brillantes de ira-. Vos sois mayor que yo, pero yo soy superior por nacimiento y posicion. Si fuera la cabra loca por la que me habeis tomado, quiza me dignara a tener en cuenta vuestros inoportunos comentarios y a aceptar vuestros consejos. Pero no soy ninguna irresponsable y me horroriza pensar que ejerceis una influencia tan maligna sobre mi tia que esta ha llegado a olvidar de quien soy hija. Se perfectamente como debo comportarme en publico. Vos no dejais de decir que el conde es un hombre malvado y miserable, pero todavia no me habeis dicho en que basais vuestras acusaciones. Por lo que he visto esta tarde, Varian de Winter es un caballero amable y educado y un excelente bailarin. ?Y a pesar de haber bailado con el, yo sigo siendo una dama de reputacion intachable! Si teneis algo que decir a eso, ha blad ahora y si no, no volvais a meteros en mis asuntos.

– ?Debes decirselo,. Bliss! -exclamo Adela Marlowe volviendose hacia su amiga-. Si no lo haces tu, lo hare yo.

– ?Decirme que? -replico Nyssa con tono burlon.

– El hombre a quien defendeis con tanto ardor sin conocer su oscuro pasado es un autentico corruptor de menores -revelo lady Marlowe-. Hace muchos anos sedujo a una joven y la dejo embarazada. Cuando la muchacha acudio a el desesperada, el conde le dio con la puerta en las narices y la pobre nina se suicido. ?Todavia estais dispuesta a defenderle, jovencita?

Nyssa estaba impresionada por la historia y se sentia estupida. Sin embargo, se preguntaba cuanto habia de verdad en el relato que acababa de escuchar de labios de la dama mas amiga de las murmuraciones de toda la corte.

– Senora -dijo solemnemente-, sois la mujer mas chismosa que he conocido en toda mi vida.

escandalizada-. ?Dis-

– ?Nyssa! -exclamo Bliss culpate ahora mismo!

– Es lady Marlowe quien debe disculparse -replico Nyssa-. Y tu tambien, tia Bliss -anadio antes de dar media vuelta y correr en busca de sus amigas. El corazon le latia con fuerza. No habian sido las criticas a Varian de Winter, a quien apenas conocia, lo que le habia molestado, sino que su tia y lady Marlowe la trataran como a una nina a pesar de que ya habia cumplido diecisiete anos.

Adela Marlowe estaba muy palida y tardo un buen rato en recuperarse de la impresion producida por las palabras de Nyssa.

– ?Jamas me habian faltado al respeto asi! -espeto indignada-. Si esa descarada fuera hija mia le daria una paliza y la mandaria de vuelta a su casa. ?Es una cabra sin cencerro y terminara mal!

– Nyssa ha sido algo brusca -admitio Bliss-, pero tiene parte de razon. Es una muchacha inteligente y responsable y se ha adaptado muy bien a la vida de palacio. Sabe cuanto esperamos de ella y nunca hara nada que ponga en peligro su reputacion. Ademas, adora a la reina y se nota que es feliz sirviendola.

– Supongo que su dote hara olvidar sus deslices a su futuro marido -repuso Adela Marlowe dirigiendo una mirada rencorosa a su amiga.

– ?Quince horas de oscuridad! -se lamento Enrique Tudor mientras 'se preparaba para recibir a su nueva esposa en su habitacion-. La proxima vez que me case con una mujer tan fea como lady Ana lo hare la noche de San Juan, la mas corta del ano.

– La proxima vez que se case -murmuro el duque de Norfolk poniendo los ojos en blanco-. ?Habeis oido, Cromwell?

– Vamos, majestad, la noche acaba de empezar

– le consolo el primer ministro-. Apuesto a que al amanecer sereis el hombre mas feliz del mundo -anadio tratando de mostrar una seguridad en si mismo que estaba muy lejos de sentir. El duque de Norfolk sonreia y parecia estar de un humor excelente. ?Que tramaba?

En esos momentos la reina estaba desvistiendose ayudada por sus damas de honor, quienes corrian de aqui para alla llevando y trayendo ropas y adornos. Lady Ana era una mujer alta y ancha de caderas, de piernas delgadas, cintura estrecha y pechos demasiado pequenos para una mujer de su estatura. Las damas de honor intercambiaron miradas de inquietud mientras ayudaban a su senora a ponerse un sencillo camison de seda blanco y cepillaban su hermoso cabello rubio.

Lady Lowe, la antigua ama de cria de la reina y su pervisora de las damas alemanas, se atrevio a expresar sus inquietudes en voz alta:

– ?Que vas a hacer con ese mastodonte con quien te han casado, mi nina? -pregunto en aleman-. Gracias a Hans, que escucha las conversaciones de los caballeros imprudentes que le ignoran porque es solo un nino, sabemos que el rey ha dicho a todo el mundo que no le gustas. Tu madre nunca te hablo de lo que ocurre entre un hombre y su esposa, pero yo si lo he hecho. ?Que vas a hacer, hija mia? Temo por ti.

– No tengas miedo -la tranquilizo lady Ana-. Todavia no se como voy a salir de esta. Si consigo encontrar la manera de anular este matrimonio estoy salvada. Estoy segura de que si el rey hubiera dado con una excusa para no casarse conmigo no habria dudado en suspender la ceremonia. He oido decir que es uno de esos hombres a quienes no se les puede llevar la contraria. Se ha casado conmigo en contra de su voluntad y no encuentra la manera de divorciarse, pero ha dicho a todo el mundo que desea deshacerse de mi cuanto antes. Debo actuar con rapidez o tomaraStel camino mas facil: cortarme la cabeza. Pero yo no vine a Inglaterra a morir sino para escapar de la opresiva corte de Cleves. Reza para que Dios me ayude a tomar las decisiones correctas.

El jolgorio y la algazara de la fiesta llegaban desde el exterior de la habitacion de la reina y el rey, vestido con una bata de terciopelo y tocado con un gorro de dormir, abrio la puerta. Las damas se inclinaron al paso del monarca, sus nobles colaboradores y el arzobispo. Sin mediar palabra, el rey se tumbo junto a la reina, que le esperaba en la cama, mientras el arzobispo Cranmer bendecia la union de los esposos.

– ?Fuera de aqui todo el mundo! -gruno Enrique Tudor cuando el arzobispo hubo concluido las oraciones-. ?Acabemos con esto de una vez! ?Fuera!

Las damas y los nobles se apresuraron a abandonar la habitacion mientras intercambiaban miradas y sonrisas maliciosas. Los novios se sentaron el uno junto al otro sin saber que hacer. Finalmente Enrique Tudor se volvio, contemplo a su esposa y se estremecio. La muchacha no era fea y sus ojos azules tenian un brillo inteligente, pero su rostro era de rasgos duros y angulosos. Ademas, era mucho mas grande que Catalina, Ana y su dulce Jane. Cuanto antes empecemos, antes terminaremos, se dijo resignado mientras alargaba la mano y tomaba entre sus dedos un mechon del cabello de su esposa. Se sorprendio al descubrir que era suave y sedoso. ?Por lo menos habia algo en ella que le gustaba!

– Se que no gusto ti -dijo lady Ana con su marcado acento aleman.

Enrique Tudor guardo silencio durante unos segundos y se pregunto a donde conduciria aquella conversacion.

– No os habeis casado conmigo si habeis tenido una… una… ?No recuerdo el palabra!

– ?Excusa?

– Ja! Si habeis tenido una excusa por… por…

– ?Para rechazaros?

– Ja! ?Para rechazar mi! -concluyo triunfante-. Si yo doy excusa, ?tu dejas quedar mi en Inglaterra, Hendrick?

Enrique Tudor miro a su esposa estupefacto. Solo llevaba once dias en el pais y ya hablaba el idioma, lo que probaba que era una mujer inteligente. Ademas, comprendia la situacion perfectamente. ?Estaba cometiendo un error? No. Nunca habia amado a esa mujer y nunca la amaria. No podia; ni siquiera por el bien de Inglaterra.

– ?Que excusa? -inquirio entornando sus ojillos azules-. A pesar de mi mala reputacion como mari do, te aseguro que yo solo me divorcio por razones infalibles.

El rey habia hablado muy despacio para que su esposa comprendiera sus palabras, pero la reina entendia mas de lo que parecia y se echo a reir mostrando sus enormes dientes.

– Escuchame, Hendrick. No hacemos el amor y tu rechazas mi, ja?

Era. una idea tan sencilla y brillante que Enrique Tu-dor se sorprendio de que no se le hubiera ocurrido a el. Se dio cuenta de que la princesa no le rechazaba como marido, sino que trataba de facilitarle las cosas. Era una situacion embarazosa, pero no podia culpar al fisico escasamente atractivo de su esposa del fracaso de su matrimonio.

– Necesitamos a Hans, pero no esta noche. Lo dejaremos para manana, ?de acuerdo?

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