Cuando ella les conto lo de Richard Carter, su padre no pudo soportarlo, y se fue antes de que Sara terminara su relato.

– Esta al final del pasillo -dijo Cathy, sin responder a su pregunta.

Sara bebio un sorbo de te y puso mala cara.

– Esta fuerte -dijo Cathy-. ?Jeffrey llegara pronto?

– Debe de estar a punto de llegar.

Cathy acaricio el cabello a Tessa.

– Recuerdo que cuando erais bebes os miraba dormir.

A Sara le encantaba oir a su madre hablarle de cuando eran pequenas, pero ahora tenia una sensacion tan nitida del paso del tiempo que le resultaba penoso escucharla.

– ?Como esta Jeffrey? -pregunto Cathy.

Sara tomo un sorbo de su te amargo.

– Bien.

– Esto ha sido muy duro para el -dijo Cathy, sacando un tubo de crema para manos de su bolso-. Siempre fue como un hermano mayor para Tessa.

Sara nunca lo habia considerado, pero era cierto. Si ella habia estado aterrada durante el incidente del bosque, Jeffrey estaba igual de asustado.

– Empiezo a comprender por que ya no estas furiosa con el -dijo Cathy mientras le ponia crema a Tessa en las manos-. ?Recuerdas aquella vez que se fue en coche a Florida para ir a buscarla?

Sara solto una carcajada, sobre todo porque le sorprendia haber olvidado la historia. Anos atras, en unas vacaciones de primavera de la facultad, el coche de Tessa quedo totalmente destrozado tras chocar contra un camion robado que transportaba cervezas, y Jeffrey condujo hasta Panama City en plena noche para hablar con los policias de la localidad y recogerla.

– Tessa no queria que tu padre fuera a buscarla -dijo Cathy-. No queria ni que se lo mencionaramos.

– Papa se habria pasado el viaje repitiendole: «Ya te lo habia dicho» -le recordo Sara.

Eddie habia dicho que solo un idiota se llevaria un MG descapotable a Florida, donde habia veinte mil universitarios borrachos.

– Bueno -dijo Cathy, frotando con la crema el brazo de Tessa-, tenia razon.

Sara sonrio, pero no hizo ningun comentario.

– Me alegrara ver a Jeffrey -dijo Cathy, mas para si que para Sara-. Tessa necesita oir de sus labios que todo ha acabado.

Sara sabia que era imposible que su madre supiera lo ocurrido entre ella y Mason James, pero se sintio como si la hubiera descubierto.

– ?Que? -pregunto Cathy, que siempre se daba cuenta cuando pasaba algo.

Sara confeso enseguida, pues necesitaba desahogarse.

– He besado a Mason.

Cathy parecio perpleja.

– ?Solo besado?

– Mama -dijo Sara, intentando disfrazar su verguenza de indignacion.

– ?Y? -Cathy se echo mas crema en la palma y se froto las dos manos para calentarla-. ?Que tal?

– Al principio bien, pero luego… -Se llevo las dos manos a las mejillas, sintiendo el rubor.

– Pero ?luego?

– No tan bien -admitio Sara-. No dejaba de pensar en Jeffrey.

– Deberias sacar alguna leccion de eso.

– ?Cual? -pregunto Sara.

Mas que ninguna otra cosa, queria que su madre le dijera que hacer.

– Sara -dijo Cathy con un suspiro-. La inteligencia ha sido siempre tu perdicion.

– Estupendo -dijo Sara-. Procurare decirselo a mis pacientes.

– No te pongas impertinente conmigo -le espeto Cathy, sin levantar la voz, como siempre que estaba enfadada- ultimamente has estado muy agitada, y estoy harta de verte suspirar por la vida que hubieras podido llevar en Atlanta.

– Eso no es verdad -dijo Sara, pero nunca habia sabido mentir, y mucho menos a su madre.

– A tu vida no le falta de nada, y hay mucha gente que te quiere y se preocupa por ti. ?Hay algo que quieras y no tengas?

Horas antes, Sara podria haber hecho una lista, pero ahora solo podia negar con la cabeza.

– No te iria mal recordar que, al final del dia, tanto da lo inteligente que sea ese cerebro que tienes ahi arriba, lo que necesita mas cuidados es el corazon. -Le lanzo a Sara una penetrante mirada-. Y sabes lo que tu corazon necesita, ?verdad?

Sara asintio, aunque, a decir verdad, no estaba segura.

– ?Lo sabes?

– Si, mama -contesto Sara.

– Bien -dijo Cathy, poniendose mas crema en la mano-. Ahora ve a hablar con tu padre.

Sara beso a Tessa y a su madre antes de salir. Vio a su padre al extremo del pasillo, junto a la ventana, contemplando el trafico igual que habia hecho ella en la habitacion de Tessa. Eddie aun tenia los hombros encorvados, pero su camiseta blanca descolorida y sus tejanos gastados le hacian inconfundible. A veces, Sara se parecia tanto a su padre que eso la asustaba.

– Hola, papa -dijo.

El no se volvio, pero Sara percibio su dolor con la misma claridad con que sentia el frio entrando por la ventana. Eddie Linton era un hombre al que definia su familia. Su mujer y sus hijas eran su mundo, y Sara habia estado tan metida en su propio sufrimiento que apenas se habia dado cuenta de lo que habia soportado su padre. Habia trabajado muy duro para construir un hogar seguro y feliz para sus hijas. Si Eddie se habia mostrado reservado con Sara durante toda la semana no habia sido porque la culpara, sino porque se culpaba a si mismo.

Eddie senalo la ventana.

– ?Has visto como cambia la rueda ese tio?

Sara vio una furgoneta de un vivo color amarillo verdoso, una de las brigadas de emergencias que el ayuntamiento de Atlanta habia contratado para impedir los atascos de trafico. Iban equipados con ruedas de recambio, y si te quedabas parado a un lado de la carretera te daban un empujon o un galon de gasolina gratis. En una ciudad donde el trayecto medio entre el domicilio y el trabajo podia llegar a las dos horas y era legal llevar un arma en la guantera, era una buena manera de gastar el dinero de los contribuyentes.

– ?El de la furgoneta? -pregunto Sara.

– No te cobran por eso. Ni un centavo.

– Pues vaya.

– Aja. -Eddie exhalo largamente-. ?Tessie aun duerme?

– Si.

– ?Jeffrey esta de camino?

– Si no quieres que…

– No -la interrumpio Eddie, terminante-. Debe estar aqui.

Sara sintio que le quitaban un peso de encima.

– Mama y yo estabamos recordando aquella vez que se fue en coche a Florida a buscar a Tess.

– Le dije que no se llevara ese maldito coche a Florida.

Sara contemplo el trafico y oculto su sonrisa.

Eddie se aclaro la garganta mas veces de las necesarias, como si aun no tuviera toda la atencion de Sara.

– Un tipo entra en un bar con un gato enorme encima del hombro.

– Vaaaale… -dijo Sara alargando la palabra.

– Y el camarero le dice: «?Como se llama su gato?». -Eddie hizo una pausa-. El tipo dice: «Nino». El camarero se rasca la cabeza. -Eddie se rasco la cabeza-. Y dice: «?Por que le llama Nino?». -Eddie hizo una pausa dramatica-. Y el tipo dice: «Porque es mi nino».

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