tarea que le aguardaba. Cerro los ojos, aparto a Tessa de su pensamiento y a Ethan White de su memoria. Cuando le parecio que se habia recuperado, abrio los ojos y volvio a la mesa.

Chuck Gaines era un hombre grande, de hombros anchos y poco pelo en el pecho. No habia heridas defensivas en los brazos, por lo que debian de haberle pillado por sorpresa. Tenia un gran tajo en el cuello, de un rojo vivo, y las arterias y tendones colgaban como zarcillos de una parra. Sara vio que las vertebras cervicales estaban dislocadas.

– Ya le he pasado la luz negra -dijo Sara. Una luz negra revelaba los fluidos del cuerpo y mostraba si habia habido actividad sexual reciente-. Esta limpio.

– Pudo haberse puesto un condon -dijo Jeffrey.

– ?Encontrasteis alguno en la escena del crimen?

– Lena se lo habria quitado.

Bajo la luz de un tiron, para que se supiera lo irritada que estaba. Enfoco la luz para ver mejor la zona de alrededor de la herida.

– Hay una marca superficial -dijo, indicando el corte que no habia conseguido penetrar.

Quienquiera que habia apunalado a Chuck, habia necesitado un primer intento antes de rasgarle la piel.

– Por tanto -conjeturo Jeffrey-, no era una persona fuerte.

– Se necesita mucha fuerza para cortar el cartilago y el hueso -replico Sara.

Deseaba que Jeffrey dejara de hacer comentarios, aunque sin querer llamarle la atencion delante de Frank. Probablemente, esa era la razon por la que Jeffrey habia traido a Frank.

– ?Tienes el arma? -pregunto Sara.

Jeffrey levanto una bolsa de plastico que contenia un cuchillo de caza de quince centimetros cubierto de sangre.

– La funda estaba en el cuarto de Lena. El cuchillo encaja perfectamente.

– ?No buscasteis nada mas?

Jeffrey no se inmuto ante la indirecta.

– Registramos su habitacion y la de White. Esta era la unica arma. -Y anadio-: De cualquier clase.

Sara estudio el cuchillo. La hoja estaba serrada por un lado y afilada por el otro. Habia polvo para huellas negro en el mango, y Sara vio el borroso perfil de la huella de sangre que habian sacado con la cinta. Aparte de eso, no habia mucha sangre en el arma. O bien el asesino lo habia limpiado o ese no era el cuchillo. Sara hizo una fundada conjetura de cual era el caso, pero quiso asegurarse antes de decir nada definitivo.

Se puso los guantes. El cadaver solo presentaba otra senal: una penetrante punalada sobre el pecho izquierdo. La hendidura era lo bastante grande para que cupiera la hoja del cuchillo que le habia mostrado Jeffrey, pero los bordes no habian sido provocados por una navaja serrada. El atacante de Chuck probablemente le habia cortado el cuello y luego le habia apunalado en el pecho. La herida del pecho habia sido hecha en angulo, lo que indicaba que el agresor estaba de pie, a mas altura que Chuck, cuando se la hizo.

– ?No es el mismo sitio donde apunalaron a Tessa? -pregunto Jeffrey.

Sara no hizo caso de la pregunta.

– ?Puedes ayudarme a ponerlo de lado?

Jeffrey cogio un par de guantes del dispensador de la pared. Frank se ofrecio.

– ?Quereis que os ayude?

– No -dijo Sara-. Gracias.

Frank se dio unos golpecitos en el pecho, visiblemente aliviado. Sara se dio cuenta de que la piel, de los nudillos tenia cortes y magulladuras. Frank vio que ella se habia dado cuenta, y se metio la mano en el bolsillo con una sonrisa de disculpa.

– ?Lista? -pregunto Jeffrey. Sara asintio, esperando.

Como la cabeza de Chuck estaba practicamente separada del cuerpo, moverle era una tarea dificil. Para complicar aun mas las cosas, el cadaver aun estaba rigido. Las piernas resbalaron hacia el borde de la mesa, y Sara tuvo que reaccionar rapidamente para impedir que el cadaver cayera al suelo.

– Lo siento -se disculpo Jeffrey.

– No pasa nada -dijo Sara, y la colera que habia experimentado hasta ahora desaparecio. Senalo la bandeja-. ?Puedes pasarme el escalpelo?

Jeffrey sabia que eso no era lo habitual.

– ?Que estas buscando? -pregunto.

Sara calculo la trayectoria de la hoja antes de hacer una pequena incision en la espalda de Chuck, debajo del hombro izquierdo.

– ?La unica arma que encontraste fue el cuchillo? -pregunto Sara para aclarar ese punto, senalando otro instrumento de la bandeja.

– Si -dijo Jeffrey, entregandole unas pinzas de acero inoxidable.

Sara hundio las pinzas en la herida, hurgando con la punta hasta que encontro lo que buscaba.

– ?Que estas haciendo? -quiso saber Jeffrey. Como respuesta, Sara saco un trozo de metal.

– ?Que es esto? -pregunto Frank. Jeffrey parecia mareado.

– La punta del cuchillo -dijo. -Se rompio al chocar contra el omoplato -informo Sara. La perplejidad de Frank era evidente.

– El cuchillo de Lena no estaba roto. -Cogio la bolsa de plastico-. La punta ni siquiera esta doblada.

Jeffrey estaba palido, y su expresion afligida hizo que Sara lamentara todo lo que le habia dicho antes.

– ?Que demonios esta pasando? -pregunto Frank.

– No se trataba del cuchillo de Lena -dijo Jeffrey, la voz ronca por la emocion-. No fue Lena.

14

Lena se desperto sobresaltada, incorporandose con la ayuda de las dos manos. Le dolian las costillas cada vez que respiraba, y la muneca le palpitaba, a pesar de que se la habian inmovilizado con fibra de vidrio. Se incorporo, miro a su alrededor, en torno a la pequena celda, e intento recordar como habia llegado hasta alli.

– No pasa nada -dijo Jeffrey.

Estaba sentado en el camastro, delante de ella, los codos sobre las rodillas, las manos entrelazadas delante de el. Estaba en el calabozo de la prision provisional, separada de los que se hallaban a la espera de juicio. La celda era oscura, y la unica luz procedia de la cabina de vigilancia que habia al final del pasillo. La puerta de la celda estaba abierta, pero Lena no sabia como interpretarlo.

– Tienes que tomarte la otra pildora -le dijo Jeffrey. Junto a el, en la cama, habia una bandeja metalica con un vaso de plastico y dos pildoras. Jeffrey lo cogio y se lo ofrecio como si fuera un camarero-. La pequena es para que no sientas nauseas.

Lena se llevo las pildoras a la boca y las engullo con un trago de agua fria. Intento volver a poner el vaso en la bandeja, pero le fallo la coordinacion y tuvo que hacerlo Jeffrey. El agua se le derramo sobre los pantalones, pero no parecio darse cuenta.

Lena se aclaro la garganta varias veces antes de preguntar:

– ?Que hora es?

– Las doce menos cuarto -dijo Jeffrey.

«Quince horas», se dijo Lena. Llevaba quince horas bajo custodia.

– ?Puedo traerte algo? -pregunto Jeffrey. La luz le dio en la cara cuando se inclino para dejar la bandeja en el suelo, y Lena vio que apretaba la mandibula-. ?Te encuentras bien?

Ella intento encogerse de hombros, pero los tenia demasiado sensibles. Las partes de su cuerpo que no estaban insensibles le dolian y las sentia agarrotadas. Hasta los parpados le dolian al cerrarlos.

– ?Como va el corte de la mano?

Lena se miro el dedo indice, que le sobresalia de la fibra de vidrio. Se pregunto cuanto tiempo habria pasado desde que se corto intentando volver a colocar la parrilla del aire acondicionado. Habia transcurrido una eternidad. Ya ni tan solo era esa persona.

– ?Fue asi como manchaste de sangre el cuchillo? -pregunto Jeffrey, inclinandose de nuevo hacia la luz-.

Вы читаете Temor Frio
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату