vestido.
– Incluso sin las franquicias nacionales, podriamos aprovechar el factor nostalgia y convertir a Garrison en el reflejo de los antiguos pueblos americanos antes de que fueran invadidos por las grandes cadenas multinacionales como KFC.
Monica volvio a colocarse el bolso en el hombro.
– Naturalmente, Nita se niega a cooperar.
– Seria muy facil captar a los turistas si ella nos dejara hacer algunas mejoras -dijo Syl-. Nita no tendria que poner ni un centavo.
– Syl lleva anos intentando abrir una autentica tienda de regalos en el local junto a la tienda de segunda mano -dijo Penny-, pero Nita odiaba a su madre y no quiere alquilarsela.
Cuando las campanas de la iglesia comenzaron a doblar, las mujeres le explicaron a grandes rasgos otras partes del proyecto Garrison Grow, que incluia un
– Nita dice que las cafeterias son solo para los comunistas -dijo Syl con indignacion-. Pero, ?que iba a hacer un comunista en el este de Tennessee, por Dios Bendito?
Monica se cruzo de brazos.
– Y de todas formas, ?a quien le preocupan los comunistas en estos tiempos?
– Lo unico que Nita quiere es asegurarse de que todos los habitantes del pueblo sepan lo que ella opina de nosotros -dijo Penny-. No me gusta hablar mal de nadie, pero esta dejando morir el pueblo solo por despecho.
Blue recordo la expresion ansiosa que Nita mostraba en las fotos de sus primeros dias en Garrison y se pregunto como serian las cosas ahora si las mujeres del pueblo le hubieran dado la bienvenida con los brazos abiertos en vez de rechazarla. No importaba lo que Nita dijera, Blue no creia que tuviera intencion de vender el pueblo. Puede que odiara Garrison, pero no tenia otro lugar a donde ir.
Syl apreto el brazo de Blue.
– Eres la unica persona que tiene influencia en ella ahora mismo. Convencela de que estas reformas le llenaran los bolsillos. A ella le gusta el dinero.
– Os ayudaria si pudiera-dijo Blue-, pero la unica razon por la que sigo aqui es porque le gusta torturarme. No escucha nada de lo que le digo.
– Puedes intentarlo -dijo Penny-. Es todo lo que te pedimos.
– Intentalo -repitio Monica con firmeza.
Nita se puso en pie de guerra por la tarde cuando Blue le anuncio que iba a salir, pero Blue no flaqueo y, sobre las cuatro, en medio de amenazas de que llamaria a la policia, se dirigio a la granja en el Corvette descapotable. Desde su ultima visita habian cortado la hierba y reparado la cerca. Aparco en el granero, junto al SUV de Jack. El aire caliente le golpeo la cara cuando cruzo el patio.
Riley salio disparada de la casa. La enorme sonrisa que lucia en la cara la hacia parecer una nina distinta de la triste ninita que Blue habia encontrado dormida en el porche hacia tan solo una semana.
– ?Sabes que, Blue? -le grito-. ?No nos vamos a casa manana! Papa ha dicho que nos quedaremos mas dias para poder terminar el porche cubierto.
– ?Oh, Riley! Es genial. No sabes cuanto me alegro.
Riley la empujo hacia la puerta principal.
– April quiere que entres para poder ensenartelo todo. ?Y sabes que mas? April le dio queso a
– Si, claro -dijo Blue con una sonrisa-. Echale la culpa a la perra.
– No, de verdad. Ni siquiera me gusta el queso.
Blue se rio y la abrazo.
April y
– ?A que queda genial? Tenias razon sobre lo de mezclar arte contemporaneo con las antiguedades.
El sinfonier de debajo era de madera y tenia una bandeja metalica donde reposaba la cartera de Dean y un juego de llaves, junto con una foto de el de nino donde aparecia con pantalones cortos y un casco de futbol americano tan grande que le rozaba los hombros. Al lado del sinfonier, una percha de hierro forjado esperaba las chaquetas, y una rustica cesta de paja albergaba un par de zapatillas de lona y un balon de futbol. Habia una robusta silla de caoba con el respaldo labrado que ofrecia un lugar acogedor para cambiarse los zapatos o revisar el correo.
– Lo has disenado todo para el. ?Se ha dado cuenta de como lo has personalizado todo?
