en mi residencia y luego, si decide continuar, le dare una casa en la aldea. Le dare cincuenta guineas de oro por ano, que recibira puntualmente el Dia de San Miguel.

Una mirada de asombro ilumino el rostro impasible de William Smythe.

– Es una oferta muy generosa, milord. Mucho mas de lo que hubiera imaginado.

– Tomese su tiempo para evaluar mi propuesta. Es un honor servir al rey, supongo que tendra que consultar a su familia tambien.

– Ya no queda nadie en mi familia. Tampoco soy uno de los mas allegados al rey. Se lo que valgo, milord. Soy un hombre inteligente con escasas posibilidades de desplegar todo mi talento, Pero, gracias a Dios, usted supo apreciar mis virtudes y esta dispuesto a brindarme una gran oportunidad. -Toda la arrogancia que habia manifestado en el encuentro anterior habia desaparecido-. No necesito evaluar nada. Me sentire feliz y orgulloso de servirlo, milord, y trabajare arduamente para usted. -Se arrodillo, aferro la mano de Thomas Bolton y la beso.

– Obtenga el permiso del rey, William. Todavia no se cuando partiremos a Otterly, pero me gustaria que comenzara a trabajar lo antes posible. -Saco la bolsa de su vistoso jubon, tomo una moneda y se la tendio al joven-: Pague sus deudas, no quiero problemas mientras este a mi servicio.

El secretario se puso de pie y acoto, nervioso:

– Debo pedirle un favor, milord. Tengo una gata que ha sido mi mas fiel companera durante muchos anos. ?Podria llevarla conmigo?

– ??Una gata?! -Lord Cambridge lanzo una estruendosa carcajada-. ?Por supuesto que puede traerla! Apuesto que simpatizara con mi sobrina mas joven, Bessie Meredith. Ademas, a mi tambien me gustan los gatos. ?Es habil para cazar ratones?

– ?Oh, si, milord! Pussums es una excelente cazadora.

– Cuando este listo, le enviare mi barca para que lo traslade. A usted y a Pussums -se corrigio lord Cambridge. Luego se despidio y siguio caminando por la galeria.

Se sentia exhausto. Sin embargo, la visita a la corte habia dado un giro inesperado, comenzaba a resultarle bastante entretenida.

Philippa habia vuelto a ocupar su lugar junto a la reina.

– ?Esta todo en orden, pequena? -pregunto Catalina.

– Si, senora. Mi tio acaba de comunicarme que tiene un candidato Para mi. Lord Cambridge solicita a Su Majestad que me otorgue permiso para visitarlo en su casa pasado manana.

– ?Y puedes decirme como se llama el caballero en cuestion?

– Mi tio espera que Su Majestad comprenda la importancia de ser discretos hasta tanto no haya un acuerdo firme -replico Philippa con nerviosismo. Habia dicho que no a la reina, algo que jamas se habia atrevido siquiera a imaginar.

– Comprendo perfectamente la situacion. Quieres proteger al caballero y a ti misma -admitio la reina, para sorpresa de la joven. Y luego agrego con una sonrisita complice-: Ni al rey se lo dire.

Esa noche Philippa se acosto en la cama que compartian con su hermana. Banon estaba excitadisima porque el padre de Robert Neville hablaria con lord Cambridge para formalizar el compromiso entre su hijo y la joven Meredith.

– El tio Thomas estara de acuerdo -aseguro Banon-. Robert no sera el primogenito, pero es un Neville.

– Como tu abuela, querida. No creo que eso impresione a Tom.

Philippa estaba un poco celosa de que su hermana se comprometiera antes que ella.

– ?Has visto el lago que limita con Otterly? Pertenece a los Neville, y el padre de mi Robert prometio obsequiarselo. Tambien le entregara una porcion de sus tierras. Todo eso pasara a formar parte de Otterly si nos casamos.

– Lord Neville no pierde nada con ese gesto que te parece tan admirable. Al fin y al cabo, si Robert te desposa, todo Otterly sera suyo. -Otterly sera de nuestro hijo mayor.

– Que se apellidara Neville, y no Bolton o Meredith. Los Neville acrecentaran sus posesiones gracias a tu bendito matrimonio.

– Pero yo sere feliz. ?Por que te gusta complicar las cosas? Estas molesta porque voy a comprometerme y tu no. -Dio la espalda a su hermana y tiro del cobertor para taparse los hombros.

– El tio Thomas ha encontrado un candidato para mi, no tendre que irme del palacio si me caso con el.

– ?Quien es? -pregunto Banon sin cambiar de posicion.

– Todavia no puedo revelar su nombre a nadie, ni siquiera a la reina. Pronto lo conocere.

– Seguro que no es un Neville.

– No. Es alguien que ama la corte tanto como yo, hermanita. Y ruega a Dios que ese hombre y yo nos llevemos bien, pues mama no permitira que te cases antes que yo. Soy la mayor y debo desposarme primero.

Banon se sento en la cama y fulmino a su hermana con la mirada.

– ?Si llegas a arruinar mi felicidad, jamas te perdonare, Philippa Meredith!

– A ti te agrada Robert Neville, Bannie. Bueno, a mi tambien tendra que gustarme este caballero. No me casare solo para facilitarte las cosas -la desafio Philippa chasqueando la lengua.

– ?A veces eres tan odiosa y malvada!

– Empieza a rezar, hermanita -la azuzo. Luego, dio media vuelta y se quedo profundamente dormida, mientras su hermana yacia tendida con los ojos abiertos y llena de rabia.

Dos dias mas tarde, Philippa se encamino hacia el muelle donde debia abordar la barca que la conduciria a la casa de lord Cambridge. Llevaba un vestido de brocado de terciopelo marron y oro, con un corpino bien cenido al cuerpo. El escote era bajo y cuadrado, cubierto con una finisima tela plisada de color natural, los punos de las mangas estaban forrados en piel de castor. Una faja de seda bordada con hilos de oro y cobre rodeaba su delgada cintura; en la cabeza lucia una cofia con velo de gasa dorada. Tambien llevaba una capa de terciopelo marron y ribeteada en piel de castor para cubrir sus hombros.

– ?Vaya, vaya! El hombre quedara muy impresionado, senorita Philippa -evaluo Lucy con picardia.

– ?A que hombre te refieres? -pregunto Philippa nerviosa.

– Al caballero que le quiere presentar lord Cambridge. Es por eso que va a su casa, ?verdad? Me lo dijo la senorita Banon.

– Es cierto, pero todavia no se ha hablado de matrimonio. Decidimos encontrarnos fuera de la corte para evitar las habladurias.

– Bien hecho, senorita Philippa, aqui hay demasiados fisgones.

– No se te ocurra abrir la boca, Lucy -la reprendio, y su doncella asintio.

Por fortuna, habia tomado la precaucion de ponerse varias enaguas abrigadas debajo del vestido. El dia era frio y lugubre; una helada aguanieve calaba los huesos. En medio del rio, muerta de frio, Pese a la manta de piel que cubria sus piernas y los ladrillos calientes que calentaban sus pies, miles de pensamientos se agolpaban en su mente.

?Como seria ese conde de Witton que la doblaba en edad? ?Le seguiria gustando la vida palaciega? ?La dejaria ir a la corte o pretenderia que se quedara en la casa pariendo un heredero tras otro? Tenia que casarse lo antes posible, pronto cumpliria dieciseis anos. Cecily aun no habia regresado a la corte, y estaba esperando un bebe, segun le habia escrito. Ella y su esposo permanecerian en Everleigh hasta el nacimiento del nino, pues Cecily queria estar cerca de su madre. Hasta la arpia de Millicent Langholme estaba prenada. Sir Walter habia visitado la corte en la Noche de Reyes para hacer alarde de su virilidad de toro. Bessie Blount tambien estaba embarazada, aunque era un tema delicado del que se hablaba poco, le habia dicho a Philippa que el nino naceria en junio. Muy pronto, antes de la Cuaresma, se marcharia de la corte. El golpe de la barca contra el muelle de la casa de lord Cambridge la saco de su ensimismamiento.

Un lacayo la ayudo a descender.

– Lord Cambridge la esta esperando en el salon, senorita -dijo mientras la conducia por los jardines. Lucy caminaba detras de ella. Luego de ingresar a la residencia, el muchacho le quito la capa y, sin perder un segundo mas, Philippa enfilo hacia el salon.

– ?Tio! -grito. La estancia era tan calida y acogedora que olvido de inmediato el tiempo horrible que hacia afuera. Extendio los brazos hacia lord Cambridge.

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