reina. Debemos tratarla con respeto y consideracion; despues de todo, es una princesa de sangre real.

– Tambien lo era la espanola y no hubo manera de llegar a un acuerdo con ella -refunfuno el duque de Norfolk.

– Esta vez es diferente -contesto el arzobispo armandose de paciencia.

– No creo que el rey se avenga a convertirse en objeto de burla de sus subditos -replico el primer ministro-. ?De verdad creeis que confesara en publico sus «desavenencias» matrimoniales?

– No le queda mas remedio -intervino el obispo Gardiner-. Si quiere deshacerse de la dama tendra que hacer este pequeno sacrificio.

– ?Senores, olvidan que no estamos hablando de un hombre cualquiera! -exclamo Thomas Cromwell-. ?Es Enrique Tudor, el rey de Inglaterra!

– Tranquilizaos, Crum -dijo el duque de Norfolk-. El consejo os apoyara en todo. El futuro de Inglaterra esta en juego. ?Estan de acuerdo conmigo, caballeros?

– ?Si! -contestaron todos a coro.

– No me fio de sus promesas, senores -replico el primer ministro-, pero parece que no tengo mas remedio que proponer al rey la anulacion del matrimonio. Lo hare hoy mismo; no tiene sentido esperar.

Dicho esto, Thomas Cromwell dio la reunion por terminada y fue en busca del rey. El obispo Gardiner se acerco al duque de Norfolk y le hablo al oido con disimulo:

– Tenemos que hablar, Tom -murmuro.

– Venid conmigo.

Ambos amigos se deslizaron al jardin, desierto en un dia helado como aquel, y pasearon por el laberinto de setos, seguros de que no podian ser vistos ni oidos.

El duque de Norfolk miro de reojo a su companero. El obispo era un hombre de elevada estatura con un rostro alargado de nariz grande, labios carnosos y rematado por una barbilla puntiaguda. Sus ojos oscuros eran reservados e impenetrables y llevaba el abundante cabello gris muy corto. Era un hombre de caracter dificil y arrogante pero, como el duque, era profundamente conservador en politica y religion y tambien ha bia dejado de gozar del favor del rey cuando Thomas Cromwell se habia convertido en primer ministro.

– Ahora que el problema esta casi resuelto tenemos que empezar a pensar en el nuevo matrimonio del rey -murmuro Stephen Gardiner.

– No queda ni una princesa de sangre real en toda Europa dispuesta a convertirse en la nueva reina de Inglaterra, pero eso nos favorece, ?verdad, obispo? Enrique Tudor tendra que buscar a su esposa entre las rosas de su propio jardin.

– ?Teneis alguna dama en mente? -pregunto el obispo, seguro de que era asi-. Ya sabeis que al rey le gustan las mujeres menudas y hermosas que le hagan creer que sigue siendo el principe mas apuesto de todos los reinos cristianos. Debe ser una mujer a quien le guste la musica y el baile y que sea lo bastante joven para darle muchos hijos. Y ahora decidme, ?donde vamos a encontrar a una jovencita dispuesta a casarse con un viejo grunon con un enorme absceso en una pierna y que pesa una tonelada? Eso sin mencionar que no ha dudado en deshacerse de tres de las cuatro mujeres con las que ha estado casado. Me pregunto si lady Jane habria sido reina de Inglaterra durante mucho tiempo si no hubiera muerto tras el nacimiento del principe Eduardo. El rey la recuerda como la esposa perfecta pero sabemos que Enrique Tudor cambia de opinion con asombrosa facilidad. ?Que dama de buena familia estara dispuesta a sacrificarse por el bien de Inglaterra?

Norfolk miro al obispo Gardiner a los ojos. Su rostro alargado de pomulos prominentes transmitia calma y seguridad. Era el aristocrata con mas titulos despues del rey pero hasta su propia esposa, lady Elizabeth Stafford, habia aconsejado a Thomas Cromwell que nunca se fiara de su marido. El primer ministro, que siempre habia desconfiado del duque de Norfolk, habia tenido en cuenta la advertencia.

El duque de Norfolk era un conspirador, pero tambien era un caballero ambicioso y muy inteligente. Se habia casado con Ana, hija de Eduardo IV y hermana de la esposa de Enrique VIL Lady Ana le habia dado un hijo, Thomas, pero el pequeno habia muerto y ella tambien habia fallecido poco despues. Su segunda esposa le habia dado otro hijo, Enrique, conde de Surrey, y una hija, Maria, casada con Enrique Fitzroy, duque de Richmond e hijo ilegitimo del rey. El duque de Norfolk siempre habia sonado con ver a su hija convertida en reina de Inglaterra, pero Enrique Fitzroy habia muerto y la reina Jane habia dado al rey un heredero legitimo. Ahora tenia un nuevo plan en mente.

– Conozco a la mujer perfecta, obispo -contesto-: mi sobrina, Catherine Howard, la hija de mi difunto hermano. Es joven, bonita e influenciable. Es una de las damas de honor y me consta que su majestad la mira con buenos ojos. El otro dia dijo que era como una rosa sin espinas. ?Que os parece?

– He oido que el rey tambien mira con buenos ojos a otras damas -repuso el obispo de Winchester-. Qs recuerdo que el otono pasado regalo un magnifico caballo y una silla de montar a una de las hermanas Bas-set y tambien esta lady Nyssa Windham. Vuestra sobrina tiene un par de competidoras y sospecho que, por muy bueno que sea vuestro plan, esta vez el rey se saldra con la suya. La otra vez dejo que otros escogieran por el y lo ha pagado muy caro. No sera facil enganarle.

– Ana Basset no cuenta para el rey -replico el duque de Norfolk-. Se dice que una vez estuvieron juntos y que ninguno de los dos disfruto demasiado. El rey dio las gracias a la muchacha y la recompenso con un pequeno regalo pero nunca se casaria con ella. Su esposa debe ser una mujer a quien solo pueda poseer despues de haberle puesto el anillo de casada en el dedo, y esa es mi Cat. El juego no ha empezado todavia pero yo me encargare de dar las instrucciones precisas a mi sobrina. Catherine es mas sensata que Ana Bolena, esa cabezota a quien el adulterio envio a la tumba.

– ?Y que hay de la otra muchacha?

– ?Lady Nyssa? Su madre fue amante del rey hace unos quince anos. Quiza la recordeis. Se llamaba Blaze Wyndham.

– ?Dios mio! -exclamo el obispo-. ?Insinuais que la muchacha es hija de su majestad? Si no recuerdo mal, su madre abandono palacio precipitadamante.

– Lady Nyssa es hija de Edmund Wyndham, tercer conde de Langford -le tranquilizo el duque de Norfolk-. Tenia dos anos cuando su madre vino a la corte.

– Entonces, ?por que no la habeis tenido en cuenta? -se extrano el obispo-. Sabeis que el rey es un sentimental. Quiza vea en esa nina los buenos tiempos que paso junto a su madre, cuando era mas joven y feliz. Blaze Wyndham nunca quiso participar en las intrigas de la corte y el rey la aprecia por ello. Escuchadme bien, senor: esa muchacha nos traera problemas.

Nos traera problemas, se dijo el duque. Mi plan funciona: el obispo esta conmigo.

– Tranquilizaos, obispo -dijo esbozando una amplia sonrisa-. Si Nyssa Wyndham se interpone en nuestro camino yo mismo me encargare de desacreditarla a ojos del rey. ?El pobre odia ser traicionado por aquellos en quienes ha depositado su confianza! No debeis preocuparos; con vuestra ayuda nuestra pequena Catherine sera la proxima reina de Inglaterra.

– Espero que haya aprendido de los errores cometidos por vuestra otra sobrina, Ana Bolena. Salisteis bien parado del lio en que os metio pero esta vez podriais pagar con vuestra vida.

– Catherine no es como Ana -aseguro el duque-. Ana paso muchos anos en la corte de Francia y era una mujer sofisticada y de gustos refinados. Era mayor y experimentada, mientras que Catherine es joven e inexperta. Ha tenido una vida muy dura desde que sus padres murieron y mi madre tuvo que hacerse cargo de ella y sus hermanos. Si no llego a proponerla como dama de honor no se que habria sido de ella -suspiro-. Le gustara ser reina y disfrutar de todos los caprichos que nunca ha podido permitirse. ?Las pequenas manias del rey son un precio muy bajo en comparacion ron los privilegios de una reina! Ademas, el rey no vivira muchos anos y pronto sera libre para escoger un nuevo marido. No temais; hara lo que yo le diga.

– ?Estais seguro de que es la esposa perfecta para su majestad? -insisitio el obispo, que no parecia muy convencido-. ?No tiene secretos escondidos?

– Ninguno -respondio el duque-. Ha vivido durante toda su vida en Leadinghall como una monja bajo la supervision de mi madre. Toca varios instrumentos y es una excelente bailarina. No es mas que una joven bonita y con la cabeza llena de pajaros, pero inofensiva. Es la clase de mujer que el rey necesita en estos momentos.

– Entonces, que asi sea -suspiro el obispo, resignado-. Hablaremos de Catherine Howard hasta que al rey le duelan los oidos. ?Y que me decis de Cromwell? ?No tratara de impedir nuestro plan?

– Cromwell esta acabado -contesto Thomas Howard esbozando una sonrisa triunfante-. El rey esta muy descontento con el y le culpa de todos sus problemas. No tenemos que preocuparnos por el. Thomas Cromwell

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