El teniente cruzo hacia nosotros y se agarro a la mesa de mapas.
— ?Ese mapa es exacto? — pregunto con un grito a Ted. El corpulento pelirrojo asintio.
— Hasta el ultimo minuto. ?Por que?
?Trato de calcular un rumbo que nos saque de la accion del huracan! ?No podemos soportar mas aporreamiento! ?El barco recibe mas agua de la que sus bombas de achique pueden evacuar! ?La sala de maquinas se esta inundando!
— ?Entonces dirijase hacia el suroeste! — dijo Ted a pleno pulmon -. En esa direccion saldremos del borde interno del huracan, lo mas rapidamente posible.
— ?No podemos! ?Tengo que mantener el mar a nuestra popa, o de otro modo volcariamos!
— ??Que?!
— Es necesario que demos proa al viento — grito -. Solo para cortar de lleno a las olas.
— ?Cierto! Asintio el teniente.
— Pero entonces viajara con la tormenta. Nunca saldra. ?El huracan nos arrastrara todo el dia!
— ??Y como sabe usted en que direccion van las tormentas?! ?Esta podria cambiar de rumbo!
— Ni sonarlo — Ted senalo con el dedo la pantalla rastreadora -. Marcha hacia el noroeste ahora y seguira en este rumbo durante el resto del dia. Lo mejor es encaminarse hacia el objeto o nucleo.
— ?Hacia el centro? ?No llegariamos nunca!
Ted sacudio la cabeza.
— Nunca saldremos de aqui si marcha usted derecho contra el viento. Pero si es capaz de hacer cinco nudos a la hora, poco mas o menos, podremos describir espirales que nos conduzcan al centro. Alli reina la calma.
El teniente miro la pantalla.
— ?Esta seguro? ?Conoce exactamente hacia donde se mueve la tempestad y lo deprisa que va?
— Podemos comprobarlo.
Rapidamente nos pusimos en comunicacion con el cuartel general de THUNDER, transmitiendo hasta el satelite Estacion del Atlantico para que lo reenviase a Miami. Barney estaba casi frenetica, pero logramos apartarla pronto de la linea. Tuli respondio a nuestras preguntas y nos dio las predicciones exactas en cuanto a direccion y velocidad del Omega.
Ted entro con un mojado punado de notas para proporcionar los informes al computador de rumbo del navio.
Barney logro colocarse otra vez en la pantalla.
— Jerry… ?Estais bien?
— Otras veces estuve mejor, pero creo que saldremos bien de esta. El navio no se encuentra en verdadero peligro — menti.
— ?Estas seguro?
— Claro. Ted se encuentra preparando un rumbo con el capitan. Dentro de pocas horas estaremos de regreso a Miami.
— Ahi afuera la cosa parece terrible.
Otra ola gigantesca cruzo la proa y oculto el puente bajo espumas.
— No es un tiempo apto para excursiones — reconoci -, pero no nos preocupamos, asi que no te trastornes tu tampoco — No estamos preocupados, estamos blancos de miedo, anadi en silencio.
De mala gana, el teniente acepto dirigirse hacia el centro de la tormenta. Era o hacerlo o enfrentarse a un aporreamiento que haria pedazos el navio en pocas horas. Dijimos a Tuli que enviase un avion hasta el ojo del huracan para tratar de recogernos.
El tiempo cronologico perdio todo significado. Seguimos resistiendo empapados hasta la medula, marchando a traves de un infierno acuoso y salvaje, con el viento azotandonos diabolicamente, el mar en un caos absoluto. Nadie permanecio en el puente excepto el teniente, Ted y yo. El resto de la reducida tripulacion del navio estaba ahora bajo cubierta, haciendo funcionar las bombas de a. bordo con todas las energias posibles. El autopiloto del navio' y el computador de guia nos mantuvieron en el rumbo que Ted y el teniente habian calculado.
Entrar en el ojo del huracan era como cruzar la puerta que separa un manicomio de un jardin pacifico. Durante un momento nos veiamos aporreados por las olas montanosas y viento implacable, con lluvia y espuma, siendo dificil ver incluso a un palmo de las narices. Luego, el sol rompia la marea de nubes otra vez y el viento cesaba bruscamente. Las olas seguian siendo fuertesespumosas, mientras avanzabamos como cojeando hacia el lugar descubierto. Pero por fin nos fue posible alzar las cabezas sin que las golpease el viento y la espuma que este transportaba.
Nubes impresionantes se alzaban a nuestro alrededor, pero este retazo de oceano era seguro. Los pajaros revoloteaban en torno nuestro y muy en lo alto un reactor de despegue vertical daba vueltas, enviado por Tuli. El avion efectuo una pasada proxima por encima nuestro, luego descendio sobre la pista del helicoptero en la popa del navio. Su tren de aterrizaje apenas toco en la cubierta y la cola sobresalia de la destrozada barandilla por la que el helicoptero cayo al mar.
Tuvimos que agachamos bajo el morro del avion y entrar por una escotilla de su panza, puesto que los reactores de los extremos de las alas seguian llameantes. Mientras nos apinabamos en el estrecho compartimento de pasajeros, el avion ascendio rapidamente. Los reactores de las alas giraron preparandose para el vuelo horizontal y pronto el aparato adquirio velocidad supersonica. Ascendimos de manera brusca y en direccion a las propias nubes.
Cuando mire hacia abajo, al pequeno navio que disminuia de tamano rapidamente, me di cuenta tambien que el teniente se esforzaba en dirigir a su embarcacion una ultima mirada.
— Lamento que haya tenido que perder su barco — dije.
— Bueno, otra ola en esos mares habria terminado con nosotros — dijo tranquilo. Pero seguia mirando pensativo por la ventanilla hasta que las nubes cubrieron al abandonado barco.
XIX
LOS FABRICANTES DEL TIEMPO
Barney nos esperaba en el aeropuerto de la Marina con ropas secas, los ultimos mapas y predicciones sobre Omega y una gran cantidad de emocion femenina. Jamas olvidare verla correr hacia nosotros mientras bajabamos por la escotilla principal del aparato. Rodeo con sus brazos el cuello de Ted, luego hizo lo mismo con el mio y despues volvio con Ted.
— ?Me teniais tan asustada! — gimio.
Ted solto una carcajada.
— Estamos un poco alborotados.
Se necesito casi una hora para alejarnos del aeropuerto. Los jefazos de la Marina, los oficiales secundarios, periodistas, fotografos… todos querian que les hablaramos. Yo les entregue al teniente diciendo:
— Es el verdadero heroe. Sin el todos nos habriamos ahogado.
Mientras convergian sobre el, Ted y yo tuvimos oportunidad de cambiarnos de ropa en el dormitorio de un oficial y escabullirnos hasta el coche que Barney tenia dispuesto.
— El doctor Weis ha estado en el telefono todo el dia — nos dijo Barney mientras el conductor salia hacia la autopista principal que conducia al muelle de Miami y al cuartel general de THUNDER.
Ted fruncio el ceno y extendio los informes de Omega sobre su regazo. Sentada entre nosotros dos, ella senalo al ultimo mapa.
— Aqui esta el camino de la tormenta… Al noventa por ciento de seguridad, con mas o menos un dos por ciento de margen de error.
Ted emitio un silbido.
— Se metera en Washington y luego subira por la costa. Va a causar danos en algo mas que las reputaciones.
— Le dije al doctor Weis que le llamarias en cuanto pudieses.