– Buscale un buen abogado, Cope. Creo que esto va a ponerse feo.

Puse la television y vi a Bob expuesto al publico. No salio en directo en la CNN o la Fox, pero si en News 12 Nueva Jersey, nuestro canal local veinticuatro horas de noticias. Saldrian fotos en todos los grandes periodicos de Jersey, como el Star-Ledger y el Bergen Record. Algunas de las filiales locales de los grupos de comunicacion mas importantes podian sacar algo, pero lo dudaba.

La exposicion publica duro segundos. Bob iba esposado. No bajo la cabeza. Como muchos, parecia aturdido e inofensivo. Me entraron nauseas. Llame a Greta a casa y al movil. No contesto. Deje mensajes en ambos telefonos.

Muse me acompano todo el rato. Cuando pasaron a otra noticia, dijo:

– Esto es una putada.

– Lo es.

– Deberias pedirle a Flair que lo represente.

– Conflicto de intereses.

– ?Por que? ?Por este caso?

– Si.

– No entiendo por que. No tienen ninguna relacion.

– El padre de su cliente, EJ Jenrette, inicio la investigacion.

– Ah, vale. -Se echo hacia atras-. Mierda.

No dije nada.

– ?Estas de humor para hablar de Gil Perez y de tu hermana?

– Si.

– Como sabes, hace veinte anos hallaron su ropa rasgada y sangre en el bosque.

Asenti.

– Toda la sangre era O positivo. Como la de los desaparecidos. Cuatro de cada diez personas lo son, de modo que no es de extranar. En aquel entonces no tenian pruebas de ADN, asi que no habia forma de saberlo con certeza. Lo he comprobado. Por mucho que lo apremiemos, las pruebas de ADN tardaran un minimo de tres semanas. Es posible que mas.

Yo solo la escuchaba a medias. No dejaba de ver a Bob y su cara durante la exposicion publica. Pensaba en Greta, la buena y carinosa Greta, y en que esto la destrozaria. Pense en mi esposa, en mi Jane, y en como la asociacion benefica que llevaba su nombre seria vilipendiada. Yo la habia creado como un memorial para la esposa a quien habia fallado en vida. Y ahora habia vuelto a fallarle.

– Ademas, para realizar una prueba de ADN se necesita algo con lo que comparar. Podriamos utilizar tu sangre para compararla con la de tu hermana, pero necesitariamos que un miembro de la familia Perez colaborara.

– ?Que mas?

– En realidad no necesitas el ADN de los Perez.

– ?Como es eso?

– Farrell Lynch ha terminado el proceso de envejecimiento.

Me entrego dos fotografias. La primera era la foto de Manolo Santiago tomada en el deposito. La segunda era la foto del proceso de envejecimiento derivado de la fotografia que le habia dado de Gil Perez.

Una concordancia total.

– Uau -dije.

– Te he buscado la direccion de los padres de Perez.

Me entrego una hojita de papel.

La mire. Vivian en Park Ridge. A menos de una hora de camino.

– ?Iras a hablar con ellos? -pregunto Muse.

– Si.

– ?Quieres que te acompane?

Negue con la cabeza. Lucy ya habia insistido en venir conmigo. Era suficiente compania.

– Tambien he tenido una idea -dijo ella.

– ?De que se trata?

– La tecnologia para localizar cadaveres enterrados ha mejorado mucho en veinte anos. ?Te acuerdas de Andrew Barrett?

– ?El chico del laboratorio en John Jay? Charlatan y rarito.

– Y un genio. Es el. En fin, seguramente es el mayor especialista del pais en la nueva maquina radar de penetracion en el suelo. Practicamente la invento el y asegura que puede cubrir una gran extension de terreno rapidamente.

– Es una zona demasiado grande.

– Pero podemos probarlo, ?no te parece? Mira, Barrett se muere por probar su juguetito. Dice que necesita el trabajo de campo.

– ?Ya has hablado con el?

– Pues claro, ?por que no?

Me encogi de hombros.

– La investigadora eres tu.

Volvi a mirar el televisor. Estaban pasando de nuevo la exposicion publica de Bob. Esta vez aun me parecio mas patetico. Cerre los punos con fuerza.

– ?Cope?

La mire.

– Tenemos que volver a la sala -dijo.

Asenti y me levante sin decir nada. Ella abrio la puerta. Pocos minutos despues, vi a EJ Jenrette en el vestibulo. Se coloco a proposito en mi camino. Incluso me sonreia.

Muse se paro e intento que me desviara.

– Vayamos por la izquierda. Podemos pasar por…

– No.

Segui mi camino. La rabia me consumia. Muse corrio para seguir mi ritmo. EJ Jenrette se quedo quieto, esperandome.

Muse me puso una mano en el hombro.

– Cope…

No reduje el paso.

– Estoy bien.

EJ siguio sonriendo. Le mire a los ojos. El no se aparto. Yo avance hasta que nuestras caras estuvieron a pocos centimetros de distancia. El muy idiota seguia sonriendo.

– Se lo adverti -dijo EJ.

Imite su sonrisa y me acerque un poco mas.

– Se ha corrido la voz -dije.

– ?De que?

– Todos los presos que consigan que el pequeno Edward les haga un servicio reciben tratamiento de preferencia. Su hijo va a ser la puta de su bloque.

Me aleje sin esperar a ver su reaccion. Muse trotaba detras de mi.

– Eso si ha tenido clase -dijo.

Segui caminando. Era una amenaza vacia, por supuesto -los pecados del padre nunca deberian caer sobre el hijo- pero si esa imagen era la que EJ se llevaba cada dia a la cama, me parecia bien.

Muse salto delante de mi.

– Tienes que calmarte, Cope.

– Se me ha olvidado, Muse, ?eres mi investigadora o mi loquera?

Levanto las manos en un gesto de rendicion y me dejo pasar. Me sente en mi silla y espere al juez.

?En que estaria pensando Bob?

Hay dias en que los juicios son una perdida de tiempo. Ese dia fue uno de ellos. Flair y Mort sabian que lo tenian fatal. Querian excluir el DVD pornografico porque no lo habiamos presentado antes. Intentaron un juicio nulo. Presentaron mociones y entregaron hallazgos, investigaciones y documentos. Seguro que sus pasantes se habian pasado la noche en vela.

El juez Pierce escucho con sus cejas pobladas bajas. Tenia la mano en la barbilla y parecia muy pero que muy judicial. No hizo comentarios. Utilizo expresiones como «bajo consideracion». No me preocupe. No tenian nada. Pero una idea se estaba introduciendo en mi cabeza y me daba la lata. Habian ido a por mi. Habian ido a por mi y a por todas. ?Por que no iban a hacer lo mismo con el juez?

Le mire la cara. No delataba nada. Le mire a los ojos, busque alguna clase de indicio de que no estaba durmiendo. No vi nada, pero eso no significaba mucho.

Acabamos sobre las tres de la tarde, volvi al despacho y mire los mensajes. No habia nada de Greta. Volvi a llamarla. No contesto. Lo intente tambien en el movil de Bob. Tampoco, nada. Deje un mensaje.

Mire aquellas dos fotografias: el Gil Perez envejecido, el Manolo Santiago muerto. Despues llame a Lucy y ella respondio a la primera.

– Hola -contesto Lucy.

A diferencia de la otra noche, esta vez la voz de Lucy tenia su cadencia caracteristica y eso me devolvio otra vez al pasado.

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