J.K. Rowling

UNA VACANTE IMPREVISTA

para Neil

PRIMERA PARTE

6.11 Se produce una plaza vacante:

a) cuando un miembro electo de la administracion local no comunica la aceptacion del cargo dentro del plazo establecido; o

b) cuando presenta su carta de dimision; o

c) el dia de su muerte…

Charles Arnold-Baker La administracion local, 7.? edicion

Domingo

Barry Fairbrother no queria salir a cenar. Llevaba casi todo el fin de semana soportando un palpitante dolor de cabeza e intentando terminar a tiempo un articulo para el periodico local.

Sin embargo, durante la comida su mujer habia estado tensa y poco comunicativa, y Barry dedujo que con la tarjeta de felicitacion de aniversario no habia logrado atenuar su delito de pasarse toda la manana encerrado en el estudio. No ayudaba el hecho de que hubiera estado escribiendo sobre Krystal, por la que Mary, aunque lo disimulara, sentia antipatia.

—Quiero llevarte a cenar fuera, Mary —mintio para rebajar la tension—. ?Diecinueve anos, ninos! Diecinueve anos y vuestra madre esta mas guapa que nunca.

Mary se ablando un poco y sonrio; Barry llamo por telefono al club de golf, porque quedaba cerca y porque alli siempre conseguian mesa. Intentaba complacer a su mujer con pequenos detalles, ya que, tras casi dos decadas juntos, habia comprendido que a menudo la decepcionaba en las cosas importantes. No lo hacia adrede: sencillamente tenian ideas distintas acerca de lo que debia ocupar mas espacio en la vida.

Los cuatro hijos de Barry y Mary ya eran mayores y no necesitaban canguro. Estaban viendo la television cuando Barry se despidio de ellos por ultima vez, y solo Declan, el mas pequeno, se volvio para mirarlo y le dijo adios con la mano.

Barry seguia notando el palpitante dolor detras de la oreja cuando hizo marcha atras por el camino de la casa hacia las calles de Pagford, el precioso pueblecito donde vivian desde que se habian casado. Bajaron por Church Row, la calle de pendiente pronunciada donde se alzaban las casas mas caras, dechados de lujo y solidez victorianos, doblaron la esquina al llegar a la iglesia de imitacion estilo gotico donde Barry habia visto a sus hijas gemelas representar el musical Jose el Sonador, y pasaron por la plaza principal, desde donde se podia contemplar el oscuro esqueleto de la abadia en ruinas que dominaba el horizonte del pueblo, en lo alto de una colina, fusionandose con el cielo violeta.

Mientras transitaba por aquellas calles que tan bien conocia, Barry no pensaba mas que en los errores que sin duda habia cometido al terminar deprisa y corriendo el articulo que acababa de enviar por correo electronico al Yarvil and District Gazette. Pese a lo locuaz y simpatico que era en persona, le costaba reflejar su encanto en el papel.

El club de golf quedaba a solo cuatro minutos de la plaza, un poco mas alla del punto donde el pueblo acababa con un ultimo suspiro de viejas casitas dispersas. Barry aparco el monovolumen frente al restaurante del club, el Birdie, y se quedo un momento junto al coche mientras Mary se retocaba con el pintalabios. Agradecio el aire fresco en la cara. Mientras observaba como la penumbra del anochecer difuminaba los contornos del campo de golf, Barry se pregunto por que seguia siendo socio de aquel club. El golf no se le daba bien —tenia un swing irregular y un handicap muy alto—, y habia otras cosas que reclamaban su atencion, muchas. Su dolor de cabeza no hacia sino empeorar.

Mary apago la luz del espejito de cortesia y cerro la puerta del pasajero. Barry activo el cierre automatico pulsando el boton de la llave que tenia en la mano. Su mujer taconeo por el asfalto, el sistema de cierre del coche emitio un pitido y Barry se pregunto si las nauseas remitirian cuando hubiera comido algo.

De pronto, un dolor de insolita intensidad le rebano el cerebro como una bola de demolicion. Apenas noto el golpe de las rodillas contra el frio asfalto; su craneo rebosaba fuego y sangre; el dolor era insoportable, una autentica agonia, pero no tuvo mas remedio que soportarlo, pues todavia faltaba un minuto para que perdiera la conciencia.

Mary chillaba sin parar. Unos hombres que estaban en el bar acudieron corriendo. Uno de ellos volvio a toda prisa al edificio para ver si encontraba a alguno de los medicos jubilados que frecuentaban el club. Un matrimonio conocido de Barry y Mary oyo el alboroto desde el restaurante; dejaron sus entrantes y se apresuraron a salir para ver que podian hacer. El marido llamo al servicio de emergencias por el telefono movil.

La ambulancia, que tuvo que desplazarse desde la ciudad vecina de Yarvil, tardo veinticinco minutos en llegar. Para cuando la luz azul intermitente alumbro la escena, Barry yacia inmovil en el suelo, en medio de un charco de su propio vomito; Mary estaba arrodillada a su lado, con las medias desgarradas, apretandole una mano, sollozando y susurrando su nombre.

Lunes

I

—Agarrate fuerte —dijo Miles Mollison, de pie en la cocina de una de aquellas grandes casas de Church Row.

Habia esperado hasta las seis y media de la manana para hacer la llamada, tras pasar una mala noche llena de largos periodos de vigilia interrumpidos por algunos ratos de sueno agitado. A las cuatro de la madrugada se habia percatado de que su mujer tambien estaba despierta y se habian quedado hablando en voz baja, a oscuras. Mientras comentaban lo que habian tenido que presenciar, intentando digerir el susto y la conmocion, Miles ya habia sentido un leve cosquilleo de emocion al pensar en como le daria la noticia a su padre. Se habia propuesto esperar hasta las siete, pero el temor de que alguien se le adelantara lo habia llevado a abalanzarse sobre el telefono un poco antes de esa hora.

—?Que pasa? —pregunto Howard con una voz resonante y ligeramente metalica; Miles habia activado el altavoz para que su mujer pudiera oir la conversacion.

La bata rosa claro realzaba el marron caoba de la piel de Samantha; aprovechando que se habia levantado temprano, se habia aplicado otra capa de crema autobronceadora sobre el moreno natural, ya desvaido. En la cocina se mezclaban los olores a cafe instantaneo y coco sintetico.

—Se ha muerto Fairbrother. Cayo redondo anoche en el club de golf. Sam y yo estabamos cenando en el Birdie.

—??Fairbrother?! ??Muerto?! —bramo Howard.

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