– Muy bien -dijo.
Lena se levanto tan deprisa que se le subio la sangre a la cabeza. Los demas alumnos se sonreian mutuamente o abrazaban a la jovial profesora, pero Lena agarro su toalla y se encamino al vestuario.
Giro la combinacion de su taquilla, y la alegro tener todo el vestuario para ella. Echo un vistazo a su imagen en el espejo, y a continuacion decidio contemplarse con mas detenimiento. Desde la agresion, Lena habia dejado de mirarse al espejo, pero, por alguna razon, hoy se sentia atraida por su reflejo. Unos circulos oscuros le bordeaban los ojos, y los pomulos se le marcaban mas de lo habitual. Estaba adelgazando, pues la mayor parte de los dias pensar en comer le provocaba nauseas.
Se quito la horquilla, y su larga melena castana le resbalo por el cuello y el rostro. Ultimamente se sentia mas comoda con el pelo lacio, como una cortina. Saber que nadie podia verla con claridad la hacia sentirse segura.
Alguien entro, y Lena regreso a su taquilla, sintiendose una estupida porque la pillaran mirandose al espejo. A su lado habia un tipo escualido, que sacaba su mochila de la taquilla junto a la suya. Estaba tan cerca que a Lena se le erizo el vello de la nuca. Lena se dio media vuelta y cogio sus zapatos, con la intencion de ponerselos fuera.
– Hola -dijo el tipo.
Lena espero. El hombre bloqueaba la puerta.
– Todo ese rollo de abrazarse -dijo, negando con la cabeza, como si fuera algo acerca de lo que siempre estuvieran bromeando.
Lena le echo una mirada, y supo que nunca habia hablado con ese individuo. Era de baja estatura para ser un hombre, no mucho mas alto que ella. Tenia el cuerpo enjuto y menudo, pero Lena pudo ver sus brazos y hombros bien marcados ocultos bajo una camiseta negra de manga larga. Tenia el pelo corto al estilo militar, y llevaba puestos unos calcetines de un verde lima tan chillon que casi danaban la vista.
Le tendio la mano.
– Ethan Green. Empece a venir hara un par de semanas.
Lena se sento en el banco para ponerse los zapatos. Ethan se sento en la otra punta.
– Eres Lena, ?verdad?
– ?Lo leiste en los periodicos? -pregunto mientras intentaba deshacer un nudo que se le habia formado en los cordones de sus zapatillas de tenis, diciendose que ese puto articulo que habian publicado sobre Sibyl habia hecho su vida aun mas dificil.
– Nooo -dijo, alargando la palabra-. Quiero decir, si, he oido hablar de ti, pero oi que Eileen te llamaba Lena y ate cabos. -Le sonrio, nervioso-. Y te reconoci por la foto.
– Un chico listo -dijo, renunciando a deshacer el nudo. Se puso en pie y se calzo como pudo.
El tambien se levanto, y se acerco la mochila. Solo habia tres o cuatro hombres que practicaban yoga, e invariablemente acababan en el vestuario despues de la clase, vomitando chorradas acerca de que hacian yoga para mantenerse en contacto con sus sentimientos y explorar su yo interior. Era una tactica, y Lena conjeturo que los varones que hacian yoga follaban mas que el resto.
– Tengo que irme -dijo Lena.
– Espera un momento -le rogo el, con una media sonrisa en los labios.
Era un joven atractivo, y probablemente estaba acostumbrado a que las chicas se colaran por el.
– ?Que?
Lena le miro. Una gota de sudor resbalo por la mejilla del muchacho, y surco una cicatriz que se bifurcaba debajo de la oreja. La herida se le debia de haber ensuciado antes de cerrarse, porque la cicatriz tenia un tono oscuro que destacaba sobre la mandibula.
El muchacho sonrio nervioso y pregunto:
– ?Quieres un cafe?
– No -dijo Lena, quien esperaba que eso pusiera fin al dialogo. La puerta se abrio y entro un grupo de muchachas que abrieron las taquillas con estrepito.
– ?No te gusta el cafe? -pregunto el.
– No me gustan los chicos -contesto ella, agarrando su bolsa y marchandose antes de que Ethan pudiera decir nada mas. Lena salio irritada del gimnasio, y cabreada por haber permitido que ese mocoso la pillara desprevenida. Incluso despues de librar una ardua batalla con la relajacion, Lena siempre salia mas calmada de la clase de yoga. Pero no ahora. Se sentia tensa, nerviosa. Puede que dejara la bolsa en su habitacion, se cambiara, y se fuera a correr un buen rato hasta que estuviera tan cansada que pudiera pasarse el resto del dia durmiendo.
– ?Lena?
Se volvio, pensando que era Ethan quien la llamaba. Era Jeffrey.
– ?Que? -pregunto a la defensiva.
Algo en la pose de Jeffrey al acercarse a ella, las piernas abiertas, los hombros erguidos, le advirtio de que no se trataba de una visita social.
– Necesito que vengas conmigo a comisaria.
Lena se rio, aunque sabia que Jeffrey no bromeaba.
– Sera un momento.
Jeffrey se metio las manos en los bolsillos-. Tengo que hacerte algunas preguntas referentes a lo de ayer.
– ?Lo de Tessa Linton? -pregunto Lena-. ?Ha muerto?
– No.
El miro a su espalda y Lena vio que Ethan estaba detras, a unos cincuenta metros.
Jeffrey se acerco, bajando la voz, y le dijo:
– Hemos encontrado tus huellas en el apartamento de Andy Rosen.
Lena no pudo ocultar su sorpresa.
– ?En su apartamento?
– ?Por que no me dijiste que le conocias?
– Porque no es verdad -le espeto Lena.
Se disponia a alejarse cuando Jeffrey la cogio de un brazo. No con fuerza, pero ella supo que apretaria si hacia falta.
– Sabes que podemos hacerle un analisis de ADN a esa prenda -le espeto Jeffrey.
Lena no recordaba la ultima vez que se habia sentido tan indignada.
– ?De que prenda me hablas? -pregunto, demasiado sorprendida por lo que decia Jeffrey para reaccionar al contacto fisico.
– De la prenda intima que te dejaste en la habitacion de Andy.
– ?De que me estas hablando?
Jeffrey aflojo la presion en el brazo de Lena, pero eso provoco el efecto opuesto en ella.
– Vamonos -le dijo Jeffrey.
Lo que Lena dijo a continuacion nadie que tuviera un poco de cerebro se lo habria dicho a un poli que la mirara como Jeffrey hacia en esos momentos.
– Creo que no voy a ir.
– Seran un par de minutos.
La voz de el era cordial, pero Lena habia trabajado lo bastante con Jeffrey para conocer sus verdaderas intenciones.
– ?Estoy arrestada?
Jeffrey se hizo el ofendido.
– Claro que no.
Lena intento mantener la calma.
– Entonces sueltame.
– Solo quiero hablar contigo.
– Pues pidele cita a mi secretaria. -Lena intento liberar el brazo, pero Jeffrey volvio a apretarselo. Sintio brotar el panico en su interior-. Sueltame -susurro, intentando soltarse.
– Lena -dijo Jeffrey, como si la reaccion de ella fuera exagerada.