April termino de pintarse las unas, cerro el bote de esmalte y extendio esas piernas interminables.

– No te deshagas de Riley, Jack. No la mandes a ningun campamento, ni con la hermana de Marli, y, sobre todo, no la envies a un internado. Deja que viva contigo.

– No puedo hacerlo. Tengo una gira. ?Que se supone que haria con ella? ?Llevarla de hotel en hotel?

– Ya se te ocurrira algo.

– Tienes demasiada fe en mi. -El se quedo mirando fijamente la desvencijada cerca-. ?Te conto Riley lo que sucedio anoche con Dean?

April levanto la cabeza con rapidez, como una leona olfateando el peligro que acechaba a su cachorro.

– ?Que paso?

Jack se sento en el escalon superior y le conto lo que habia ocurrido con exactitud.

– No estoy tratando de disculparme -dijo al final-, pero Riley estaba gritando y el la perseguia.

April se levanto de la silla.

– Dean jamas le haria dano. No puedo creer que lo atacases. Tienes suerte de que no rompiera ese estupido cuello tuyo.

Tenia razon. Aunque se mantenia en forma para dar lo mejor de si en esos conciertos que llevaban su marca personal, no era digno rival para un deportista de elite de treinta y un anos.

– Mas tarde Dean y yo mantuvimos una pequena charla, o al menos la mantuve yo. Airee todos mis pecados con total franqueza. Sobra decir como se lo tomo Dean.

– Dejalo en paz, Jack -le dijo ella con aire cansado-. Ya ha tenido suficiente mierda de nosotros dos.

– Si. -Jack miro la puerta-. No quiero despertar a Riley. ?Te importa si se queda a dormir aqui esta noche?

– No. -April se dio la vuelta para entrar, y el empezo a bajar las escaleras, pero se detuvo a la mitad.

– ?No sientes curiosidad? -dijo Jack, dandose la vuelta para mirarla-. ?No te gustaria saber como serian ahora las cosas entre nosotros?

April detuvo la mano en el pomo de la puerta. Por un momento no dijo nada, pero cuando hablo, su voz era tan fria como el acero.

– Ni lo mas minimo.

Riley no podia oir lo que hablaban su padre y April, pero las voces la habian despertado. Era una sensacion agradable estar en la acogedora cama de la casita de invitados mientras ellos hablaban. Habian tenido a Dean, asi que debian haberse querido en algun momento.

Se froto la pantorrilla con el otro pie. Ese dia se lo habia pasado tan bien que se habia olvidado de estar triste. April le habia encargado cosas faciles, como recoger flores para ponerlas en un jarron o llevar agua a los pintores. Esa tarde habia salido a montar en bicicleta con Dean. Pedalear sobre los caminos de tierra habia sido duro, pero el no la habia llamado gorda ni nada por el estilo, y le habia dicho que tenia que lanzarle el balon por la manana para poder practicar. Solo de pensarlo se ponia nerviosa, y alborozada tambien. Blue se habia ido, pero cuando le habia preguntado a Dean por ella, el habia cambiado de tema. Riley esperaba que Blue y Dean no rompieran. Su madre siempre estaba rompiendo con algun tio.

Oyo que April se acercaba, asi que se cubrio con la sabana hasta la barbilla y cerro los ojos por si se decidia a entrar para ver como estaba. Riley ya habia notado que April hacia ese tipo de cosas.

Durante los dias siguientes, Blue se dijo a si misma que era bueno que Dean se mantuviera alejado porque ella necesitaba todo su ingenio para tratar con Nita. Aun asi, lo echaba muchisimo de menos. Queria creer que el tambien la estaba echando de menos, pero, ?por que iba a hacerlo? Ya habia conseguido lo que queria.

Una familiar sensacion de soledad la invadio. Nita habia decidido que tambien queria salir en el retrato de Tango, pero queria que Blue la pintara como habia sido en su juventud, no como era ahora. Eso habia implicado rebuscar en un monton de albums de fotos antiguos, con Nita pasando pagina tras pagina y senalando con una una color carmin los defectos de todos los que se habian fotografiado con ella: un companero en la escuela de baile, una companera de piso con pinta de furcia o la larga serie de hombres que la habian agraviado.

– Pero, ?a usted le gusta alguien? -dijo Blue con frustracion la manana del sabado sentada en un sofa de terciopelo blanco de la sala, rodeada de albums descartados.

Nita senalo una pagina con un dedo nudoso.

– Me gustaron en su momento. Pero por aquel entonces era demasiado ingenua con respecto a la naturaleza humana.

A pesar de la frustracion de Blue por no poder comenzar el cuadro, sentia cierta fascinacion por la vida que Nita habia llevado mientras crecia en el Brooklyn de la guerra y durante los anos cincuenta y sesenta cuando daba clases de baile de salon. Habia tenido un breve matrimonio con un actor de cine que segun ella se pasaba la vida borracho, habia vendido cosmeticos, habia trabajado como modelo en ferias de muestras y habia sido azafata en algunos restaurantes de lujo de Nueva York.

Al principio de los anos setenta, habia conocido a Marshall Garrison y se habia casado con el. En la foto de boda aparecia vestida de blanco; una voluptuosa rubia de larga melena platino, ojos muy maquillados y labios pintados de carmin que miraba con adoracion a un distinguido hombre de mediana edad. Tenia caderas delgadas, piernas interminables y la piel de porcelana, el tipo de mujer que hacia volver la cabeza a los hombres.

– Creia que yo tenia treinta y dos anos -dijo Nita-. El tenia cincuenta y me preocupaba lo que pensaria cuando descubriera que en realidad tenia cuarenta. Pero estaba loco por mi, y ni siquiera le importo.

– Senora Garrison, en esa foto parece muy feliz. ? Que sucedio?

– Que vine a Garrison.

Al seguir mirando el album, Blue observo que, con el paso del tiempo, la sonrisa complaciente de Nita se habia vuelto gradualmente amarga.

– ?De cuando es esta?

– Es la fiesta de Navidad de nuestro segundo ano de casados. Cuando ya habia perdido la esperanza de gustarle a la gente del pueblo.

Las expresiones resentidas de las mujeres mostraban con exactitud como les habia sentado que la descarada mujer de Brooklyn con enormes pendientes y faldas demasiado cortas les hubiera birlado al soltero mas cotizado del pueblo. En otra pagina, Blue estudio una foto de Nita en la fiesta de unos vecinos; mostraba una sonrisa tensa en la cara. Blue miro luego una foto de Marshall.

– Su marido era muy guapo.

– Eso pensaba el.

– ?A usted no le gustaba?

– Creia que era un hombre de caracter cuando me case con el.

– Lo mas probable es que se lo absorbiera mientras le chupaba la sangre.

Nita curvo los labios mostrando los dientes; era su manera favorita de mostrar desaprobacion. Blue habia oido el chasquido que lo acompanaba mas veces de las que podia contar.

– Pasame la lupa -exigio Nita-. Quiero ver si la comadreja de Bertie Johnson aparece en esta foto. Es la mujer mas fea que he conocido, pero tuvo el valor de criticar mi manera de vestir. Le dijo a todos los que la querian escuchar que yo era ostentosa. Por supuesto, me vengue de ella.

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