– Si tenemos suerte, para cuando termines de deshacer el equipaje, el camarero nos subira el te.

– ?Te? -pregunto ella extranada.

– Queria demostrarte que no siempre olvido que los hombres debemos ser puntuales al tomar los alimentos -bromeo el, pero tenian un brillo sus ojos, y tal encanto sus modales que Fabia se sintio abrumada. Sus ojos y sus labios le sonrieron a el. Ella noto que fijaba la vista en su boca y luego salio de alli, pero se detuvo en la puerta para avisarle-: Tomaremos el te en la sala.

Ella sonreia todavia cuando el se fue y se percato de que estaba feliz de que no la hubiera llevado solamente a Praga, instalado en una habitacion, y luego olvidado.

Fabia se apuro a acomodar su ropa. Sabia, cuando colgaba las prendas en el armario, que no iba a abusar mas de la generosidad de Ven despues de tomar el te. Pero cuando regreso a su habitacion y cerro la puerta le agradecio en silencio que hubiera pensado en invitarla a compartir su sala privada durante media hora.

Habia un mueble con varios cajones en su habitacion y acababa de terminar de guardar ahi otras prendas cuando escucho voces en la sala. Luego se percato de que cerraban la puerta y creyo que era el mesero con el te.

Fabia sentia gran emocion mientras se cepillaba su cabellera rubia, y, ademas, no habia dejado de sonreir. Dejo el cepillo y se dio cuenta de que tenia sed y de que apreciaria un vaso de te. ?Pero, es que alguien, por amor de Dios, se habia podido emocionar asi por una bebida?

Hizo a un lado ese pensamiento, salio de su habitacion y vio que Ven ya estaba en la sala. Volvio a sonreir. ?Y por que no?, se dijo mientra, tomaba asiento frente a la bandeja con el te, estaba en Praga, y se sentia feliz.

– ?Me toca ser mama? -miro a Ven preguntandole.

– ?Perdon?

– Lo siento -se disculpo de inmediato al ver que no habia entendido-. Es una expresion que quiere decir, ?me toca servir? -anadio ruborizada mirando la tetera.

– ?Que alivio! -murmuro el en broma y divertido, ella lo noto y cuando el se sento frente a ella, dijo-. Por favor.

Fabia sirvio dos tazas de te y le entrego a Ven la suya.

– ?Pastel? -pregunto, observando que el se veia completamente relajado recargado en su silla y con las largas piernas estiradas. El sacudio la cabeza, pero a ella los deliciosos pastelitos le parecieron irresistibles y tuvo que probar el que se veia mas cremoso. Luego, levanto la vista y vio que Ven la observaba divertido.

– ?Soy una glotona?

– De ninguna manera -respondio, era como si recordara el buen apetito de Fabia, el dia que ceno en su casa-. Me estaba solo preguntando como es que, mientras algunas mujeres que conozco se horrorizarian de un pastelito como ese, tu te las arreglas para comertelo y mantienes tu figura esbelta y perfecta.

Fabia estaba complacida de que Ven considerara que tenia esa figura, aunque no estaba tan segura de lo que sentia de 'algunas mujeres' que el conocia. Pero como le agradaba, sonrio y respondio con sinceridad.

– Hay dias en que suelo caminar muchos kilometros… eso debe ayudarme.

– ?Prefieres, caminar a tu oficina en Londres en vez de usar tu auto cuando no tienes que hacer entrevistas? -pregunto y Fabia bajo la vista a la alfombra.

'?Valgame Dios!', penso, sintiendo de nuevo culpa, iba a tener que ser mas cuidadosa. ?En una conversacion tan inocente podria enredarse tanto!

– Hablando de entrevistas… -ella levanto la cabeza para sonreir-. Ya se que son sus vacaciones y todo -se apresuro a decir-, y no quiero ser entrometida, pero usted me dijo que…

– Te dije que iba a pensarlo -la interrumpio, pero ella estaba contenta al ver que todavia parecia sentirse relajado, y que no habia mostrado hostilidad cuando toco el tema-. Como bien me has recordado -prosiguio el-, estoy de vacaciones, y por lo tanto tu tambien -esbozo una sonrisa-. En poco tiempo, Fabia, me preocupare de discutir la entrevista contigo. Pero, mientras tanto -sonrio abiertamente-, insisto en que ambos olvidemos el trabajo y nos dediquemos a disfrutar este periodo de descanso.

– ?Oh! -murmuro Fabia. Lo que ella habia buscado eran una fecha y una hora especificas. Pero Ven, que debia estar agotado, habia decidido que pronto hablarian acerca de la entrevista, dando a entender que ella no iba a conseguir otra oferta mejor. En cuanto a las vacaciones, bueno, desde su punto de vista estaria agradecida si pudiera descansar su mente y dejar de pensar en su cometido. Serian unas vacaciones para quitarse la preocupacion por unos dias. De hecho, ya se sentia alegre, pasaria unos dias en Praga divirtiendose.

– ?Estas de acuerdo? -Ven interrumpio sus pensamientos.

– Si, claro -ella sabia que no tenia alternativa y el la recompenso con una sonrisa.

– ?Me alegro! -comento el, y luego para la inmensa sorpresa de la chica, expreso-: Sugiero que vayamos a cenar como a las ocho, que…

– ?Que vayamos!-exclamo Fabia.

– ?No te parece buena idea? pero…

– ?Me alegro! -repitio Ven-. Pedire un taxi para las siete y media, y…

– Pero… -lo interrumpio ella, y se percato de que interrumpir parecia ser prerrogativa de el cuando la miro con seriedad y hostilidad-. Pero… ella de todas maneras quiso protestar-, ?estas son sus vacaciones! ?No tiene que invitarme a cenar!

– Eso ya lo se, Fabia -desaparecio la dureza y sus ojos se iluminaron divertidos de nuevo, luego anadio con tremendo encanto-. Creeme que no te llevaria a ningun lado, si no quisiera.

?No era formidable? ?No era increible?, se dijo la joven.

– En ese caso, muchas gracias -murmuro ella y a pesar de que se acababa de lavar el cabello, decidio que lo volveria a hacer-. Con su permiso -se disculpo-, tengo un par de cosas pendientes.

Para las siete y media estaba lista, y de nuevo sentia una oleada de emocion, tuvo que volver a verse en el espejo, Ven Gajdusek era un hombre sofisticado. Esperaba que aprobara su elegante vestido negro y la forma en que habia recogido su cabellera hacia atras sujetandola en un clasico mono.

Claro que no lo habia hecho todo para agradarle, se dijo. A menudo peinaba asi su cabello, y no imagino que conoceria a Ven cuando compro el vestido, por lo tanto nadie podia suponer que lo habia adquirido para gustarle a el.

?Por que estaba justificandose tanto?, refunfuno, luego miro su reloj y comprendio que tenia que salir ya para estar lista para cuando llegara el taxi. No tenia que censurar su conducta, era natural y de buena educacion y como invitada de Ven trataria de comportarse lo mejor posible.

Que se veia muy bien y que Vendelin apreciaba su apariencia fue claro para ella un minuto despues, cuando entro a la sala. Alli estaba ya el, alto e inmaculado, vestido con un traje de corte perfecto.

– Hola -murmuro la chica sintiendose de nuevo inexplicablemente timida.

– Hola, Fabia Kingsdale -murmuro el acercandose para examinar su elegante vestido negro, su sofisticado peinado, su cutis perfecto y su esbelta figura-. Siempre considere que eras una mujer hermosa -declaro mirandola con sinceridad a los ojos-, pero era decir poco.

La muchacha abrio la boca para decir algo, pero estaba tan emocionada, jamas, nadie, la habia halagado asi y ademas en un tono tan sincero y sin extravagancias, que no supo que decir. Finalmente susurro:

– Gracias, Ven.

Por un momento el sostuvo la mirada, luego, como rindiendole homenaje a su belleza y con tanta elegancia que ella quedo abrumada, le tomo la mano y la llevo a sus labios.

– ?Lista?-pregunto.

Para cuando el taxi los dejo en el restaurante Fabia se sentia mas tranquila. Pero de todas maneras, cuando Ven la acompano adentro, donde habia reservado una mesa, sintio que tenia una enorme fuerza.

El salon tenia techo alto, estaba iluminado con candelabros de cristal antiguos, tenia un ambiente de discreta aristocracia, y de alli en adelante la velada paso volando. El servicio era excelente, la comida deliciosa y su acompanante… era un verdadero hombre, descubrio que no habia otro mejor, podia hablar de cualquier tema y hacer que uno deseara escucharlo mas, era un verdadero placer estar con el.

La cena empezo con hors-d' oeuvres, el de caviar era el mejor. Luego sirvieron una excelente sopa de hongos, y como platillo principal ella escogio algo diferente. Varene hovevi se zloutkovou syrovou omackou, que era res hervida en una salsa de queso y yemas de huevo, servido con arroz, que la deleito, pero que la dejo tan llena que solo pudo tomar un helado despues. Para cuando les sirvieron el cafe, Fabia se sentia encantada, intoxicada y no era por la copa de

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