– Glenda es abogada -dijo la senora Perez y se le hincho el pecho-. Fue a la Facultad de Derecho de Columbia.
– ?En serio? Yo tambien -dije.
La senora Perez sonrio y volvio al sofa.
– Tomas vive en el piso de al lado. Tiramos una pared para unirlos.
– ?Puede vivir solo?
– Yo me ocupo de el. Tambien tenemos ayuda.
– ?Esta en casa?
– Si.
Asenti y me sente. No sabia por que me preocupaba por eso, pero era asi. ?Sabia lo de su hermano, lo que le habia sucedido, donde habia estado los ultimos veinte anos?
Lucy no se habia levantado. Permanecia en silencio y dejaba que yo llevara la conversacion. Se estaba empapando de todo, estudiando la casa; probablemente llevaba puesta la bata profesional.
La senora Perez me miro.
– ?A que han venido?
– El cadaver que encontramos era de Gil.
– Ya le he explicado que…
Levante el sobre.
– ?Que es eso?
Abri el sobre y saque la primera fotografia. Era la antigua, la del campamento. La deje sobre la mesita. Ella miro la imagen de su hijo. Observe su cara para ver la reaccion. No parecio que nada se moviera o cambiara, o tal vez sucedia tan sutilmente que yo no era capaz de ver la transformacion. De momento estaba perfectamente. Despues, sin mas ni mas, se desmorono. La mascara se quebro, y salio a la luz la pura devastacion.
Ella cerro los ojos.
– ?Por que me ensena esto?
– La cicatriz.
Siguio con los ojos cerrados.
– Dijo que la cicatriz de Gil estaba en el brazo derecho. Pero mire esta foto. Estaba en el izquierdo.
La mujer no dijo nada.
– ?Senora Perez?
– Ese hombre no era mi hijo. Mi hijo fue asesinado por Wayne Steubens hace veinte anos.
– No.
Busque dentro del sobre. Lucy se inclino. Ella todavia no habia visto la foto. La saque del sobre.
– Este es Manolo Santiago, el hombre del deposito.
Lucy se sobresalto.
– ?Como se llamaba?
– Manolo Santiago.
Lucy parecia atonita.
– ?Que? -dije.
Me hizo un gesto para que continuara.
– Y esto -saque la ultima fotografia- es una simulacion de envejecimiento por ordenador. En otras palabras, mi tecnico de laboratorio cogio la fotografia antigua de Gil y la envejecio veinte anos. Despues le anadio la cabeza rasurada y el vello facial de Manolo Santiago.
Puse las fotos una al lado de la otra.
– Eche un vistazo, senora Perez.
Las miro, las miro largo rato.
– Si que se parece. Nada mas. O quizas es que usted cree que todos los latinos se parecen.
– ?Senora Perez?
Era Lucy, dirigiendose a la madre de Gil por primera vez desde que entramos.
– ?Por que no tiene ninguna foto de Gil aqui?
Lucy senalo la repisa de la chimenea. La senora Perez no siguio su mirada. Miro a Lucy.
– ?Tiene hijos, senora Silverstein?
– No.
– Entonces no lo entenderia.
– No me venga con esas, senora Perez, eso es una tonteria.
La senora Perez puso una cara como si la hubiera abofeteado.
– Alli tiene fotos de cuando los ninos eran pequenos, de la epoca en que Gil estaba vivo. Pero ?ninguna fotografia de su hijo? He ayudado a padres en el proceso de duelo. Todos tienen alguna foto a la vista. Todos. Y respecto al brazo en el que Gil tenia la cicatriz. No lo habia olvidado. Una madre no comete ese error. Ya ve las fotografias. No mienten. Y, por ultimo, Paul no le ha dado todavia el golpe de gracia.
Yo no tenia ni idea de cual era el golpe de gracia, asi que me quede callado.
– La prueba de ADN, senora Perez. Hemos recibido los resultados antes de venir aqui. Son solo preliminares, pero coinciden. Es su hijo.
«Chica, eres buena», pense.
– ?ADN? -grito la senora Perez-. No he dado permiso a nadie para realizar una prueba de ADN.
– La policia no necesita su permiso -dijo Lucy-. Al fin y al cabo, segun usted, Manolo Santiago no es su hijo.
– Pero… ?como ha conseguido mi ADN?
Me encargue yo.
– No me esta permitido decirselo.
– ?Puede… puede hacer eso?
– Si que podemos.
La senora Perez se echo hacia atras. Estuvo un buen rato sin decir nada. Esperamos.
– Miente.
– ?Que?
– La prueba de ADN se equivoca -dijo- o estan mintiendo. Ese hombre no es mi hijo. A mi hijo lo asesinaron hace veinte anos. Como a su hermana. Murieron en el campamento de su padre porque nadie les vigilaba. Los dos estan persiguiendo fantasmas, esto es lo que pasa.
Mire a Lucy con la esperanza de que ella dijera algo.
La senora Perez se levanto.
– Quiero que se marchen.
– Por favor -dije-. Mi hermana tambien desaparecio aquella noche.
– No puedo ayudarle.
Iba a decir algo mas, pero Lucy me disuadio con un gesto. Decidi que seria mejor reagruparnos, enterarme de lo que ella pensaba y lo que tenia que decir antes de insistir con la senora Perez.
Cuando cruzamos la puerta, la senora Perez dijo:
– No vuelvan. Dejenme llorar en paz.
– Creia que su hijo habia muerto hace veinte anos.
– Eso nunca se supera -dijo la senora Perez.
– No -intervino Lucy-. Pero llega un momento en que ya no quieres que sigan dejandote llorar en paz.
Lucy callo y yo la segui. La puerta se cerro. Cuando subimos al coche, dije:
– ?Y bien?
– Esta claro que la senora Perez miente.
– Un buen farol -dije.
– ?La prueba de ADN?
– Si.
Lucy paso a otra cosa.
– En la casa, has mencionado el nombre de Manolo Santiago.
– Era el alias de Gil.
Estaba concentrada. Espere un momento mas y despues pregunte:
– ?Que ocurre?
– Ayer visite a mi padre. En su… residencia. Mire el libro de visitas. Durante el mes pasado solo tuvo una visita aparte de mi. Un tal Manolo Santiago.
– Uau -dije.
– Si.
Intente digerirlo, pero no pude.
– ?Para que iba a visitar Gil Perez a tu padre?