su rampa y franqueo el acceso abierto. Por dentro no se parecia a ningun otro vehiculo espacial. Era un conjunto abigarrado de hangares para cohetes, rampas de lanzamiento, computadores, reactores, un laberinto apretado y mortal de conductos para misiles. En razon de que la nave no avanzaba en el espaciotiempo comun, no tenia proa ni popa, ni logica ninguna. Tampoco pudo interpretar el lenguaje de los signos. Y no habia ninguna mente viva, cercana, para utilizarla como guia. Empleo veinte minutos en la busqueda del centro de control; lo hizo en forma metodica, reprimiendo su panico, obligandose a no emplear su telepatia, para que el piloto ausente no se sintiera inquieto.

Solo por un instante, una vez que hubo hallado el centro de control y el transmisor instantaneo y se sento frente a el, permitio que su telepatia se deslizara hacia la nave que descansaba al este. Alli capto la vivida sensacion de una mano vacilante sobre un alfil blanco. Abandono inmediatamente esa escena. Tras anotar las coordenadas en que estaba centrado el emisor del aparato, las cambio a las coordenadas de la Base de Estudios Exoetnologicos para el Area Galactica 8, de la Liga, en Kerguelen, en el planeta Nueva Georgia del Sur: las unicas coordenadas que sabia de memoria. Activo el canal de transmision y empezo a teclear.

Tan pronto como sus dedos (solo la mano izquierda, torpemente) tocaban cada tecla, la letra aparecia, en forma simultanea, en una pequena pantalla negra en un cuarto de una ciudad de un planeta situado a ocho anos- luz de distancia:

URGENTE AL PRESIDIUM DE LA LIGA. La base de guerra de naves HL de los rebeldes faradianos esta en Fomalhaut II, Continente Sudoeste, 28° 28' norte, 121° 40' oeste, a unos 3 Km. de un rio importante. Base oscurecida, pero visibles sus cuatro edificios cuadrangulares, veinticinco grupos de barracas y hangar sobre pista de aterrizaje, Sentido E-O. Las seis HL no estan en la base, sino en un claro al SO de la pista, en el limite de un bosque; camufladas con red absorcion luz. No atacar indiscriminadamente; aborigenes inocentes. Aqui, Gaverel Rocannon, del Estudio Etnografico de Fomalhaut, unico sobreviviente de la expedicion, transmitiendo desde una HL enemiga, en tierra. Quedan cinco horas de oscuridad.

Penso en anadir: «dadme un par de horas para alejarme», pero no lo hizo. Si lo apresaran al salir, los faradianos podrian tomar precauciones y trasladar las HL. Desconecto el emisor y cambio las coordenadas a su anterior posicion. Mientras avanzaba por las pasarelas de los corredores sombrios, establecio contacto telepatico con la nave contigua. Los jugadores de ajedrez estaban de pie, se movian. Echo a correr, solo en los penumbrosos cuartos y pasillos desconocidos. Creyo haber errado el camino, pero desemboco en el acceso; se precipito por la rampa, al aire libre, en loca carrera a lo largo de la interminable longitud de la nave, luego a traves de la siguiente nave y, por fin, la oscuridad del bosque.

Ya bajo los arboles, no pudo correr, porque le faltaba el aliento y las negras ramas no permitian el paso de la luz de la luna. Tan velozmente como le era posible, desanduvo su camino en torno a la base, hasta la pista de aterrizaje, luego hacia el sendero que lo habia traido, a campo traviesa, ahora con el auxilio del plenilunio de Heliki, y, luego de una hora, con la luz naciente de Feni. Le parecio que no lograba avanzar a traves de la campina oscura y el tiempo corria, vertiginoso. Si bombardeaban la base mientras el estuviese en las cercanias, la onda expansiva o el fuego lo alcanzarian y, entre las sombras, trataba de dominar el temor irreprimible hacia esa luz que podria estallar a sus espaldas y destruirlo. Pero ?por que no venian, por que se demoraban?

No despuntaba aun el dia cuando llego a la colina en que habia dejado su montura. La bestia, inquieta por la larga noche de inmovilidad en un lugar de buena caza, lo recibio con un grunido. Rocannon se apoyo en su lomo tibio, le acaricio las orejas, pensando en Kyo.

Tras recuperar el aliento monto y ordeno al animal que caminara. Pero la bestia, echada como una esfinge, se negaba a ponerse en pie. Por ultimo se incorporo, con monotonos maullidos de protesta, y marcho hacia el norte a pasos de exasperante lentitud. Colinas y campos, aldeas abandonadas, arboles quemados se hacian visibles a su alrededor, pero hasta que la luz del sol no se esparcio por las colinas del este la bestia alada no se decidio a volar. Por fin se elevo, hallo una corriente de aire favorable y sus alas se desplegaron en la clara y brillante luz del amanecer. Una y otra vez Rocannon volvia la mirada. Detras de el, nada que no fuera la tierra apacible, la niebla en la ribera oeste del rio. Su sentido telepatico le dio cuenta de los pensamientos y sensaciones, de los suenos y el despertar de sus enemigos; todo se desarrollaba con normalidad.

Habia hecho todo lo que estuvo a su alcance. Fue una tonteria pensar que podria hacer algo. ?Que era un hombre solo contra un pueblo, empenado en una guerra? Rendido, rumiando su cruda derrota, cabalgaba hacia Breygna, unico lugar al que podia ir. Ya no se pregunto por que la Liga demoraba su ataque. No vendrian. Habrian pensado que su mensaje era un engano, una trampa. O, quiza, no habia utilizado las coordenadas correctas; un solo signo errado y su mensaje se habria perdido en el vacio donde no existia tiempo ni espacio. Y para eso habia muerto Raho, habia muerto Iot, habia muerto Mogien: para que se enviara un mensaje a ninguna parte. Y el estaba exiliado alli por el resto de su vida, inutil, un extranjero en un mundo ajeno.

No era importante, despues de todo. El no era mas que un hombre. El destino de un hombre no tiene importancia.

«Si es asi, ?que es lo importante?»

No podia tolerar el recuerdo de aquellas palabras imborrables. Miro hacia atras, otra vez, para apartar de su mente la imagen del rostro de Mogien… Con un grito se cubrio con su brazo lisiado para evitar la luz intolerable; el elevado arbol blanco de fuego crecio, sin sonido, en la campina que quedaba a su espalda.

Entre el estrepito y las rafagas, la cabalgadura rugio desbocada y bajo a tierra, ciega de terror. Rocannon descino sus correas y se echo al suelo, la cabeza oculta entre los brazos. Pero no logro aislarse: no de la luz, sino de la oscuridad, de la oscuridad que enceguecio su mente, del conocimiento en su propia carne de la muerte instantanea de mil hombres. Muerte, muerte, muerte una y otra vez en una fraccion de segundo, en su propio cuerpo, en su cerebro. Y luego, silencio.

Levanto la cabeza; escucho y solo se oia silencio.

EPILOGO

Cabalgo en el viento hacia las cuadras de Breygna; al atardecer desmontaba un hombre robusto, baja la cabeza gris. Se quedo de pie junto a su montura. Inmediatamente se agolpo a su alrededor toda la gente del castillo, cabezas doradas que le preguntaron que habia sido ese fuego en el sur, si era verdad lo que decian los vagabundos de las praderas acerca de la destruccion de los Extranjeros. Era singular verlos reunirse a su alrededor, sabiendo que el sabia. Busco a Ganye entre todos. Cuando vio su rostro, las palabras acudieron, vacilantes:

— La base del enemigo esta destruida. No volveran aqui. Tu Senor Ganhing ha sido vengado. Y tambien mi amigo Mogien. Y tus hermanos, Yahan; y el pueblo de Kyo; y mis companeros. Todos estan muertos.

Le abrieron paso y se dirigio al castillo, solo.

Algunos dias despues, al atardecer, en la clara luz azul que seguia a una tormenta, caminaba junto a Ganye por la azotea de la torre. Ella le habia preguntado si ahora abandonaria Breygna. Se demoro para responderle.

— No lo se. Yahan regresara al norte, a Hallan, creo. Hay mozos aqui que querrian hacer el viaje por mar. Y la Senora de Hallan aguarda nuevas sobre su hijo… Pero Hallan no es mi casa. Tampoco tengo nada aqui. No pertenezco a vuestro pueblo.

Ahora Ganye sabia algo mas sobre el y pregunto:

— ?No vendra tu gente a buscarte?

Rocannon contemplo el campo hermoso, el rio resplandeciente en el atardecer veraniego, alejandose hacia el sur.

— Tal vez lo hagan — contesto —. Seran ocho anos a partir de ahora. Pueden enviar la muerte sin tardanza, pero la vida es mas lenta… ?Quien es mi gente? Ya no soy lo que era. He cambiado; he bebido del manantial en las montanas. Y no quiero volver nunca mas donde pueda oir las voces de mis enemigos.

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