– Especialmente a los nuestros.
Ella sonrio.
– Los gemelos son unos diablos. Tenias toda la razon.
– Son diablos pero hacen sus necesidades en el orinal. He cumplido mi parte del trato.
– Eres muy bueno en eso…
La acallo con un beso, su manera favorita de solucionar los conflictos. Se abrazaron. Mientras el viento aullaba en la chimenea y las contraventanas temblaban, se dijeron entre susurros una vez mas lo mucho que se amaban.
Estaban empezando a dormirse cuando la puerta se abrio de golpe y dos pares de pequenos pies cruzaron la alfombra, escapando de los monstruos que vivian en la oscuridad. Ren estiro los brazos y metio a los invasores en el calido lecho. Su madre los atrajo hacia si. Durante las horas siguientes, la paz reino en la Villa de los Angeles.
Susan Elizabeth Phillips