automovil estaba vacio.
Jeffrey pregunto:
– ?Sara?
– No pasa nada -le dijo Sara, pensando que a lo mejor Tessa habia bajado la colina y luego habia vuelto a subirla.
En las ultimas semanas el bebe le habia estado bailando claque en la vejiga.
– ?Quieres que vaya a buscarla? -se ofrecio Jeffrey. -Probablemente estara sentada en alguna parte, tomandose un descanso.
– ?Estas segura? -le pregunto Jeffrey.
Le hizo senal de que se fuera y siguio el mismo camino que Tessa habia tomado. Los alumnos de la universidad solian correr por los senderos del bosque, que iban de uno a otro lado de la ciudad. Si Sara continuaba un kilometro hacia el este, llegaria hasta la clinica pediatrica. Rumbo al oeste la llevaria a la autopista, y si se dirigia hacia el norte desembocaria al otro lado de la ciudad, cerca de la casa de los Linton. Sara se dijo que si Tessa habia decidido volver a casa andando sin que nadie se enterara, la mataria.
La pendiente era mas empinada de lo que Sara habia imaginado, y al llegar arriba se detuvo para recobrar el aliento. Habia basura por todas partes, y las latas de cerveza se esparcian como hojas muertas. Volvio a mirar hacia la zona del aparcamiento, donde Jeffrey estaba entrevistando a la mujer que habia encontrado el cadaver. Brad Stephens la saludo, y Sara le devolvio el saludo. Pensaba que si ella estaba sin resuello por la subida, Tessa debia de estar con la lengua fuera. A lo mejor se habia detenido a recuperar el aliento antes de volver. A lo mejor se habia encontrado con un animal salvaje. A lo mejor se habia puesto de parto. Con este ultimo pensamiento, Sara volvio hacia los arboles, siguiendo un camino trillado que se adentraba en el bosque. Tras haberse internado unos cuantos pasos, inspecciono la zona, buscando alguna senal de su hermana.
– ?Tess? -la llamo Sara, procurando no enfadarse. Probablemente Tessa echo a andar y perdio la nocion del tiempo. Hacia meses que no llevaba reloj, pues las munecas se le habian hinchado tanto que no aguantaba la correa metalica. Sara se adentro mas en el bosque, levantando la voz mientras repetia:
– ?Tessa?
A pesar de que era un dia soleado, el bosque estaba umbroso, y las ramas de los altos arboles se entrelazaban como dedos en un juego infantil, impidiendo el paso de la luz. Sin embargo, Sara levanto la mano a modo de visera, como si asi fuera a ver mejor.
– ?Tess? -repitio y, a continuacion, conto hasta veinte. No hubo respuesta.
La brisa agito las hojas sobre su cabeza, y Sara experimento un desconcertante hormigueo en la nuca. Se froto los brazos desnudos y avanzo unos pasos por la senda. A unos cinco metros, el camino se bifurcaba. Sara intento decidir cual tomar.
Los dos parecian muy hollados, y habia huellas de zapatillas deportivas en la tierra. Sara se arrodillo para buscar las pisadas planas de las sandalias de Tessa entre las huellas estriadas y en zigzag de los otros calzados cuando oyo un ruido a su espalda. Se puso en pie de un salto.
– ?Tess? -pregunto.
No era mas que un mapache que se sobresalto tanto como Sara. Se quedaron mirandose unos instantes, hasta que el animal se interno corriendo en el bosque.
Sara se puso en pie, sacudiendose la tierra de las manos. Echo a andar por el camino de la derecha, a continuacion regreso a la bifurcacion y dibujo una sencilla flecha en el suelo con el talon, para indicar la direccion que habia tomado. Al trazar la senal, Sara se sintio estupida, pero ya se reiria luego de la precaucion, cuando llevara a Tessa de vuelta a casa.
– ?Tess? -pregunto Sara, partiendo una ramilla de una rama baja mientras avanzaba-?Tess? -volvio a llamarla.
A continuacion, se detuvo, expectante, pero no hubo respuesta.
Un poco mas adelante, Sara vio que el sendero formaba una curva suave y volvia a bifurcarse. Dudo si ir a buscar a Jeffrey para que la ayudara, pero desecho la idea. Se sintio una tonta por pensar en ello, pero, en su interior, sabia que estaba realmente asustada.
Siguio avanzando, llamando a Tess. En la siguiente bifurcacion volvio a protegerse los ojos con la mano y miro a los dos lados. Los caminos se separaban en sendas curvas, y el de la derecha formaba un pronunciado recodo a unos veinticinco metros. Ahora el bosque era mas oscuro, y Sara tenia que forzar la vista para ver. Comenzo a dibujar una senal en el camino de la izquierda, pero algo relampagueo en su mente, como si sus ojos hubieran tardado unos segundos en transmitir la imagen al cerebro. Sara examino el sendero de la derecha, y vio una piedra que tenia una forma extrana justo antes del recodo. Dio unos cuantos pasos, y echo a correr al darse cuenta de que se trataba de una de las sandalias de Tessa.
– ?Tessa! -chillo, agarrando la sandalia del suelo.
Se la llevo al pecho mientras miraba a su alrededor, buscando freneticamente a su hermana.
Sara dejo caer la sandalia y sintio un mareo. Se le hizo un nudo en la garganta a medida que el miedo reprimido se convertia en terror. En un claro, Tessa estaba tendida boca arriba, una mano en la barriga, la otra a un costado. La cabeza le formaba un angulo anormal, y tenia los labios ligeramente separados y los ojos cerrados.
– No… -exclamo Sara, corriendo hacia su hermana.
No las separaban mas de seis metros, pero se le hicieron interminables. Por la mente de Sara cruzaron un millon de posibilidades mientras corria hacia Tessa, pero ninguna de ella se aproximo a lo que ahora veian sus ojos.
– Dios mio. -Sara solto un grito ahogado. Las rodillas se le doblaron al dejarse caer al suelo-. Oh, no…
Habian apunalado a Tessa al menos dos veces en el vientre y una en el pecho. Habia sangre por todas partes, y el purpura oscuro de su vestido era ahora de un negro intenso y humedo. Sara miro el rostro de su hermana. Le habian cortado el cuero cabelludo, que colgaba sobre el ojo izquierdo, y el rojo intenso de la carne viva contrastaba con el blanco palido de la piel.
– No… Tess… ?No! -grito Sara. Le llevo la mano a la mejilla e intento hacerle abrir los ojos-. ?Tessie? -dijo-. Dios mio, ?que ha pasado?
Tessa no respondio. Estaba exanime, y no presento ninguna resistencia cuando Sara le volvio a colocar el cuero cabelludo desgarrado en la cabeza y le obligo a abrir los parpados para verle las pupilas. Sara le busco el pulso de la carotida, pero le temblaban tanto las manos que solo consiguio pintar con los dedos un macabro dibujo en el cuello de Tessa. Apreto el oido contra el pecho de su hermana, y el vestido humedo se le pego a la mejilla mientras intentaba encontrar signos de vida.
Mientras escuchaba, Sara le miro el vientre, donde estaba el bebe. La sangre y el liquido amniotico manaban de la incision inferior como un grifo abierto. Un trozo de intestino asomaba por un ancho desgarron del vestido, y Sara cerro los ojos al verlo, conteniendo el aliento hasta que oyo el debil latido del corazon de Tessa y sintio el casi imperceptible subir y bajar de su pecho mientras le entraba aire en los pulmones.
– ?Tess? -dijo Sara, incorporandose y limpiandole la sangre de la cara con el dorso de la mano-. Tessie, por favor, despierta.
Alguien piso una rama detras de Sara, y ella se volvio con el corazon en un puno al oir el chasquido. Brad Stephens estaba detras de ella, la boca abierta de consternacion. Se miraron, los dos sin habla durante unos segundos.
– ?Doctora Linton? -pregunto por fin Brad, su voz casi inaudible en aquel enorme claro.
Tenia la misma expresion sobrecogida del mapache que habia visto antes.
Lo unico que pudo hacer Sara fue mirarlo. Su mente le gritaba que fuera a buscar a Jeffrey, que hiciera algo, pero no le salian las palabras.
– Ire a buscar ayuda -dijo, y sus zapatos resonaron contra el suelo cuando se dio media vuelta y se alejo corriendo por el sendero.
Sara observo a Brad hasta que este desaparecio por el recodo antes de volver la vista hacia Tessa. No podia estar ocurriendo. Las dos estaban atrapadas en una horrible pesadilla, de la que despertarian y todo habria acabado. Esa no era Tessa, no podia ser su hermana pequena, que habia insistido en acompanarla como cuando eran pequenas. Tessa solo habia ido a dar una vuelta, a aliviarse la vejiga. No podia estar en el suelo desangrandose mientras a Sara no se le ocurria otra cosa que hacer que darle la mano y llorar.
– Todo ira bien -le dijo a su hermana, alargando el brazo para coger la otra mano de Tessa.