– ?Muy bien hecho! -aprobo la reina.
– ?Que te ha dicho el rey en el parque? -pregunto con malicia Millicent-. Estuvieron conversando un rato largo, Philippa Meredith.
– El rey solo queria estar con su hijita. Me pregunto por mi madre y tambien por el resto de mi familia en Cumbria. Ellos se conocen desde que eran ninos. ?Y por que te interesa mi conversacion con el rey, Millicent Langholme? ?Acaso tu vida es tan aburrida que necesitas entrometerte en los asuntos ajenos? Supongo que pronto tendras novedades, cuando sir Walter termine de decidirse si desea o no comprometerse formalmente contigo.
'Como me voy a divertir con tu arrogante caballero frente a tus propias narices, Millicent -penso Philippa-. Y no podras hacer nada mas que enfurecerte'.
La reina sonrio con disimulo, mientras la senorita Langholme permanecia muda de indignacion.
– ?Como esta tu madre? -pregunto la monarca a Philippa. -Con buena salud, gracias. Su Majestad, ?me permite el atrevimiento de preguntarle si seria posible asignarle un puesto en la corte a mi hermana Banon? Es una nina encantadora, pero si pasara un tiempo al servicio de Su Majestad, refinaria su caracter. Ella posee sus propias tierras en Otterly.
– Si Millicent Langholme se casa, entonces podre recibir con suma alegria a Banon en la corte -respondio Catalina-. Banon. ?Que nombre extrano!
– Significa 'reina' en gales. Su nombre completo es Banon Mary Katherine Meredith, madame. Mi padre la llamo Banon -explico Philippa.
– Por supuesto, para honrar sus raices -dijo la reina mientras pensaba que Philippa se habia convertido en una autentica criatura de la corte, que se atrevia incluso a solicitar un cargo para su hermana.
La tarde comenzo a extinguirse. Algunas personas bailaban, mientras los musicos tocaban, unos caballeros en mangas de camisa practicaban tiro al blanco, parejas de enamorados navegaban por el rio. Philippa observo a todos los invitados y, de pronto, vislumbro a sir Walter Lumley. Su presa se encontraba parada junto a un grupo de hombres que jugaban a los dados. Philippa se dirigio alli deprisa; por suerte, tambien se hallaba Bessie Blount.
Bessie le sonrio al ver que se aproximaba. Era una joven de buenos sentimientos, pero sus posibilidades de conseguir un buen partido eran aun mas remotas que las de Philippa.
– ?Ven a ver como esta ganando Tony Deane! -grito Bessie.
– ?Sabe Cecily que eres aficionado a los dados? -bromeo Philippa a sir Anthony Deane, el prometido de su mejor amiga.
– Mientras me sonria la suerte, ?te parece que mi amada podra poner alguna objecion? -replico el muchacho. Luego volvio a arrojar los dados y gano una vez mas, para alegria de todos los espectadores.
Philippa logro infiltrarse en el grupo contiguo y se paro junto a sir Walter.
– ?Le gustan los dados, sir? -pregunto con una sonrisa provocativa.
– Si, me complace jugar de vez en cuando -admitio; sus ojos se posaron en el espectacular escote de la doncella y se relamio.
– Yo nunca jugue a los dados -dijo Philippa fingiendo inocencia y atrayendo inmediatamente la atencion de sir Walter y de otros caballeros-. ?Es dificil?
– No mucho -respondio sir Walter con una amplia sonrisa mientras ella lo miraba con curiosidad-. Senorita Meredith, ?le gustaria que le ensenara?
– ?Lo haria? -respondio con dulzura-. ?Y cuanto debo apostar? -Tomo la carterita que colgaba de su cintura y dijo-: Espero tener dinero suficiente.
Tanto Bessie Blount como Tony Deane miraban azorados a Philippa. Sabian perfectamente que ella no era la nina tonta que fingia ser en ese momento. Pero se quedaron callados. Sentian una enorme curiosidad por la conducta de su amiga.
– No, usted no debe tocar sus preciosas monedas -dijo muy galante sir Walter-. En lugar de dinero, sugiero que el premio sea un beso, senorita Meredith.
– Nunca nadie me ha besado. Sir, ?una conducta tan indecorosa no pondria en peligro mi buen nombre y honor?
Sir Walter parecia confundido. Decirle a esa joven que su reputacion permaneceria intacta luego de rifar sus besos a los dados era una mentira atroz. Pero el se moria por besarla en ese preciso instante, y que esos apetitosos labios fueran virgenes avivaba aun mas su deseo. Ademas, queria juguetear con esos senos redondos que la joven exhibia de manera tan descarada.
– No soy partidario de abandonar cuando voy ganando -anuncio finalmente Tony Deane-. Philippa, ?por que no observas como juegan los demas? Mas tarde, cuando entiendas las reglas, puedes probar tu misma, aunque sugiero que apuestes dinero y no tu buen nombre.
– Es cierto. Estoy absolutamente de acuerdo -accedio sir Walter-. Yo le explicare mientras Tony hace su jugada, senorita Meredith. -Deslizo el brazo alrededor de su fina cintura y noto complacido como ella se acercaba a el en lugar de apartarse.
– Muy bien. Le estoy eternamente agradecida por su atencion. Usted es el caballero mas gentil que he conocido.
Esto seria mucho mas efectivo que el tiro al blanco.
– Por favor, querida, es un placer -replico, embriagado por el delicioso perfume de la doncella.
Philippa noto la lujuria en su mirada. 'Que idiota -penso-. Millicent lo llevara por la vida con mano firme y su matrimonio sera un infierno. Aunque el se lo merece, como la mayoria de los hombres'.
– Este juego no parece nada complicado-comento la joven contemplandolo arrobada.
– Es cierto -acordo sir Walter. Ciertamente, no podia apartar la vista del tentador escote. Su futura esposa tenia senos tan pequenos como los de una nina, y no olia tan bien como esta mujercita. Pero era un buen partido y el lo sabia. La sangre de Millicent era mas noble que la suya y, ademas, era hija unica, de modo que cuando su padre muriera, era muy probable que sir Walter heredara el titulo de baron. Si, ella era la esposa perfecta para el. En cambio, Philippa era una fruta madura que debia saborearse en el momento, antes de que fuera demasiado tarde. Sus brazos sujetaron con mas fuerza la delicada cintura.
La muchacha se alejo de un salto de sir Walter.
– Tal vez no deba jugar. En realidad, no cuento con los medios para hacerlo.
– Me parece una decision muy sabia -acordo Tony Deane. ?Que estaba tramando esa maliciosa joven? Nunca la habia visto actuar asi.
– Deberia volver con la reina -dijo Philippa con nerviosismo.
– Si no desea jugar a los dados -ronroneo sir Walter-, entonces vayamos a dar un paseo por la ribera, senorita. El rio se ve encantador con los reflejos del atardecer.
– ?Pero no provocariamos habladurias, sir? Usted dijo que estaba comprometido con Millicent Langholme.
– Todavia no hemos firmado nada, senorita. Tan solo le propongo una inocente caminata a la vista de toda la corte.
– Bueno, no se si es correcto, No me gustaria herir a Millicent.
– Es solo una corta caminata -repitio sir Walter, tomandola del brazo y conduciendola hacia el rio.
Bessie Blount pregunto riendo:
– ?Que significa todo esto? ?Por que esta actuando asi?
– No entiendo que pretende -declaro Tony Deane, mientras recogia sus ganancias y le pasaba los dados al siguiente jugador.
– Yo tampoco -dijo Bessie-, aunque te puedo asegurar que Millicent y Philippa se odian. Millicent suele tratarla con un desden y una soberbia intolerables. Ya se a quien podriamos preguntarle, Tony: a tu prometida. Ella debe estar al tanto de todo, porque son amigas intimas.
– Prefiero no enterarme de las travesuras de Philippa -replico el joven. Tony no solo era un hombre alto de cabello rubio ceniza y ojos azules, sino que, ademas, era un rico terrateniente de Oxfordshire.
Bessie rio.
– En cambio, yo me muero de intriga. Ya mismo voy a buscar a Cecily. -Se marcho de prisa. Cecily y Millicent estaban con la reina. Bessie se acerco con sigilo, y le pregunto a Cecily en voz baja-: Dime, ?que esta haciendo Philippa?