– Yo tambien lo creo -dijo el con satisfaccion-. Por suerte, Jenks no es un hombre de miras estrechas, y lo pillo al instante. Craig se puso a dar saltos de alegria. Espera a verlo. Te dije que parecia el nino de un coro parroquial. Pensar en el interpretando a Kaspar Street me produce escalofrios.

Ella alzo la vista.

– ?Lo has hecho por mi?

No contesto de inmediato, luchando en su interior con la respuesta adecuada.

– En gran medida fue por mi mismo. No voy a dejar de interpretar a tipos malos, tranquila, pero no podia con Kaspar Street. Por otra parte, tengo que crecer. No soy tan malo y es el momento de aceptarlo. Y tu, mi amor, no eres tan buena. De hecho, uno de nosotros esta ahora mismo preso.

– Lo cual me ofrece una oportunidad de pensar en una idea para mi nuevo libro.

– ?Que hay de la antigua idea, la de la superacion de las crisis?

– Pues que me dije que no todas las crisis pueden superarse. -Miro alrededor-. Por mucho que queramos protegernos, no podemos estar a salvo de todo. Si queremos aceptar la vida, tenemos que aceptar tambien el caos.

– Que te cases conmigo parece un buen comienzo.

– Sin embargo, el caos ya se las arregla muy bien para salirnos al encuentro. No es necesario que nosotros lo creemos.

– Aun asi…

– No puedo imaginar lo dificil que seria un matrimonio entre nosotros -dijo-. Solo la logistica ya parece inviable. Los dos tenemos nuestras carreras. ?Donde viviriamos?

– Te lo imaginaras dentro de muy poco tiempo. Puedes empezar a hacer listas. Sigues recordando como hacerlo, verdad? Y mientras lo haces, yo me ocupare de lo que realmente importa.

– ?A que te refieres?

– Disenare nuestra cocina. Todo tiene que ser de vanguardia. Quiero una encimera mas baja para que nuestros hijos puedan cocinar tambien, aunque mantendremos alejado de los cuchillos a ese pequeno capullo que llevas dentro. Una espaciosa zona para comer…

– No estoy embarazada.

– Pues yo creo que si. Ya sabes, intuicion masculina.

– ?Por que este cambio, Ren? ?Que te ha ocurrido?

– Tu eres lo que me ha ocurrido. -Se acerco y se sento junto a ella en el catre, limitandose a mirarla a los ojos-. Me das un miedo de los mil demonios, ya lo sabes. Cuando entraste en mi vida como un huracan, le diste la vuelta a todo. Rechazaste todas las cosas que yo pensaba sobre mi mismo y me hiciste pensar de otro modo. Se quien fui, pero ahora quiero saber quien soy. El cinismo cansa, Isabel, y tu eres… mi descanso. -El catre chirrio cuando el se incorporo de un brinco-. Y no te atrevas a decirme que has dejado de quererme, porque sigues siendo mejor persona que yo, y confio en que cuides de mi corazon mejor de lo que yo he cuidado del tuyo.

– Ya entiendo.

El empezo a hablar mas rapido.

– Se que casarse conmigo va a ser un desastre. Dos carreras. Hijos. Conflictivos viajes de trabajo. Tendras que lidiar con las repercusiones mediaticas que hasta ahora he intentado evitar. Habra paparazzi escondidos entre los matorrales, historias en los tabloides cada seis meses explicando que te pego o que tomas drogas. Cuando trabajo en localizaciones exteriores las mujeres me acosan. Cada vez que ruede una escena de amor con alguna actriz atractiva, me diras una y mil veces que no te molesta y despues descubrire que le has cortado las mangas a todas mis camisas. -La apunto con un dedo-. Pero la mujer que estaba encima del muro esta tarde es lo bastante fuerte para hacer frente a un ejercito. Quiero que me digas ahora mismo que no deje a esa mujer en la cima de la colina.

Ella alzo las manos.

– De acuerdo. ?Por que no?

– ?Por que no?

– Eso he dicho.

Ren dejo caer los brazos a los lados.

– ?Eso es todo? Te abro mi corazon, te quiero tanto que se me saltan las lagrimas, y todo lo que se te ocurre decir es «?por que no?».

– Acaso es preguntar demasiado? -El orgullo acompanaba al caos, por lo que Isabel le dedico una mirada de dominio.

El la miro con fiereza, su mirada mas tormentosa a cada instante.

– ?Cuando crees que estaras lista? Para caer en mis garras, se entiende.

Isabel se tomo su tiempo para pensarlo. Su detencion habia sido cosa de Ren. Lo supo de inmediato. Y respecto a esa ridicula historia de casarse con el para evitar la carcel, incluso un idiota no se lo habria tragado. Sin embargo, el juego sucio formaba parte de Ren Gage, ?y hasta que punto queria ella que cambiase?

Ni lo mas minimo, pues la decencia de Ren residia en lo mas profundo de su ser. El la comprendia de un modo en que nadie lo habia hecho nunca, de un modo en que ni siquiera ella se comprendia a si misma. ?Que mejor guia podia encontrar para el mundo del caos? Y, ademas, estaba el insalvable hecho de que su corazon rebosaba de amor por el, aunque no decia nada bueno de ella el que disfrutase viendolo preocupado en ese momento. Menudo embrollo de contradicciones estaba hecha. Y que maravilla no tener que luchar contra ello nunca mas.

Todavia tenia que hacerle pagar lo de la detencion, asi que decidio enredar un poco mas las cosas.

– Tal vez deberia enumerarte todas las razones por las que no te amo.

El palidecio, y pequenos arcos iris de felicidad bailaron en el interior de Isabel. «Soy una persona horrible», se reprocho.

– No te amo porque eres hermoso, aunque Dios sabe que lo agradezco. -La oleada de alivio que cruzo el rostro de Ren casi la derritio, pero ?que gracia tenia aclararlo todo tan pronto?-. No te amo porque eres rico, porque yo tambien lo fui, y se que es mas duro de lo que parece. No, tu dinero es sin duda un handicap. No te amo en absoluto porque eres un amante excepcional. Y eres excepcional porque tienes mucha practica, y eso no me gusta nada. Despues esta la cuestion de que seas actor. Te equivocas si crees que seria capaz de racionalizar todas esas escenas amorosas. Todas y cada una de ellas me pondrian hecha una furia, y te castigaria.

Ren sonrio. Isabel intento encontrar algo lo bastante terrible para borrarle aquella sonrisa, pero las mismas lagrimas que anegaban los ojos de Ren estaban empezando a anegar los suyos, asi que lo dejo estar.

– Principalmente, te amo porque eres decente, y haces que sienta que puedo conquistar el mundo - admitio.

– Se que puedes hacerlo -dijo el con un hilo de voz debido ala emocion-. Y te prometo apoyarte mientras lo hagas.

Se miraron, pero los dos querian prolongar aquel momento de ilusion, y no se acercaron.

– ?Crees que podrias sacarme de aqui ahora? -pregunto Isabel, y sonrio al ver que Ren cambiaba el peso de su cuerpo y parecia incomodo otra vez.

– Veras, la cuestion es que esas llamadas telefonicas me han llevado mas tiempo del que esperaba, y todo esta cerrado por la noche. Me temo que tendras que pasar aqui la noche.

– Rectifica. Tendremos que pasar aqui la noche.

– Esa es una posibilidad. La otra es un poco mas peligrosa. -Todavia no se habian tocado, pero ambos decidieron acercarse un poco. Ren bajo la voz y se palpo el bolsillo-. Tengo una pequena pistola. Admito que es un poco arriesgado, pero podriamos intentar escapar.

Ella sonrio y abrio los brazos.

– Mi heroe.

El juego ya habia ido demasiado lejos y no pudieron resistirlo mas. Tenian toda una serie de compromisos que contraer.

– Sabes que eres el aliento de mi vida, ?verdad? -susurro el contra los labios de ella-. ?Sabes lo mucho que te quiero?

Isabel presiono su pecho con la palma de la mano y sintio el rapido latir de su corazon.

– Los actores somos criaturas necesitadas -dijo Ren-. Dime cuanto tiempo me vas a querer.

– Eso es facil. Por toda la eternidad.

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