— Bueno, tengo un trabajo para ti, interesante o no. Vas a ir a Boston en el vuelo de las diez en punto, lo que significa que tendras que darte prisa para coger el cohete.

— ?Boston? ?Para ver al tio…?

— Se trata de un vuelo comercial, no de una visita de sociedad. Te presentaras en la Division de Climatologia. Te encontraras en Nueva York a las cuatro y media, hora del Este, y podras llegar a Boston lo maximo a las cinco y media. He avisado a las personas de Climatologia y les he dicho que te esperen.

?Que es la Division de Climatologia? ?A que viene todo esto?

— A las tempestades, claro — repuso -. Climatologia forma parte del Departamento Meteorologico… es la seccion que hace previsiones a largo plazo y se encarga de las variaciones del clima.

— Oh, viniendo oi lo de las tempestades. ?Se tienen mas noticias de los desaparecidos?

— Todavia no — dijo mi padre, sentandose en su sillon -. Los pillo en la camara de presion al estallar la tormenta. El cable se rompio. La camara debe de estar en el fondo, pero no podemos encontrarla.

— ?A que profundidad se hundieron?

— A cinco mil quinientos pies. Hemos recuperado de lugares mucho peores, pero esa profundidad basta. Uno de ellos trabajo para mi desde que empece este negocio. Si los perdemos…

Podran resistir doce horas dentro de la camara. ?No?.

— Si la camara esta intacta — dio un punetazo contra el tablero del escritorio -. ?Condenadas tormentas!. Esta es la tercera en diez dias y todavia no termino abril. Si el clima alli no mejora, tendremos que cerrar. No se cumplira el contrato con Modern Metals. ?Podriamos perder millones!.

— ?Tan grave es la situacion?

— Llevo en este negocio tanto tiempo como cualquiera, — dijo, senalando con la cabeza hacia el modelo del CUSS V, que perforo el original Mohole -. Esta es la primavera mas tormentosa que he visto nunca. El personal de climatologia tiene que ayudarnos. Pude llamarles por telefono, pero el contacto personal siempre obtiene mejores resultados. Ahora, encontraras al encargado de la modificacion del clima y no le soltaras hasta que acceda a ayudamos. ?Comprendes?

La secretaria de mi padre me tenia preparado un equipo de viaje, billetes para el cohete y un helicoche esperando en la terraza para llevarme a la rampa, de lanzamiento, que se encontraba en la bahia.

Iba a viajar en un cohete de la Thornton Aerospace Corporation, claro. La compania era propiedad del tio que vivia en Nueva Inglaterra, pero mi padre dirigia la zona del Pacifico. Mi padre tuvo sus diferencias con el resto de la familia Thorn, pero nunca dejo que estas diferencias se interpusieran en el aspecto comercial. Cuando tio Lowell necesito ayuda para iniciar una linea de transportes por cohete, mi padre hizo una fuerte inversion en la empresa. Naturalmente, la decision de mi padre estuvo influenciada por el hecho de que sus intereses comerciales se extendian por todo el Pacifico y los transportes cohete podrian hacerse cargo del mineral extraido del fondo del mar, llevandolo al corazon industrial de America, en media hora.

El cohete no era alto y esbelto, como los que se emplean para los vuelos espaciales. Era achaparrado y de aspecto pesado, con sus tanques propulsores de multiple uso apinados en torno al cuerpo principal. Casi doscientos pasajeros entraban en la cabina de cuatro pisos cuando mi helicoche se acerco a la zona de aterrizajes. A la otra parte del puerto podia ver el monumento 'U. S. A. Arizona' y, mas lejos, un remolcador traia las etapas vacias de un cohete, desde la zona de impacto.

Yo fui el ultimo pasajero en subir. Habia guias y azafatas en cada esquina para animarme a cruzar la rampa de acceso, subir por el ascensor, entrar en la cabina y ocupar uno de los sillones anatomicos.

El viaje del cohete era todavia bastante nuevo para que no hubiese mucha gente que prefiriera los reactores supersonicos, 'seguros y convencionales', a los cohetes globales, 'nuevos y peligrosos'. Aun cuando los cohetes fuesen mas baratos, enormemente mas rapidos y en la actualidad mas seguros que los reactores. Recuerdo haber preguntado a papa cuanta gente era tan espesa en su mentalidad.

Hay una gran diferencia entre lo que puedan hacer los ingenieros — me contesto- y lo que la gente se muestra dispuesta a aceptar, necesita tiempo para que el hombre medio cambie de actitud y se ajuste a una nueva idea… aun cuando la idea le ahorrara tiempo y dinero.

Recuerdo que mi padre decia eso con mucha claridad, porque los siguientes cuatro anos de mi vida los pase conviviendo exactamente con tal problema.

El vuelo por cohete era en realidad monotono: algo de presion y ruido en el despegue, unas cuantas sacudidas cuando se dejaban caer las primeras etapas vacias de combustible, un largo flotar sin peso y luego mas presion apretando a uno contra el sillon al reentrar en la atmosfera. No habia ventanillas en la cabina de pasajeros, pero se podian contemplar imagenes por TV del mundo exterior en la gran pantalla que quedaba encima de cada sillon. La gente a mi alrededor se quedo boquiabierta al ver una imagen en color de la Tierra, el azul curvo y salpicado con sorprendentes nubes blancas, o una vista de las estrellas sobre la Luna. Algunos incluso pretendian ver el puntito luminoso en donde estaba situada la Base Lunar

Yo todo esto lo conocia ya, asi que me entretuve contemplando las peliculas de TV

Las camaras exteriores se cortaron cuando se inicio la reentrada. ?Era inutil asustar a los pasajeros con imagenes de un aire rojo o del calor envolviendo al navio! Cuando termino la pelicula policiaca de mi pantalla, el rugido apagado de los retrocohetes y nos posamos en una zona especial del campo de aviacion.

Fuera hacia calor y humedad. Uno de los empleados de la seccion de reservas de Thornton Aerospace se abrio paso ante la multitud de la base del cohete y me entrego un carrete de cinta. Se trataba de un mensaje de mi padre. Le di las gracias y le pedi instrucciones para alcanzar el tren Nueva York-Boston. Me acompano hasta la acera rodante adecuada.

Mientras subia en dicha faja en movimiento que se perdia a lo lelos dentro del edificio terminal, saque mi telefono de bolsillo y coloque la cinta en el lugar indicado. Me puse el auricular y pude oir como mi padre me decia:

— Jeremy, nos hemos enterado del nombre del hombre con quien deberias hablar en Climatologia. Se llama Rossman… Quiza sea un doctor en fisica. De cualquier forma, dale el tratamiento de 'doctor', se sentira halagado. Esta al frente de las previsiones a largo plazo y del trabajo de control del tiempo. Hemos concertado una cita a las cinco y media para ti. A proposito, la Marina encontro a nuestros dos buceadores perdidos. Estan muy maltrechos, pero aguantaran. Llamame despues de que hayas visto a Rossman. Buena suerte.

Volvi a meterme el telefono en el bolsillo de la camisa y consulte mi reloj de pulsera. Marcaba las 10-38, aun hora hawaiana. No habia ningun reloj a la vista, asi que segui cruzando el campo hasta el edificio terminal. Lo unico que veia era el aeropuerto con su ajetreo, con reactores dando vueltas por los cielos y, detras de mi, la zona de los cohetes. Muy lelos se veia, en turbion impreciso, la Cupula de Manhattan, que cubria el centro de la ciudad de Nueva York, su armazon geodesico apenas visible a traves del aterciopelado cielo brumoso.

La acera rodante cruzo la cortina de aire que protegia la puerta del edificio terminal y entonces divise un reloj… Las 4-40, hora local. Baje al piso del tren subterraneo y cogi el expreso de Boston.

Los trenes neumaticos son rapidos y comodos, pero el chirrido de las ruedas metalicas en las vias, tambien de metal, a seiscientos cincuenta kilometros por hora sigue siendo terrible, a pesar del mucho aislamiento acustico de que dispongan los vagones. Me sente en un compartimento de cuatro plazas, solo, preguntandome si podria llegar a tiempo a la cita.

Eran exactamente las 5-20 cuando baje del tren y subi el ascensor que me llevo a lo alto de la Torre del Transporte en la Back Bay de Boston. Pero el conductor del coche necesito casi veinte minutos, y varios dolares extra sobre el importe del taximetro, para encontrar el edificio del Departamento de Climatologia, que se alzaba en los suburbios.

El aparcamiento en donde me dejo el taxi estaba casi vacio y el vestibulo del edificio principal desierto, a excepcion de un conserje solitario uniformado que se sentaba tras el mostrador de la recepcion.

Cruce el suelo pavimentado, sintiendome algo estupido.

— Por favor, me gustaria ver al doctor Rossman.

El conserje alzo la vista de su revista deportiva.

— ?Rossman? Se ha ido ya.

— Pero… pero me esta esperando — busque en mi cartera y saque una de las tarjetas comerciales que mi padre habia hecho imprimir a mi nombre.

— Bueno, estoy seguro de que se ha ido. Aguarde un momento y lo comprobare.

Marco un numero en el intercomunicador de su mesa. No tenia pantalla, segun adverti.

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