– No puedes hacerle esto, Devon. Ahora no.
– Ella me dijo que me fuera.
Sara no dudaba que Tessa se lo hubiera dicho, al igual que tambien tenia la certeza de que si se lo habia dicho era precisamente para que se quedara.
– Es lo unico que me ha dicho en dos dias. -Las lagrimas le resbalaron por las mejillas-. «Vete», solo eso. «Vete.»
– Devon…
– No puedo quedarme alli, Sara. No soporto verla asi.
– Al menos espera un par de semanas -dijo, consciente de que le estaba suplicando.
Tanto daba lo que Tessa le hubiera dicho, si Devon la abandonaba ahora la destrozaria.
– Debo irme -dijo Devon, levantando la bolsa y llevandola al vestibulo.
– Espera -dijo Sara, intentando razonar con el-. Solo te dijo que te fueras para asegurarse de que querias quedarte.
– Estoy tan cansado. -Dirigio los ojos hacia el interior de la casa, con la mirada perdida en el pasillo-. Ahora deberia tener a mi bebe. Deberia estar haciendo fotos y repartiendo puros.
– Todo el mundo esta cansado -le dijo Sara, pensando que no le quedaban fuerzas para eso-. Deja que pase un poco de tiempo, Devon.
– Vosotros estais muy unidos. Os juntais y le haceis compania, y eso esta muy bien, pero… -Se interrumpio y nego con la cabeza-. Ese no es mi sitio. Es como si todos fuerais un muro que la rodeara. Ese muro grueso e impenetrable que la protege, que la hace mas fuerte. -Se interrumpio otra vez y miro a Sara-. Yo no formo parte de eso. Nunca lo hare.
– No es cierto -insistio Sara.
– ?Eso crees?
– Claro que si -le dijo Sara-. Devon, has venido a comer con la familia todos los domingos desde hace dos anos. Tessa te adora. Mama y papa te tratan como a un hijo.
– ?Tessa te conto lo del aborto? -le pregunto Devon.
Sara no supo que decir. Tessa se habia planteado abortar desde que se entero de que estaba embarazada, pero tambien decidio tener el nino y fundar una familia con Devon.
– Si -adivino Devon, leyendo su expresion-. Eso pensaba.
– Estaba confusa.
– Y tu acababas de volver de Atlanta -dijo-. Y ella ya habia roto con ese tipo.
Sara no tenia ni idea de que estaba hablando.
– Dios castiga a la gente -dijo Devon-. Castiga a la gente cuando no obran segun Su voluntad.
– Devon, no digas eso -repuso Sara, pero su mente estaba rebobinando. Tessa nunca le habia hablado de ningun aborto. Sara cogio la mano de Devon y le dijo-: Entra. Lo que dices no tiene sentido.
– Tessa podria haber dejado la universidad -dijo Devon, quedandose en el porche-. Diablos, Sara, no hace falta ningun titulo para ser fontanero. Podria haber vuelto aqui y criar a su hijo sola. Tus padres no la hubieran repudiado.
– Devon… por favor.
– No intentes excusarla. Todos hemos de vivir con las consecuencias de nuestros actos. -Le lanzo una mirada compungida-. Y a veces tambien los demas han de vivir con esas consecuencias.
Devon dio media vuelta justo en el momento en que Jeffrey aparcaba en el camino de la entrada. Devon habia aparcado su furgoneta en la calle, como si quisiera marcharse cuanto antes.
– Ya nos veremos -dijo Devon, saludandola con la mano, como si eso no significara nada para el.
– Devon -le llamo Sara.
Lo siguio hasta el patio, pero se detuvo cuando el echo a correr. No queria perseguirlo. Sara le debia eso a Tessa.
Jeffrey se acerco a Sara y observo como Devon se marchaba.
– ?Que le pasa?
– No lo se -dijo Sara, pero si lo sabia.
?Por que Tessa nunca le habia hablado del aborto? ?Se habia sentido culpable todos estos anos, o es que en aquella epoca Sara estaba tan ocupada que no se entero de lo que le pasaba a su hermana?
Jeffrey la acompano hasta la casa y le pregunto:
– ?Ya has cenado?
Sara asintio, apoyandose en el, deseando poder borrar los tres ultimos dias. Estaba agotada y afligida por Tessa, sabiendo que, en cuanto a lo del aborto, le habia vuelto a fallar a su hermana.
– Me siento tan…
Sara busco la palabra, pero no se le ocurrio ninguna que pudiera describir como se sentia. Era como si se hubiera agotado toda su fuerza vital.
Jeffrey la guio hacia la escalera de entrada y le dijo:
– Tienes que dormir.
– No. -Sara le detuvo-. Tengo que ir al deposito.
– Esta noche, no -le dijo Jeffrey, apartando de una patada la bolsa que habia traido Devon.
– Tengo que…
– Tienes que dormir -le dijo Jeffrey-. Ni siquiera ves con claridad.
Sara sabia que tenia razon, y cedio.
– Primero necesito darme un bano -dijo, acordandose de todo lo que habia hecho en el deposito-. Me siento tan…
– No pasa nada -le dijo el, besandole en la frente.
Jeffrey la llevo hasta el cuarto de bano, y Sara no hizo ningun movimiento mientras el la desvestia, y luego se desnudaba el mismo. Sara contemplo en silencio como abria el grifo, comprobando la temperatura antes de meterla en la ducha. Cuando la toco, Sara experimento una reaccion conocida, pero el sexo parecia ser lo ultimo que Jeffrey tenia en mente cuando puso una manopla bajo el chorro de agua caliente.
Sara permanecio inmovil en la ducha, dejando que el lo hiciera todo, regodeandose en el hecho de que otro tomara la iniciativa. Se sentia como si despertara de una horrible pesadilla, y hubo algo tan reconfortante en el tacto de Jeffrey que comenzo a llorar.
El se dio cuenta del cambio.
– ?Te encuentras bien?
A Sara la invadio tal urgencia que no pudo contestar a la pregunta. Se inclino hacia atras, apretandose contra el, deseando que Jeffrey comprendiera lo mucho que le necesitaba. El vacilo, asi que fue ella quien movio la mano de Jeffrey lentamente sobre su cuerpo, rodeandole los pechos, sintiendo como se flexionaban todos los musculos en su mano mientras sus dedos le provocaban esas sensaciones. Su otra mano se ahueco bajo sus nalgas, y Sara solto un grito ahogado ante lo agradable que era tener una parte de el en su interior. Sara se sentia avida, lo queria todo de el, pero Jeffrey mantuvo un ritmo lento y sensual, demorandose, tocando cada parte de ella con deliberada intencion. Cuando Jeffrey por fin apreto la espalda de Sara contra los frescos azulejos de la ducha, se sintio de nuevo viva, como si hubiera pasado dias en un desierto y ahora acabara de encontrar su oasis.
11
– ?Lo tienes? -pregunto Chuck por centesima vez.
– Lo tengo -le espeto Lena, haciendo girar la navaja en la mano derecha mientras con la izquierda sujetaba la reja de ventilacion.
Se vio un rayo a traves de las ventanas, y los hombros de Lena se encorvaron al oir el trueno. Todo el laboratorio se ilumino como si alguien hubiese disparado un flash.
– Puedo conseguir un destornillador -dijo Chuck cuando la rejilla se solto.
Lena saco su linterna del bolsillo y dirigio el haz hacia el conducto de ventilacion.
Algun capullo habia decidido elegir ese dia para dejarse abiertas las jaulas del laboratorio. Se habian