— Tendremos que partir de aqui enseguida — dije.

— No hay prisa — repuso Ted -. Podemos pasar la noche en el barco. Quiero ser testigo de su desarrollo.

— Ted no seas loco — aconsejo Barney -. Sera peligroso.

El le sonrio.

— ?Celos? No te preocupes, solo quiero echar un vistazo al huracan; luego volare hacia ti.

— Tozudo… ~- El rizo rubio volvio a caerle sobre los ojos y lo aparto con un gesto colerico. ?Ted, ya es hora de que dejes de comportarte como un muchacho malcriado Claro que estoy celosa! ?Estoy harta de luchar contra toda esta atmosfera atorbellinada! Tienes responsabilidades y si no deseas vivir para afrontarias… bueno… ya sabes lo que quiero decir.

— Esta bien, esta bien. Volveremos manana por la manana. De cualquier forma sera mas seguro viajar de dia:

Omega sigue moviendose despacio; tendremos tiempo suficiente.

— No, si comienza a acelerar su movimiento. Los calculos del computador han sido solo un primer vistazo al problema. La tormenta podria acelerarse antes de lo que creemos.

— Llegaremos bien a Miami, no te preocupes.

— No, ?por que iba a preocuparme? — exclamo Barney -. Estan solos, a casi mil kilometros en alta mar, con un huracan que se cierne sobre vosotros.

— Simplemente a una hora de la base. Vete a dormir Emprenderemos el vuelo por la manana.

El viento arreciaba cuando volvi a mi camarote y el navio empezaba a mecerse en un mar cada vez mas alborotado. Yo habia navegado en lanchas sin cubierta durante tempestades y logre dormir con un tiempo peor que este. No eran las condiciones momentaneas lo que me preocupaba. Era el conocimiento de lo que se nos venia encima.

Ted permanecio en cubierta, contemplando como se oscurecia el cielo meridional, con la mortifera satisfaccion de un general que observa el avance de un ejercito mucho mas fuerte que el suyo. Concilie el sueno diciendome que tendria que arrancar a Ted de este barco tan pronto como el avion pudiera recogernos, aun cuando tuviera que obligar a los marineros a atarle con cadenas de ancora.

Por la manana la lluvia era fuerte y el navio bailoteaba en medio de grandes olas. Fue un esfuerzo cruzar el estrecho pasillo que conducia al puente, con la cubierta inclinandose bajo los pies y el navio agitandose lo bastante fuerte como para lanzarme contra las mamparas.

Arriba, en el puente, el viento aullaba mientras un marinero me ayudo a colocarme un impermeable y un chaleco salvavidas. Cuando me volvi para abrocharlos, vi que la cubierta en donde estaba el helicoptero aparecia vacia.

— El aparato se llevo a la mayor parte de la tripulacion hace una hora — me susurro al oido el marinero. Fueron al encuentro del hidroavion al oeste de aqui, en donde la situacion no es tan dura. Cuando venga, todos nos marcharemos.

Asenti y le di las gracias.

— Es hermoso, ?verdad? — me grito Ted cuando entre en la seccion abierta del puente -. Y se mueve mucho mas deprisa de lo que imaginabamos.

Me agarre a un asidero entre el y el teniente. En direccion sur con respecto a nosotros se veia una solida pared negra. Las olas rompian contra las amuras y la lluvia era una fuerza batiente cayendo sobre nuestras caras.

— ?Podra recogernos el helicoptero? — pregunte al teniente.

— Hemos tenido vientos peores que este — me grito como respuesta -, pero no me gustaria quedarme una hora mas, aproximadamente.

El tecnico en comunicaciones cruzo el puente tambaleandose en direccion nuestra.

— El helicoptero esta en camino, senor. Se encontrara aqui dentro de diez o quince minutos.

El teniente asintio.

— Tendre que ir a popa para cuidar que el helicoptero quede bien sujeto en cuanto se pose. Ustedes dos esten dispuestos para subir a bordo cuando se les de la orden.

— Lo estaremos — dije.

Cuando el teniente abandono el puente, pregunte a Ted.

— Bueno, ?te causa algun bien todo esto? Con franqueza, preferiria mucho mas estar en Miami… me sentirla mas feliz.

— ?Es verdaderamente brutal! — grito -. ?Resulta muy distinto verlo asi que contemplarlo en un mapa.

— ?Pero por que…?

— Esto es el enemigo, Jerry. Tratamos de acabar con esto. Piensa en lo mucho mejor que te sentiras despues de que hayamos aprendido como detener los huracanes.

— ?Si vivimos lo bastante para aprenderlo!

El helicoptero aparecio a la vista, fuertemente inclinado con respecto al viento furioso. Mire, con igual fascinacion y terror, mientras descendia hasta la zona de aterrizaje, tratando de bajar, viendose arrastrado hacia atras por una rafaga terrible, luchando otra vez para conseguir llegar a la pequena pista y, por ultimo, posandose en la agitada cubierta. Un equipo de marineros cruzo el rectangulo cuadrado y humedo para sujetarlo con cables unidos al tren de aterrizaje, incluso antes de que las aspas del motor empezasen a disminuir sus giros. Una ola cogio al navio de costado y derribo a un marinero. Solo entonces me di cuenta de que cada hombre tenia una gruesa cuerda atada a su cintura. Por fin lograron dejar asegurado el helicoptero.

Me volvi hacia Ted.

— Vamonos antes de que sea demasiado tarde.

Comenzamos a bajar por la escalerilla resbaladiza que conducia a la cubierta principal. Mientras avanzabamos centimetro a centimetro hacia popa, una ola tremenda cogio al navio por su centro y por poco lo hace volcar. El pequeno barco se estremecio violentamente y perdimos la cubierta de debajo de nuestros pies. Logre quedar de rodillas.

Ted me levanto.

— Vamos camarada. Omega esta aqui.

Otra ola nos dio de lleno. Me agarre a un asidero y cuando mis ojos se aclararon vi como el helicoptero estaba absurdamente volcado de costado las amarras de su tren de aterrizaje azotando sueltas bajo el viento.

— ?Se han roto las amarras!

La cubierta volvio a oscilar y el helicoptero resbalo sobre su costado, rompiendose los motores al dar contra la pista. Otra ola nos pillo. El navio salto de manera terrible. El helicoptero se deslizo hacia atras sobre uno de los costados y, luego, alzado por un muro solido de verde espumoso, choco contra la amura y cayo al mar.

Apoyado, insensible, en mis manos y rodillas, empapado hasta los huesos, maltrecho como un boxeador derrotado en su combate por el titulo, contemple como el unico eslabon que nos unia con la salvacion desaparecia tragado por el furioso mar.

— ?Podemos hacer algo?

Me dirigio una aspera mirada.

— ?La proxima vez que trasteen con un huracan, haganlo cuando yo este en tierra!

Seguimos al teniente hasta el puente. Por poco me caigo en la resbaladiza escalerilla, pero Ted me cogio con una de sus potentes zarpas.

El puente chorreaba a causa de las olas monstruosas y de la espuma que empapaba ya las cubiertas. Los paneles de comunicaciones, sin embargo, aparecian intactos. Pudimos ver el mapa que Ted programara en la pantalla autorrastreadora; seguia iluminado. Omega cruzaba la pantalla como un demonio todopoderoso. El diminuto puntito de luz que marcaba la situacion del navio estaba muy adentrado en el torbellino del huracan.

El teniente lucho para alcanzar el intercomunicador del navio, mientras que Ted y yo buscabamos asideros.

— ?Jefe, ya tiene todos los caballos posibles! — Oi como el teniente bramaba en el microfono del intercomunicador -. ?Enviare a las bombas a cuantos hombres haya disponibles! ?Mantenga las maquinas en marcha! ?Si perdemos potencia nos hundiremos!

Me di cuenta de que lo decia de verdad.

Вы читаете Los fabricantes del tiempo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×