– Fue Jeffrey el que me engano. Ella simplemente aprovecho una buena oportunidad.

– Sabes -dijo Tessa-, en mi epoca yo tambien aproveche mis oportunidades, pero nunca fui detras de un hombre casado.

Sara cerro los ojos, deseando que su hermana se callara. No queria hablar de ese asunto.

Tessa anadio:

– Marla le dijo a Penny Brock que la tia esa habia engordado.

– ?Y que hacias tu hablando con Penny Brock?

– Tenia un desague atascado en la cocina -dijo Tessa, lamiendo su cucharilla.

Tessa habia dejado de trabajar con su padre a tiempo completo en el negocio de lampisteria de la familia cuando tuvo la barriga tan hinchada que ya no podia arrastrarse por debajo de las casas, pero aun era capaz de aplicar el desatascador a un desague.

– Segun Penny, esta como una vaca -dijo Tessa.

En contra de su voluntad, Sara no pudo evitar sentir una oleada de triunfo, seguida por otra de culpabilidad por alegrarse de que a otra mujer se le ensancharan las caderas. Y el culo. La chica de la tienda de rotulos tenia mas barriga de lo que le convenia.

– Te estoy viendo sonreir -dijo Tessa.

Sara sonreia; le dolian las mejillas de tanto como se esforzaba por mantener la boca cerrada.

– Es horrible.

– ?Desde cuando?

– Desde… -Sara no acabo la frase-. Desde que me hace sentir una completa idiota.

– Bueno, eres lo que eres, como diria Popeye. -Con gestos muy exagerados, Tessa rasco la tarrina de carton con la cuchara hasta dejarla limpia-. ?Puedo tomarme lo que queda del tuyo?

– No.

– ?Estoy embarazada! -chillo Tessa.

– No es culpa mia.

Tessa siguio rascando su tarrina. Para molestar aun mas, comenzo a frotar la planta del pie contra las incrustaciones de madera nudosa del salpicadero.

Paso un minuto antes de que Sara sintiera que un sentimiento de culpa de hermana mayor la golpeaba como un martillo. Intento combatirlo comiendo mas helado, pero se le atasco en la garganta.

– Toma, eres como una nina grande. Le entrego la taza.

– Gracias -dijo Tessa en tono carinoso-. Quiza luego podriamos comprar un poco mas para despues -sugirio-. ?Podrias ir tu a buscarlo? No quiero que piensen que soy una glotona y, ademas -sonrio dulcemente, agitando las pestanas-, puede que el chaval del mostrador se haya enfadado conmigo.

– No me imagino por que.

Tessa parpadeo con aire inocente.

– Algunas personas son muy sensibles.

Sara abrio la portezuela, contenta de tener una razon para salir del coche. Se habia alejado un metro cuando Tessa bajo la ventanilla.

– Lo se -dijo Sara-. Extra de chocolate.

– Si, pero espera un momento. -Tessa callo para poder lamer el helado que habia en un lado de su telefono movil antes de sacarlo por la ventanilla-. Es Jeffrey.

Sara aparco en un terraplen de grava, entre un coche de policia y el de Jeffrey, frunciendo el ceno al oir como la grava golpeaba el lateral del vehiculo. La unica razon por la que Sara cambio su descapotable de dos plazas por un modelo mas grande habia sido para poder instalar una sillita portabebes. Entre Tessa y los elementos, el BMW estaria hecho un asco antes de que naciera la criatura.

– ?Es aqui? -pregunto Tessa.

– Si.

Sara tiro del freno de mano y miro la cuenca seca del rio que tenian delante. Georgia llevaba padeciendo sequia desde mediados de los noventa, y el enorme rio que antano fluia por el bosque como una serpiente rolliza e indolente no era mas que un arroyo por donde circulaba un hilillo de agua. Solo quedaba un lecho seco y agrietado, y el puente de cemento que quedaba a diez metros de altura parecia fuera de lugar, aunque Sara recordaba una epoca en que la gente pescaba alli.

– ?Eso es el cadaver? -pregunto Tessa, al tiempo que senalaba a un grupo de hombres que formaban un semicirculo.

– Probablemente -respondio Sara, preguntandose si esos terrenos pertenecian a la universidad.

Grant County comprendia tres ciudades: Heartsdale, Madison y Avondale. Heartsdale, que albergaba el Instituto Tecnologico de Grant, era la joya del condado, y cualquier crimen que se cometiera dentro de sus limites se consideraba mucho mas horrible. Un asesinato en los terrenos de la universidad seria una verdadera pesadilla.

– ?Que ha pasado? -pregunto Tessa impaciente, aunque jamas se habia interesado por el trabajo de Sara.

– Eso es lo que se supone que debo averiguar -le recordo Sara, extendiendo la mano hacia la guantera para coger el estetoscopio.

No habia mucho espacio, y la mano de Sara se apoyo en el dorso del vientre de Tessa. La dejo alli por un momento.

– Oh, Sissy -musito Tessa, agarrando la mano de Sara-. Te quiero tanto.

Sara se rio de las repentinas lagrimas de Tessa, pero, por alguna razon, tambien sintio que algo se desgarraba en su interior.

– Yo tambien te quiero, Tessie. -Apreto la mano de su hermana y dijo-: Quedate en el coche. No tardare.

Cuando cerro la portezuela del automovil, vio a Jeffrey dirigirse hacia ella. Tenia el pelo negro, y lo llevaba muy repeinado hacia atras, aun un poco humedo en la nuca. Vestia un traje gris carbon hecho a medida, perfectamente planchado, y una placa dorada de policia le asomaba del bolsillo superior de la americana.

Sara llevaba unos pantalones de chandal ya en pleno declive y una camiseta que habia dejado de ser blanca durante la administracion Reagan. Calzaba playeras sin calcetines, con los cordones flojos para poderselas meter y sacar con el menor esfuerzo posible.

– No hacia falta que te pusieras tu mejor vestido -bromeo Jeffrey, pero ella percibio la tension de su voz.

– ?Que ha pasado?

– No estoy seguro, pero yo diria que hay algo raro… -Se callo y miro en direccion al coche-. ?Te has traido a Tess?

– Me venia de paso, y ella queria venir…

Sara no acabo la frase, porque la verdad es que no habia ninguna explicacion, aparte de que, en aquel momento, la unica meta en la vida de Sara era hacer feliz a Tessa… o, cuando menos, impedir que se quejara.

Jeffrey lo entendio.

– Supongo que no valia la pena discutir con ella.

– Me prometio quedarse en el coche -dijo Sara.

En ese momento oyo cerrarse a su espalda la portezuela del vehiculo. Puso los brazos en jarras y se dio la vuelta. Tessa le decia adios con la mano.

– Tengo que ir ahi -dijo Tessa, senalando una hilera de arboles a lo lejos.

– ?Vuelve a casa andando? -pregunto Jeffrey.

– Tiene que ir al bano -le explico Sara, viendo como Tessa subia la colina hacia el bosque.

Los dos se quedaron mirando a Tessa subir la empinada cuesta, las manos entrelazadas bajo la tripa, como si llevara un cesto.

– ?Te enfadaras conmigo si me echo a reir cuando baje la colina? -pregunto Jeffrey.

Sara se rio con el en lugar de contestar.

– ?Crees que tendra algun problema cuando llegue arriba? -volvio a preguntar.

– No te preocupes -le dijo Sara-. No la matara hacer un poco de ejercicio.

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