– Si.
– Tu has dicho que tambien te habia pasado algo extrano.
Asenti.
– ?Te importaria empezar? -pregunto-. ?Como cuando haciamos manitas?
– Au.
– Lo siento. -Se callo, cruzo los brazos como si tuviera frio-. Estoy diciendo tonterias. No puedo evitarlo.
– No has cambiado, Luce.
– Si, Cope. He cambiado. No te puedes imaginar cuanto he cambiado.
Nos miramos a los ojos, de verdad, por primera vez desde que yo habia entrado en la habitacion. No soy ningun lince interpretando las miradas de las personas. He visto demasiados buenos mentirosos para creer en lo que veo. Pero ella me estaba contando algo, una historia, y la historia contenia mucho dolor.
No queria que hubiera mentiras entre nosotros.
– ?Sabes a que me dedico ahora? -pregunte.
– Eres fiscal del condado. Tambien lo vi en internet.
– Bien. Ese cargo me da acceso a la informacion. Una de mis colaboradoras realizo una investigacion preliminar sobre ti.
– Ya. Asi que ya sabras lo de conducir bebida.
No dije nada.
– Bebo demasiado, Cope. Todavia. Pero ya no conduzco.
– No es de mi incumbencia.
– No lo es, pero me gusta contartelo. -Se echo hacia atras, junto las manos y las apoyo en el regazo-. Cuentame lo que te ha pasado, Cope.
– Hace unos dias, una pareja de detectives de homicidios de Manhattan me mostraron una victima sin identificar, un varon -dije-. Creo que el hombre, que ellos dijeron que tendria treinta y tantos anos, era Gil Perez.
Abrio la boca.
– ?Nuestro Gil?
– Si.
– ?Como es eso posible?
– No lo se.
– ?Ha estado vivo todo este tiempo?
– Eso parece.
Luce meneo la cabeza y despues dijo:
– A ver, ?se lo has dicho a sus padres?
– La policia los llevo para identificarlo.
– ?Que dijeron?
– Dijeron que no era Gil. Que Gil murio hace veinte anos.
Se hundio un poco en la silla.
– Uau. -Vi como se mordia el labio inferior y reflexionaba. Otro gesto que nos devolvia a nuestros dias de campamento-. ?Que ha estado haciendo Gil todo este tiempo?
– Espera, ?no vas a preguntarme si estoy seguro de que era el?
– Por supuesto que lo estas. No me lo habrias dicho si no lo estuvieras. Por lo tanto, o bien sus padres mienten o, lo que es mas probable, niegan la evidencia.
– Si.
– ?Por cual de las dos te inclinarias?
– No lo se con seguridad. Pero creo que mienten.
– Deberiamos hablar con ellos.
– ?Los dos?
– Si. ?Que mas has sabido de Gil?
– No mucho. -Me agite en la silla-. ?Y tu que? ?Que te ha pasado?
– Mis alumnos escriben diarios anonimos. He recibido uno que practicamente describe lo que nos sucedio aquella noche.
Crei que no lo habia oido bien.
– ?Un diario de un alumno?
– Asi es. Acierta en muchas cosas. Como fuimos al bosque. Como empezamos a besarnos. Como oimos el grito. Todavia era incapaz de entenderlo.
– ?Un diario escrito por uno de tus alumnos?
– Si.
– ?Y no tienes ni idea de quien lo escribio?
– Ni idea.
Lo pense un momento.
– ?Quien conoce tu identidad real?
– No lo se. No cambie de identidad, solo de apellido. No seria tan dificil de averiguar.
– ?Y cuando recibiste el diario?
– El lunes.
– El dia despues de que asesinaran a Gil.
Pensamos un momento en silencio.
– ?Tienes aqui el diario? -pregunte.
– Te he hecho una copia.
Me paso las paginas por encima de la mesa. Las lei. Leerlo hizo que todo volviera, y que doliera. Me pregunte por lo del enamoramiento, lo de no llegar a superar al misterioso P. Pero cuando lo deje sobre la mesa, lo primero que le dije fue:
– Esto no es lo que paso.
– Ya.
– Pero se parece mucho.
Ella asintio.
– Conoci a una chica que conocia a Gil. Me dijo que le habia oido referirse a nosotros. Que el habia dicho que mentimos.
Lucy se quedo quieta un momento y despues hizo girar la silla hasta ofrecerme su perfil.
– Mentimos.
– No sobre nada que fuera importante -dije.
– Estabamos haciendo el amor -dijo-, mientras los asesinaban.
No dije nada. De nuevo, compartimente. Asi era como lograba sobrevivir cada dia. Porque, si no compartimentaba, recordaria que yo era el monitor de guardia aquella noche. Que no deberia haberme escapado con mi novia. Que deberia haberlos vigilado mejor. Que de haber sido yo un chico responsable, de haber hecho lo que se suponia que debia hacer, no habria dicho que habia hecho recuento cuando no era verdad. No habria mentido sobre eso al dia siguiente. Habriamos sabido que faltaban desde la noche anterior y no solo desde la manana. Asi que tal vez mientras yo ponia las marcas de recuento junto a las inspecciones de las cabanas que no habia hecho nunca, a mi hermana la estaban degollando.
– Eramos unos ninos, Cope -dijo Lucy.
Silencio.
– Se escaparon. Se habrian escapado aunque hubieramos estado vigilando.
Probablemente no. Yo habria estado alli. Les habria descubierto. O habria visto las camas vacias al hacer la ronda. No hice nada de esto. Sali y lo pase bien con mi novia. Y al dia siguiente, cuando vi que no estaban, pense que se estarian divirtiendo. Gil habia salido con Margot, aunque creia que ya habian cortado. Mi hermana se veia con Doug Billingham, aunque no muy en serio. Se habian escapado y lo estaban pasando bien.
Asi que menti. Dije que habia mirado en las cabanas y que todos estaban a salvo, dentro. Porque no me di cuenta del peligro. Dije que estaba solo aquella noche; me aferre largamente a esa mentira porque queria proteger a Lucy. Es raro, ?no? No sabia lo que habia pasado. Asi que menti. Cuando encontraron a Margot Green, reconoci parte de la verdad, que no habia sido cuidadoso haciendo la guardia de noche. Pero deje a Lucy al margen. Y me aferre tanto tiempo a esta mentira, que tuve miedo de rectificar y contar toda la verdad. Ya sospechaban de mi (todavia recuerdo la cara esceptica del sheriff Lowell) y si lo reconocia entonces, la policia se preguntaria por que habia mentido. De todos modos no tenia ninguna importancia.
?Que diferencia habia entre que yo estuviera solo o con alguien? De uno u otro modo, no los vigile.
Durante la demanda, los abogados de Ira Silverstein intentaron echarme parte de la culpa. Pero yo solo era un crio. Habia doce cabanas solo en el lado del campamento de los chicos. Aunque hubiera estado en mi puesto, habria sido muy facil escaparse sin que yo los viera. La seguridad del campamento no era suficiente. Eso era cierto. Legalmente no era culpa mia.
Legalmente.
– Mi padre solia volver a ese bosque -dije.
Lucy se volvio a mirarme.
– Iba a cavar.
– ?Para que?
– Para encontrar a mi hermana. Nos decia que iba a pescar. Pero yo lo sabia. Lo hizo durante dos anos.