cruel, dejandola de esa manera, sin dar ninguna explicacion.

Movido por la indignacion, tomo la decision de que de todos modos bajaria a cenar. Ella estaba dispuesta a enfrentarse al enemigo cara a cara, a pesar de que le amenazase.

La sangre hierve en sus venas, aun cuando, unos minutos antes de las ocho, salio de la habitacion. Lo mas seguro era que esta vez Ryden no apareceria para escoltarla abajo, no queria acercarse a el nunca mas, se mostro satisfecha con eso.

Trato de apartar el recuerdo de lo cerca que habian estado, de como lo maravilloso que habia sido permanecer en sus brazos. En cada paso, se criticaba por haber flaqueado.

Independientemente de la forma como la dejara y de como la habia envuelto en sus caricias solo con la intencion de demostrar que seguia siendo la misma persona que habia conocido en el apartamento en Londres, Jennifer sabia que la deseaba. Ninguna mujer se habia equivocado en este asunto. Si, Ryden Kilbane estaba ansioso de hacer el amor con ella. Ese idiota…

Al acercarse a la sala de estar, se abrio la puerta, interrumpiendo la lista de adjetivos que, mentalmente, le habia dedicado.

Noel salio, seguido de Ryden.

– Iba a buscarte – dijo el hermano menor.

– Asi lo supuse – respondio ella con una sonrisa. Cuando el senor y la senora Kilbane salian de la sala, Jennifer se dirigio al enemigo.

– Hola, Ryden. Viste como avanzo? Pronto conseguire subir las escaleras de dos en dos.

Se volvio para saludar a sus padres, pero se mantuvo alerta y se dio cuenta cuando Ryden levanto las cejas, sorprendido, admirado de su comportamiento. En lugar de pegarle en la cabeza con el baston, que era lo que se merecia, actuo como si nada hubiera sucedido.

Esa noche durante la cena, Jennifer mantuvo la imagen de un huesped feliz en una casa preciosa. Participo en todos los asuntos, hablo animadamente con la pareja Kilbane y trato a Noel y Ryden lo mas normal posible. Se dirigia hora a uno o ahora al otro, sin favorecer a ninguno en particular.

Despues de la comida, no pasaria por la cabeza de nadie, ni siquiera de Ryden, en el que percibia una mirada de asombro, la profunda indignacion que Jennifer llevaba en su interior.

– No vas a ir directamente a tu cuarto esta noche, Jennifer? – Le pregunto la senora. Kilbane.

Sabiendo que Ryden espera una respuesta afirmativa, por supuesto, porque pensaba que estaba buscando una oportunidad para ver a solas a Noel, Jennifer le contradijo.

– Me quedaria un poco mas a hacerles compania si no les importa.

– Querida – dijo la duena de casa, dandole el brazo – es un placer tener a una companera en esta casa, donde predominan los hombres.

Fueron todos juntos a la sala de estar.

Jennifer no podia decir exactamente cuando, pero durante durante las horas que siguieron, la ira fue pasando. El tiempo, que se inicio despacio cuando el senor Kilbane la ayudo a sentarse en el sofa, de pronto paso volando. Hablaron sobre varios temas en los que todo el mundo participo, la senora Kilbane se dirigio a ella, mientras que los hombres hablaban acerca de las microcomputadoras.

A las diez y media, Jennifer se dio cuenta de lo mucho que le gustaba ser parte de una noche en familia, pero penso que lo mejor era retirarse. Despues de todo, el objetivo no era divertirse, habia bajado con el fin de mostrarle a Ryden que el no era tan importante.

'El mensaje ya ha sido dado', se dijo, tratando de recuperar algo de la indignacion. Miro su reloj.

– Vaya, lo tarde que es. Creo que voy a subir.

Noel se mostro frustrado.

– ?Ya? Todavia es muy temprano…

– El medico recomendo que Jennifer durmiese bastante. – Ryden interrumpido.

Era una mentira. Dr. Oliphant habia dado instrucciones de un descanso de solo dos dias, un periodo que ya habia cumplido. Al decir aquello, Ryden se traiciono, mostrando lo mucho que la queria lejos de su familia.

– Ryden tiene razon. – Jennifer respondio con una sonrisa que ocultaba bien su ira. – Cuanto mas descanse, mas deprisa me recuperare y pronto voy a poder retomar mi ritmo diario normal. – Despues de que ella se despidio del senor y la senora Kilbane, Noel se ofrecio a acompanarla a la habitacion.

– No, Noel, gracias. Ya me he escatimado de mas esta tarde, creo que necesito un poco de ejercicio.

Orgullosa de su desempeno, Jennifer se felicitaba cuando, habiendo subido las escaleras, llego al hall. Casi llegando a su cuarto, oyo pasos detras de ella. La satisfaccion desaparecido como por arte de magia.

Era el, obviamente. Al llegar a la puerta, se detuvo, sin atreverse a entrar. Se volvio lentamente, diciendose a si misma, inutilmente, que el hombre solo merecia su odio, no habia razon para permanecer en ese estado, temblando como una tonta adolescente. 'Jennifer Cavendish, ?donde esta tu autoestima?' No habia esperanza. Ryden tenia el poder de destruir todas sus defensas.

– Lo siento, si no lo invito a entrar – dijo seria, rezando para que la voz saliera firme. – Estoy muy necesitada de un poco de sosiego.

– ?Que paso con esa criatura dulce, que nos dio las buenas noches hace unos minutos?

Aunque no desea iniciar cualquier discusion, Jennifer no permitiria que se burlaban de ella.

– Quiero que quede bien claro, Sr. Kilbane, aunque no me importa lo mas minimo lo que piense, valoro y respeto a sus padres. Lo creas o no, no podria soportar a hacerles dano.

No esperaba que el cambiase su comportamiento, por lo que dijo, por lo tanto, no estaba decepcionada de ver que, a pesar de que la ironia habia desaparecido, no parecia encantado de haberlo emocionado.

– Asi que lo que vimos alli era una representacion de Miss Dulzura, por respeto a mis padres? Bueno, por lo menos. Tiene el juicio suficiente para no ofender a los dos pobres ancianos.

Finalmente, Ryden encontraria algo a su favor! Suspiro y agarro la manija de la puerta.

– Estoy cansada, Ryden. Si tienes algo que decir, dilo pronto para que pueda…

– La rodilla esta mejor? – Le pregunto de repente.

– Mejora todos los dias, pero creo que todavia no puede participar en ninguna maraton.

– Mostraste una gran determinacion para tratar de caminar sola hoy. Sin embargo, creo que todavia no estas lista para estar sola sin que nadie te ayude.

Jennifer todavia no se habia dado cuenta de que no tenia otra opcion, pero por mas que tratase, no podia imprimir a su voz de la insatisfaccion que deseaba.

– Bueno, eso es lo que…

– Eso significa que no voy a llevarte a casa cuando me vaya a Londres manana. Te quedaras aqui, no hay otra solucion.

– ?Dios mio! No estara hablando en serio, ?verdad? Vas a arriesgarte a dejarme aqui sin ti y sin Noel estando presentes?

– Hay veces que me gustaria estrangularla.

Jennifer no se quedo a escuchar el resto. Entro en la habitacion y cerro la puerta con todas sus fuerzas, para a continuacion, arrojarse en la cama, sollozando. El hombre que todavia queria? No paraba de agredirla y tambien que no la dejaria partir!

CAPITULO VIII

Acostada en una hamaca, tomando el sol de la tarde, Jennifer no podia recordar otro lunes que hubiese pasado con tanta lentitud. Sin embargo, sabia muy bien por que: Ryden no estaba en Broadhurts Hall.

Trato de prestar atencion al libro que estaba leyendo, pero la concentracion era imposible. Sus pensamientos siempre terminaban volviendo al hombre que le habia robado el corazon. A pesar de que lucho, que estuviese herida y consciente de que el la odiaba, la falta de Ryden hacia que su vida perdiera interes.

Penso que estaba siendo ingrata con todos que se esforzaban por que tuviese un buen dia, tratando de animarla. Por la manana temprano, se habia reunido con la Sra. Stow, que habia venido a traerle el te. Inmediatamente sintio un vacio en el corazon cuando anuncio lo siguiente:

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