El verano fue largo y brillante. El sol aparecio dia tras dias. Hacia mas fresco que de ordinario, pero todavia la playa y los lugares de recreo en la montana hicieron gran negocio. En ningun fin de semana llovio. De hecho, excepto unos cuantos frentes tormentosos, apenas hubo precipitacion digna de mencionarse en Nueva Inglaterra. Nadie se quejo, salvo los agricultores. Habia demasiada sequia, las cosechas languidecian. Pero todos en las ciudades sabian que las lluvias de otono resolverian el problema. Los propietarios de casas suburbanas regaban sus cespedes para mantenerlos verdes y hablaban de plantas de agua salada que harian disminuir las escaseces de agua hasta convertirlas en una cosa del pasado.
Pero, a pesar de las plantas desalinizadoras, el rincon noreste del pais se vio abrumado por la sequia.
Y yo tambien.
En todo el verano, no importa donde viajase y lo duro que tuviera que trabajar, no pude encontrar ni un solo cliente nuevo para las predicciones del tiempo a largo plazo de Investigaciones Eolo.
Parece estupendo en el papel — dijo el gerente de una empresa conservera -, y con certeza nos interesarian las predicciones si pudieran ayudarnos a decir exactamente cuando plantar cada cultivo y que lluvia podria esperarse. Pero si este plan nos diese alguna informacion equivocada, podriamos estropear toda la cosecha anual. Ademas, ?si es tan buena, por que no utiliza la idea el Departamento de Meteorologia?
Otro hombre de negocios fue mas crudo.
— No trato con gente que no conozco. Tengo amistad con el personal Climatologico del Gobierno. Ni le conozco a usted, ni a sus ideas.
En Kansas City, el presidente de una cadena internacional de hoteles, me dijo:
— Parece estupendo, en verdad que si, como un sueno hecho realidad. Pero esos buitres del consejo de administracion no lo creeran. Jamas querran ser los primeros en intentar algo nuevo.
Y el investigador en jefe de una compania petrolera rezongo:
— ?Paparruchas!. El plan nunca resultaria. ?Y lo se por que soy un experto geologo!
— ?Y que tiene que ver la geologia? — estallo Ted cuando le conte el caso.
Yo me habia desplomado en el sillon de mi despacho, mirando con tristeza por la ventana hacia el cielo gris de Septiembre. Ted paseaba, cruzando infinitamente la alfombra.
— ?No les ensenaste las predicciones que hemos estado proporcionando a Thornton?
Asintiendo, respondi:
— No les convencieron. Es un trabajo de predicciones de solo doce semanas… y afirman que hemos tenido suerte o… que les estamos enganando, redactando las predicciones despues de ver las del Departamento de Metereologia.
— ?Que? — se puso rigido, los — ojos llameantes -. ?Quien dijo eso?
— Un par de individuos. No con tantas palabras, pero el significado quedo bastante claro.
Ted gruno algo para si.
— No les culpes a ellos. La culpa es mia. No logre convencerles.
Ted siguio paseando y murmurando unos cuantos minutos mas. Yo permaneci alicaido en mi silla. Acababa de regresar de un vuelo a traves de la nacion y no habla dormido mas de seis horas en los anteriores dos dias.
— Escucha — dijo, colocando una silla junto a mi escritorio -. Quiza no has hablado con el personal apropiado. En vez de apuntar a los presidentes de compania y jefes de investigacion, deberias hablar con los ingenieros operantes y con los jefes de grupo… los individuos que utilizaran nuestras predicciones si los altos jefes las adquieren. Esos camisas almidonadas de lo alto saben lo que es imposible; nadie puede convencerlos de una sentada. Pero llega hasta los gerentes de planta o cientificos de investigacion o ingenieros. Invitalos a venir aqui, al laboratorio; pagales el viaje, si es preciso. Dejales que pasen u nos cuantos dias aqui, aprendiendo lo que hacemos y como lo conseguimos. Entonces estaran a nuestro lado.
— ?Y convenceran a sus jefes?
— Cierto.
— ?Crees que resultaria. …? Quiero decir, a tiempo. Solo tenemos hasta el proximo abril.
- Sera mejor que resulte — sonrio.
El invierno vino y se fue, mas frio, mas severo que de ordinario, pero con poca nieve en comparacion. Los esquiadores se quejaron con amargura y varios hoteles de montana cerraron largas temporadas mientras sus propietarios tristemente contemplaban las limpias laderas y el fundirse de sus cuentas en el banco. En febrero, una buena parte del puerto de Boston se congelo y el servicio de Guardacostas tuvo que asignar un rompehielos para mantener abierto parcialmente el acceso al puerto. Lejos de la costa, en los valles frigidos y en las laderas heladas, los, granjeros aguardaron estolidamente una nieve que nunca llego. Las montanas no producian suficientes manantiales y eso lo sabian. Los arroyos tendrian poca agua en primavera; los campos continuarian secos.
IX
EJEMPLO DE SEQUIA
Durante aquel amargo y seco invierno segui la estrategia de Ted. Efectue una infinita cantidad de viales y conversaciones, viviendo en habitaciones extranas de hotel, comiendo en toda clase de restaurantes, despertando por las mananas y esforzandome en recordar en que ciudad y en que dia de la semana me encontraba Pero los jovenes ingenieros e investigadores empezaron a venir al Laboratorio. De uno en uno; de dos en dos; vinieron para pasarse unos pocos dias, miraron y escucharon a Ted y a Tuli y volvieron a su trabajo con una nueva luz en sus ojos. Para marzo recibimos diversas consultas de varias companias. Querian hacer negocio con nosotros.
— Asi que has logrado pasar un ano sin cerrar — dijo mi padre. Parecia complacido y turbado a la vez mientras yo le contemplaba desde la pantalla visora de mi despacho.
— Pareces sorprendido — dije.
— Lo estoy.