es exactamente lo que habeis hecho!
Aquella se le antojaba una manera muy curiosa de pasar su noche de bodas pero si aquella noche le hubieran dicho que estaba punto de convertirse en una mujer casada, no lo habria creido.
No sin esfuerzo, Varian de Winter consiguio dominarse. Nyssa tenia parte de razon y el no podia pretender que olvidara su turbio pasado de repente.
– He prometido deciros la verdad y lo hare, pero debeis guardar el secreto, ?lo hareis?
Nyssa asintio. Sentia curiosidad por averiguar en que lio se hallaba metida sin tener arte ni parte. A pesar de que todavia era una nina, era una muchacha muy practica y no habia tardado en comprender que, por muchos improperios furiosos que lanzara a su marido, su situacion no iba a variar lo mas minimo. Estaba casada y nada ni nadie podia cambiarlo, asi que lo mejor que podia hacer era escuchar las explicaciones del conde.
– Guardare el secreto siempre y cuando no esconda una traicion al rey -prometio-. Si es asi, no deseo saber de que se trata.
– Nadie quiere traicionar al rey -aseguro el conde de March tendiendole la mano-. Sentaos junto al fuego mientras os explico mi historia. Hace mucho frio y no quiero que cojais un resfriado.
Nyssa tomo la mano que Varian de Winter le tendia y sintio como apretaba la suya con fuerza. El conde se acomodo en un sillon junto a la chimenea y sento a Nyssa en su regazo. Sorprendida, la joven se debatio entre sus brazos tratando de ponerse en pie.
– De eso nada -dijo Varian de Winter sujetandola con firmeza-. Si quereis conocer mi historia, tendreis que quedaros quietecita en mi regazo. Dejad de resistiros o me vere obligado a tomar severas medidas.
– ?Que clase de medidas?
– Daros un azote, por ejemplo.
– ?No os atrevereis!
– No me tenteis, senora.
– ?Sois un hombre odioso! -protesto Nyssa-. ?Gomo os atreveis a amenazarme con darme una azotaina? ?No soy una nina!
Teneis razon, Nyssa Wyndham, penso el conde reprimiendo una sonrisa. No sois una nina; sois la mujer mas deliciosa que he tenido entre mis brazos y me muero por poseeros.
– Estoy esperando, senor -se impaciento Nyssa sacandole de sus cavilaciones.
– Es una historia muy simple -empezo Varian de Winter enrojeciendo al pensar que quiza Nyssa habia adivinado sus pensamientos-. Cuando mi tio Enrique Howard tenia quince anos se hizo amante de una joven muy bonita. No era la primera; yo mismo le pille detras de un seto con la hija del lechero cuando solo tenia doce anos. La cuestion es que la muchacha quedo embarazada y su familia se empeno en conocer la identidad del padre, pero todo cuanto consiguieron arrancar a la muchacha fue que este pertenecia a la familia del duque. Pidio ayuda a Enrique pero mi tio temia la reaccion de su padre y se desentendio de su responsabilidad. La pobre nina se suicido y cuando su enfurecida familia acudio a mi abuelo a pedir cuentas yo me ofreci a cargar con la culpa. Mi tio era tan joven y parecia tan confundido que me dio pena.
– No era tan joven como para hacer segun que cosas -repuso Nyssa.
– Ahora me arrepiento de haberme acusado de un crimen que no cometi -anadio Varian de Winter-. Nunca imagine que el escandalo y la fama de crapula sin escrupulos me perseguirian dondequiera que fuese.
Nyssa no acababa de creerse aquella historia. ?Realmente era tan noble y generoso como pretendia nacerle creer o trataba de ganarse su confianza con un monton de mentiras? ?Podia confiar en el?
– Si vuestro abuelo consintio que cargarais con esa culpa hizo mal -dijo-. Vuestro tio era muy joven y se le habria perdonado su falta con facilidad, pero un adulto hecho y derecho… Solo un hombre sin corazon habria hecho algo asi. No me extrana que nadie permita que sus hijas se acerquen a vos.
– A mi abuelo solo le importa su familia y ocupar una posicion influyente en la corte -contesto el conde-. A pesar de sus defectos, es uno de los nobles mas fieles a su majestad.
– ?Quien es la otra mujer? -pregunto Nyssa cambiando de tema de repente-. ?Quien sera la proxima reina de Inglaterra?
– Mi prima Cat -suspiro Varian de Winter.
– ?Pobre Cat! -exclamo Nyssa con lagrimas en los ojos.
– Si, pobre Cat -asintio el apartandole un mechon de la cara-. Pero os sorprenderia conocer las ganas que tiene de convertirse en reina.
– Lo se -repuso Nyssa apartandose de el-. La buena de Cat es una Howard de los pies a la cabeza. ?Quien sabe? Quiza haga feliz a Enrique Tudor.
– Y ahora que conoceis la verdad, ?todavia estais enfadada conmigo? -pregunto Varian de Winter.
Nyssa volvio la cabeza para mirarle a los ojos y dio un respingo cuando advirtio que los labios del conde se acercaban peligrosamente a los suyos.
– No lo se -contesto-. Me temo que ambos somos victimas de la ambicion sin limites de los Howard. Cuando lady Ana deje de necesitar de mis servicios espero que nos marchemos muy lejos y no volvamos a ver a un Howard nunca mas. Vuestra madre era una de ellos pero vos sois un De Winter y ya es hora de que olvideis a vuestro abuelo y hagais algo por vos.
Toda su vida habia sentido una desagradable sensacion de vacio pero no habia sabido de que se trataba hasta que no habia escuchado las palabras de Nyssa. Necesitaba una mujer capaz de poner sus intereses y los de la familia De Winter por encima de cualquier otra cosa. Queria tanto a su abuelo que habia hecho todo cuanto le habia pedido, pero Nyssa tenia razon: el era el quinto conde de March y tenia que empezar a comportarse como tal.
– Mi abuelo me ha obligado a tomaros como esposa por su propia conveniencia pero he conseguido el mejor regalo de bodas que podia haberme hecho.
– ?Cual? -pregunto Nyssa revolviendose inquieta. Varian de Winter la miraba tan fijamente que empezaba a asustarse.
– Vos -contesto el mientras le acariciaba un mechon de su sedoso cabello oscuro y se lo llevaba a los labios.
Nyssa sintio un nudo en la garganta y trago saliva con dificultad. Su corazon latia con fuerza y desacompasado y la inquietante proximidad de su nuevo marido le ponia la carne de gallina.
Varian de Winter desabrocho los botones dorados que mantenian cerrado el abrigo de terciopelo rosa que Bliss Fitzhugh habia prestado a su sobrina y le acaricio el rostro y la nuca.
– El rey ha ordenado que nuestro matrimonio sea consumado esta misma noche -se lamento-. Os juro que si por mi fuera primero os cortejaria como hace cualquier hombre decente que ama y admira a una mujer con la que espera casarse algun dia. Cuando os conoci me jure hacerlo asi, pero vuestra familia no me permitia acercarme a vos. Esta noche nos hemos unido en matrimonio y yo tampoco me siento a gusto, pero si no consumamos nuestra union en pocas horas, el rey nos enviara a la Torre.
– ?Muy propio de Enrique Tudor! -bufo Nyssa-. ?Que habria ocurrido si el duque de Cleves llega a pedirle esa misma prueba?
– Decidme que os ha contado vuestra madre sobre lo que ocurre entre un hombre y su esposa cuando estan solos -pidio Varian de Winter mientras ayudaba a Nyssa a ponerse en pie. La despojo de su abrigo, se desabrocho la bata y arrojo ambas prendas despreocupadamente sobre una silla. Desconcertada, Nyssa le miro a los ojos.
– Mi madre decia que me explicaria todo cuanto debia saber cuando me comprometiera para casarme, - contesto cuando hubo recuperado la compostura-. Las damas de la reina hablan mucho pero no se cuanto hay de verdad en sus comentarios. Me temo, senor, que soy una completa ignorante -admitio-. Despues de todo, nunca he tenido un pretendiente.
Asi que es una autentica virgen, se dijo el conde. No era de extranar. Nyssa era una muchacha del campo y provenia de una familia respetable. La primera vez que la habia besado habia sido parte de una pantomima y la segunda vez lo habia hecho por orden del arzobispo, pero ahora, tenia aquella boca en forma de corazon para el solo. No esta mal para empezar, penso mientras le rozaba los labios con los suyos. Se separo unos centimetros y comprobo que la joven habia mantenido los ojos abiertos mientras el la besaba.
– Cerrad los ojos -dijo.
– ?Por que? -pregunto ella.
– Porque… -titubeo Varian de Winter-. Porque se hace asi. Vamos, cerrad los ojos.