– Entonces, debe ser un anciano, tio. ?Quieres condenarme a vivir al lado de un vejestorio? -exclamo con una mirada de temor.

– Tiene treinta anos, querida, jamas diria que es un vejestorio. Es un hombre maduro y preparado para el matrimonio. ?No te das cuenta de lo afortunada que puedes ser? El quiere ser dueno de Melville, que es una parte de tu dote.

– En otras palabras, esta tan desesperado por esas tierras que no le queda mas remedio que casarse conmigo.

– ?No, no! -replico Thomas Bolton. Sintio ganas de arrojarle un balde de agua fria a esa nina con tan elevada opinion de si misma- Siempre le interesaron esas tierras, y como supe que estaba buscando esposa, simplemente le comente que Melville era parte de tu dote,

– ?Tio, hiciste muy mal! -se enfurecio Philippa-. ?Le tendiste una trampa a ese pobre hombre!

– No, tan solo me aproveche de la situacion. Tu madre aprobaria plenamente mi conducta.

– ?Tu desfachatez, querras decir! ?Que pensara de ti ese conde de Witton? ?Y de mi! No puedo creer que hayas caido tan bajo, tio.

– No digas bobadas, querida -espeto Tom, inmune a las criticas de su sobrina-. El conde de Witton pertenece a una familia antigua y honorable aunque no muy prospera. No es un hombre pobre, pero tampoco es rico. Si te casas con el conde, obtendras un titulo y tus hijos seran autenticos nobles. El conde recibira a cambio las tierras que tanto ansia anadir a las que ya posee y una esposa con gran dote en oro. Sera un matrimonio perfecto.

– ?Y que lugar tiene el amor en esta historia, tio? Si he de desposar a este hombre, ?no deberia haber algo mas que dinero y tierras? -La preocupacion embellecia su rostro, sus ojos color miel lo miraban pensativos.

– Al menos, intenta conocerlo. Jamas te obligaria a casarte por la fuerza. Primero, averiguemos si tu y el conde congenian, de lo contrario tendra que buscarse otra esposa. Quiero tu felicidad tanto como tu madre. ?Pero piensa, Philippa! Se trata de un verdadero conde y no del segundo hijo de un conde. El unico que se habria beneficiado con ese maldito matrimonio habria sido Giles FitzHugh. ?Que ventajas habrias obtenido? Ninguna. Confieso que, al principio, antes de que vinieras a la corte, me parecio un buen candidato, pero Witton es mil veces mejor. Ademas, gozas de los favores de los reyes. Te vi bailar con Enrique esta noche.

– ?Sabes por que? Porque no podia bailar con Bessie, ella le dijo que yo era una excelente bailarina.

– ?Y que impedia a la senorita Blount danzar con el rey? -pregunto lord Cambridge con gran curiosidad.

– No se siente bien. Ultimamente esta muy molesta por el embarazo -fue la ingenua respuesta de Philippa.

Tom dudo unos instantes y luego dijo:

– ?Has oido el rumor, verdad?

Philippa se mordio el labio inferior y se sonrojo.

– ?De que es la amante del rey? Si, tio, lo escuche. Y si lo fuera, ?que deberia hacer yo? Amo a la reina, pero tambien me simpatiza Bessie Blount.

– No hagas nada, pequena, manten la misma actitud de siempre. Debes respetar y amar a la reina, y al mismo tiempo ser afable con la senorita Blount. Serias una tonta si no lo hicieras, porque, sin duda, Bessie es la amante de Enrique. Y te dire algo mas, jovencita: es muy probable que el hijo que esta esperando sea del rey. Estoy seguro de que muy pronto Bessie desaparecera de la corte, pues Enrique Tudor no querra que mortifique a la reina paseando su enorme barriga por el palacio, sobre todo ahora que se sabe que Catalina no puede concebir.

– Estoy al tanto de esos rumores, pero no los creo. ?Quien querra casarse con Bessie Blount si cae en desgracia?

Thomas Bolton rio para sus adentros. A veces la ingenuidad de su sobrina lo conmovia y le recordaba cuan candida era.

– El rey sera generoso con la senorita Blount, sobre todo si da a luz a un varon. Como recompensa, recibira un marido, una pension, y la criatura gozara de ciertos honores, te lo aseguro.

– Me siento culpable de ser amiga de Bessie sabiendo la angustia que siente la reina.

– No cometas el error de tomar partido, es muy comun entre los miembros de la corte. La realeza es voluble como el viento, mi angel, y conviene mas soplar a favor que en contra. Al rey le agrada la senorita Blount, y ella se comporta con respeto y discrecion ante la reina. Tanto Enrique como Catalina actuan como si nada malo ocurriera entre ellos. ?Acaso la reina muestra animosidad hacia la senorita Blount?

– No, pero varias damas de la reina la tratan con desprecio, y algunas son repugnantes.

– No sigas su ejemplo. Comportate con la reina y con Bessie como siempre lo has hecho. Nadie sabe que puede pasar el dia de manana. Ahora, ocupate de tus asuntos. Dentro de unos dias solicitare el permiso de la reina para que nos visites. Invite al conde de Witton a hospedarse en mi residencia.

– Una condesa -murmuro Philippa-. Sere la condesa de Witton.

Millicent Langholme se pondra verde de envidia. Acaba de casarse con sir Walter Lumley. Cecily se asegurara de informar a Giles y a sus padres. Quedaran muy impresionados. Espero que los Witton tengan mejores tierras que los Renfrew. Imaginate, el conde de Renfrew se ofrecio a buscarme un candidato, ?pero jamas podria encontrar uno tan bueno como el tuyo, tio querido! -a Philippa comenzaba a gustarle la idea.

– Todavia no esta dicha la ultima palabra -le advirtio lord Cambridge-. Primero deberas conocerlo.

– El desea Melville. ?Acaso dudas de que le agrade a ese conde de Witton?

– Es cierto, pero es un hombre de honor y no se casara contigo solo por las tierras.

– Y yo tampoco, tio. -Tom le sonrio.

– Tesoro, estoy seguro de que Crispin St. Claire caera rendido a tus pies. Sera un golpe magistral, Philippa. ?Imaginate, un conde, un diplomatico! Un hombre que disfrutara de la corte tanto como tu. Pero cumpliras con tu deber y le daras un heredero.

Philippa se quedo callada.

– Hijos -murmuro-. No habia pensado en los hijos, tio. Pero si en algo me parezco a mi madre es en el sentido del deber.

Lord Cambridge la miro con alegria y asintio.

– Si, encantaras al conde, querida nina. Estoy completamente seguro.

– Ire a tu casa dentro de dos dias. ?Puedo contarle a la reina que me presentaras un candidato?

– Sin mencionar nombres, por favor -aconsejo Tom-. Ella comprendera.

– De acuerdo. Debo regresar, tio. No quiero abusar de la amabilidad de Catalina.

– Antes cuentame rapidamente como le va a Banon.

– Le simpatiza a los reyes, pero, como mama, siente nostalgia por sus tierras y esta ansiosa por retornar a Otterly -anuncio Philippa. Beso al tio en la mejilla y salio corriendo hacia el otro extremo de la galeria.

Thomas Bolton estaba exhausto, sentia el peso de sus cuarenta y nueve anos en cada parte de su cuerpo. Respiro hondo, con sorpresa descubrio que la corte ya no lo apasionaba tanto como antes. Queria estar en su casa de Otterly, junto al fuego protector, lejos del crudo invierno de Cumbria. Si bien le interesaba buscar alianzas para Philippa y Banon, mucho mas lo entusiasmaba el comercio de la lana que habia emprendido con Rosamund. ?Como supervisaria sus asuntos comerciales en Londres? Rosamund estaba en Claven's Carn, esperando el nacimiento de su hijo. Le preocupaba que su estado le impidiera ocuparse correctamente de los asuntos comerciales.

– ?Lord Cambridge? -William Smythe aparecio como un fantasma de un rincon oscuro de la galeria. Estaba vestido con una casaca de terciopelo negro algo gastada y polvorienta, que le llegaba a la mitad de las pantorrillas.

– ?Oh, senor Smythe!

– No quise molestarlo mientras hablaba con su sobrina, milord -dijo William Smythe prodigandole una sonrisa.

– Muy amable de su parte -replico. Tom penso que era un hombre verdaderamente encantador y le devolvio la sonrisa.

– He estado pensando en lo que me dijo la ultima vez que nos vimos. ?Entendi mal, milord, o usted sugirio que podria ofrecerme una tarea interesante?

– Con la condicion de que este dispuesto a residir en el norte y a viajar de vez en cuando. El comercio de la lana se esta expandiendo. Mi prima y yo ya no podemos administrarlo sin ayuda, pero, por supuesto, necesitamos una persona refinada y experta en el arte del comercio. Debera trasladarse a Otterly, William. Al principio, vivira

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