Arrellenandome en mi silla giratoria y entrelazando las manos detras de la cabeza, admiti.

— Yo tambien… un poco.

— Las predicciones a largo plazo han sido muy exactas — dijo mi padre. Esta primavera ha sido tan aspera como la del ano pasado, pero los dragados han funcionado con uniformidad. Incluso hemos logrado recuperar lo que perdimos la pasada primavera.

— Ted trabajo mucho en esas predicciones.

Mi padre solto una risita.

— ?Todavia no te ha arruinado?

— Aun no. Lo ha tratado unas cuantas veces, pero hemos logrado mantenerlo a raya, hasta ahora. Ya produce sus predicciones con dos semanas de anticipacion. Quise que las extendiese hasta cuatro, pero me corto en seco. Dedica todos sus esfuerzos y el presupuesto a investigadores sobre el control del tiempo.

— Una prediccion de cuatro semanas seria valiosisima.

— Lo se. Pero Ted esta decidido. Tenemos las predicciones de quince dias y las predicciones generales climatologicas de noventa dias… Ya sabes, se predice la temperatura media y la precipitacion de una zona dada y se muestran las posibilidades de tormenta.

— S1, he visto eso. Es cosa buena.

Asenti.

— Bien, cada miercoles proporcionamos las predicciones quincenales; eso nos da un margen de seguridad. Y las predicciones a noventa dias se emiten una vez al mes. Para hacer algo mas necesitariamos mayor personal tecnico cuyo gasto no podemos sufragar todavia. Ted tiene a una brigada muy pequena trabajando solo en investigaciones, claro.

— Claro.

— No creas que se ha encerrado en alguna torre de marfil, papa. Cada vez que tuvimos dificultades con las predicciones, abandono la investigacion para ayudar a aclarar las cosas. Y ha pasado mucho tiempo mostrando a posibles clientes de que modo podemos servirles. Es nuestro equipo estelar, todo en un solo hombre.

— Parece como si estuvieseis en muy buena forma — mi padre parecia casi feliz.

— Seguimos a flote. Hemos firmado contrato con cuatro nuevos clientes, ademas de las empresas Thornton, y hay otras tres companias con las que celebramos conversaciones para firmar el contrato.

— Bueno, Ya has levantado la compania. Tus amigos se ganan el sueldo. Posees la experiencia de un ano, y te has divertido. Ahora quiero que vuelvas a casa, hijo. Te necesito aqui.

— ?A casa? — me levante de la silla y me agarre con fuerza al escritorio, empleando ambas manos -. Pero yo nunca…

Thornton Pacific es tu compania, Jeremy, no este negocio del tiempo.

— ?No puedes esperar que me marche de aqui!

— Claro que puedo contesto con firmeza -. Quiero que vuelvas a tu casa, donde tienes tu sitio.

— Ahora no puedo marcharme.

— ?Querras decir que no quieres!

— ?Me estas ordenando que vuelva a casa?

— Es eso lo que deseas que haga?

Para entonces ya estaba sentado en el borde de mi silla. Mi padre y yo nos mirabamos fulminantes.

— Escucha, papa. El primer Jeremy Thorn invirtio su dinero en los navios 'clipper' cuando todos sus consejeros y amigos respaldaban el canal del Erie. El abuelo, Jeremy II, metio a la familia en el negocio de los aviones. Tu mismo te fuiste a Hawai y entraste en el negocio submarino. Esta bien… sigo la costumbre de la familia. Me quedo aqui y lo que busco es el control del tiempo.

— Pero eso es imposible.

— Tambien lo eran los aviones y los dragados en el fondo del mar.

-? Esta bien! — grito -. Se un estupido tozudo. ?Pero no creas que podras venir corriendo a casa buscando seguridad cuando se deshinche el globo de tus suenos! Te quedas solo, asi que no me pidas ni ayuda ni consejo.

— ?Es el mismo discursito que te hizo el abuelo antes de que te fueras a Hawai?

Corto la comunicacion. La pantalla quedo negra. Ya estaba solo.

?Y me gusto!. Jamas habia trabajado de verdad antes de empezar Eolo; nunca realmente hundi mis dientes en un trabajo que otros no hubieran hecho antes. Ahora laboraba dia y noche. Pasaba la mayor parte del tiempo en el despacho, mucho mas que en mi cuarto del hotel. Me olvide de la TV y de navegar, e incluso de visitar Thornton. Pero no creo que me hubiese divertido tanto jamas, por lo menos la diversion que me proporcionaba construir algo que valiese la pena, como lo que realice al poner Eolo en el buen camino.

Una noche, bien tarde, una semana despues de la explosion de mi padre, Ted asomo la cabeza en mi despacho.

— ?Aun trabajando?

Alce la vista del contrato que Intentaba leer.

— En este trabajo hay mucha letra pequena que considerar.

— Fuera tenemos a una amiga nuestra. Me la llevaba a cenar y quiso venir a saludarte. En los ultimos quince dias no la has visto mucho.

— ?Barney? ?Donde esta?

— Abajo, en mi taller, con Tuli.

— ?Tul esta todavia aqui? ?Que ocurre esta noche?

Ted se apoyo indiferente en el quicio de la puerta, su corpachon llenando toda la abertura.

— Estamos haciendo unos calculos sobre la sequia. Barney los repasa.

Cerre la carpeta y la coloque en el cestillo de mi escritorio.

— Eso debe ser muy especial — dije, poniendome en pie. Pudisteis haber utilizado el grupo de calculadoras de Eolo para comprobar vuestras cifras.

— Ya se hizo. Barney efectua una doble comparacion… y ve si Rossman ha hecho algo por el estilo.

Bajamos por un pasillo hasta los dominios de Ted. No tenia un despacho normal; su cuarto era lo bastante grande como para jugar al corro. Alli habla toda clase de cosas: un escritorio con una mesa a un lado y una consola electronica al otro, media docena de archivadores, un maltrecho divan que de algun modo saco clandestinamente de la Fuerza Aerea, una mesa de conferencias rodeada por el conjunto mas dispar de sillas y no menos de cuatro cafeteras, plantadas en fila sobre el alfeizar. Fuera de la ventana habia una pequena estacion climatologica automatica.

Toda la pared frontera a la puerta estaba cubierta por un mapa visor de los Estados Unidos continentales. Habla trabajado sin descanso durante semanas para construir el mapa exactamente tal y como lo queria.

Barney y Tuli se sentaban a la mesa de conferencia. Cuando entramos, ojeando papeles y notas, en parte impresas por el computador y en parte garabateadas a mano por Ted.

Ella alzo la vista al vernos.

Jerry, ?como estas? Estupendamente, ?Y tu?

Evidentemente se encuentra en forma maravillosa bromeo Ted -. Ahora, ?que hay de los numeros, Barney?

— No puedo encontrar en ellos ningun error llamativo — dijo encogiendose de hombros -. Claro, no he tenido tiempo en realidad para examinarlos concienzudamente…

— Podrias utilizar nuestro computador — sugirio Ted. Tuli hablo con su forma peculiar tranquila:

— El computador funciona a cualquier hora del dia o de la noche. Se ve libre por entero de las flaquezas humanas, como, por ejemplo, de la necesidad del sueno.

— Esta bien, voy ha pedirte un favor — dijo Ted, agitando las manos -.Me sentiria mejor acerca de los numeros si Barney los controlara.

— ?Puedo empezar manana por la noche? — pregunto ella

— Despues de la cena — dije yo.

— Esta bien, cenaremos juntos — repuso Ted.

— ?Y de cualquier forma, a que viene todo esto? — fue mi pregunta.

En vez de responder, Ted marcho hasta la consola que tenia ante el escritorio y oprimio unos cuantos botones. Un mapa del tiempo aparecio en la pantalla iluminada: lineas y simbolos que mostraban masas de aire y

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