Ty se limito a sacudir la cabeza, como hacia cuando no sabia que hacer con ella.
La cena fue muy agradable, aunque Phinn se dio cuenta de que Ash apenas probaba bocado.
– ?Has encontrado tiempo para revisar el papeleo de la finca? -le pregunto su hermano.
– No, hacia muy buen dia y no me apetecia encerrarme en la oficina -contesto el-. Ademas, creo que Phinn gestionaria este sitio mucho mejor que yo.
Ella abrio la boca para decir que no era verdad, pero Ty se adelanto:
– Estoy empezando a pensar que nada de lo que haga Phinn podria sorprenderme. Pero, ?por que lo dices?
– Porque manana va a llevarme al bosque de Pixie… y yo ni siquiera sabia que aqui hubiera un bosque con ese nombre. Phinn dice que hay que cortar algunos arboles y plantar nuevos.
– Ah, ya veo.
Despues de cenar Ty le pidio que fuera al salon con ellos y, aunque Phinn hubiera preferido ir al establo para ver a Ruby, por cortesia no podia marcharse.
De modo que, pensando que pasar diez minutos mas con los hermanos Allardyce no le haria ningun dano, entro en el salon principal de Broadlands Hall y…
– ?La mesa de mi abuela! -exclamo, atonita. Aquella preciosa mesa de nogal habia sido una de las joyas de la casa hasta que su padre tuvo que venderla.
– ?La mesa de tu abuela? -repitio Ash-. ?Esta mesa era tuya?
– Si… es preciosa, ?verdad? -murmuro Phinn, sintiendose incomoda.
– ?Seguro que es tuya? Ty la compro en Londres.
– Si, estoy segura. La vendimos… seguramente a alguna tienda de antiguedades.
– ?Y la has reconocido?
– Pues claro. Yo tenia que limpiarla todos los sabados por la manana. La he estado abrillantando desde que tenia tres anos -sonrio Phinn-. Las iniciales de mi padre estan grabadas debajo. Y los dos nos llevamos una reganina cuando me enseno a grabar las mias. Mi madre intento borrarlas, pero no pudo.
– Evidentemente, esta mesa tiene muchos recuerdos para ti -dijo Ty, pensativo.
– Si, la verdad es que si.
– ?Y te llevaste un disgusto cuando tu padre la vendio?
Phinn lo miro, sorprendida. ?Como sabia que la habia vendido su padre y no su madre?
– Era suya y podia hacer con ella lo que quisiera.
– Ah, claro, tu padre no podia hacer nada mal.
Ella apreto los labios, molesta.
– ?Os importa si voy a ver como esta Ruby?
Ty se limito a asentir con la cabeza y Phinn salio de la casa, enfadada. Estaba acariciando la cabeza de su yegua cuando Ruby levanto las orejas, clara senal de que tenian compania.
– ?Le gusta su nueva casa? -oyo la voz de Ty tras ella.
– Si, esta encantada.
– ?Y tu?
– ?Como no iba a gustarme? ?Mi habitacion es un sueno!
– ?Has tenido algun problema… algo que necesites?
– No, no… -Phinn penso entonces en los comentarios de Ash-. Pero hay una cosa… tu hermano parece creer que… en fin, que entre tu y yo… -nerviosa, y seguramente colorada como un tomate, no pudo terminar la frase.
– ?Entre tu y yo que?
– Bueno, creo que Ash piensa que hay algo entre nosotros.
Phinn esperaba que la mirase con cara de incredulidad pero, para su sorpresa, Ty estaba sonriendo. Y a ella se le acelero el corazon.
– Me temo que es culpa mia.
– ?Culpa tuya?
– Me di cuenta de que eso era lo que pensaba cuando le dije que ibas a vivir aqui durante un tiempo y no le saque de su error. ?Me perdonas?
– ?Por que no le contaste la verdad?
– No te enfades conmigo -sonrio Ty-. Tu sabes muy bien cual es la razon por la que estas aqui.
– Para ser la acompanante de Ash, si.
– Pero el no debe saberlo. No quiero herir su orgullo, Phinn.
– Ah, entiendo.
– Prefiero que piense que te he invitado a vivir aqui porque… me gustas.
Phinn lo entendia, si. Ash no necesitaba mas presiones en ese momento.
– Mientras no esperes que te abrace o te bese…
Nerviosa, se volvio hacia Ruby para acariciar sus orejas.
– Aunque estoy seguro de que eso seria muy agradable, intentare contenerme -sonrio Ty entonces.
– ?Vas a estar en casa manana? -le pregunto Phinn, pensando que como era sabado no tendria que volver a Londres.
– ?Quieres que vaya tambien al bosque de Pixie?
Phinn se encogio de hombros.
– No se. Si te apetece…
– No te caigo bien, ?verdad?
– Ni bien ni mal.
El sonrio de nuevo, alargando una mano para acariciar la cabeza de Ruby.
– ?Como esta tu yegua?
– Bien -contesto Phinn-. Ha comido mas que en mucho tiempo y el establo y el corral son un sueno para ella.
– Me alegro -Ty saco un reloj del bolsillo y se lo ofrecio-. Te hara falta hasta que el tuyo se seque del todo.
Phinn miro el bonito reloj masculino. Debia ser uno suyo…
– No puedo aceptarlo.
– Solo es un prestamo. Venga, no seas tonta.
– Muy bien, de acuerdo. Pero te lo devolvere en cuanto el mio vuelva a funcionar.
Cuando Ty salio del establo, Phinn se pregunto que tenia aquel hombre que la turbaba tanto. En realidad, nunca habia conocido a nadie que la enfadase y le gustase tanto a la vez.
Por fin, le dio las buenas noches a Ruby y volvio a la casa. Pero cuando entro en su habitacion se llevo una sorpresa. Porque la mesita que habia al lado de la
– No me lo puedo creer -murmuro.
«Bienvenida a casa» parecia decir. Y no tenia que preguntarse quien habia hecho el cambio. Sabia que habia sido Ty Allardyce.
De modo que Phinn se fue a la cama pensando que, en realidad, si le caia bien.
CAPITULO 5
SEIS semanas despues, Phinn estaba sentada en la valla del corral mirando a Ruby, que no parecia encontrarse muy bien, y pensando que Broadlands Hall se estaba convirtiendo en su hogar.
La mayoria de las habitaciones habian sido reformadas y redecoradas… salvo la sala de musica, en la que a menudo se habia sentado con el senor Caldicott mientras su padre tocaba el piano. La puerta solo se abria cuando Wendy o Valerie, dos chicas del pueblo, iban a limpiar y, aparentemente, el senor Caldicott no se habia llevado el piano. Tal vez Ty habria llegado a algun tipo de acuerdo con el.
Phinn acaricio el cuello de Ruby, murmurando cosas carinosas, mientras intentaba decirse a si misma que no