deprisa se mueva Omega, menos posibilidades tiene de recuperar o fomentar las altas velocidades del viento.
A las diez de la noche habiamos pedido y recibido un analisis espacial del Centro Meteorologico Nacional, en Maryland. Indicaba que deberiamos desviar ligeramente la corriente en chorro, puesto que controlaba los sistemas de flujo de aire superior por toda la nacion. Pero ?como se desvia un rio que tiene casi quinientos kilometros de ancho, seis y medio de profundidad y que corre a lo largo de su rumbo a mas de cuatrocientos ochenta kilometros por hora?
— Se necesitaria una bomba de cien megatones — dijo Barney -, explotando a veinticinco kilometros de altura por encima de Salt Lake City.
Ted por poco se rie.
— Las N. U. necesitaron solo un ano para tenerla en su orden del dia. Por no mencionar los ciudadanos soberanos de Utah y de otros puntos al este.
— Entonces, ?que hacemos?
Ted cogio la cafetera que tenia sobre el escritorio y se sirvio una taza de humeante liquido negro.
— El aire en chorro es una viva capa entre la tropopausa polar y de latitud media — murmuro, mas para si que para cualquiera de nosotros -. Si se refuerza el aire polar, deberia empujar a la corriente en chorro hacia el sur…
Tomo un precavido chorro de cafe caliente.
— Tuli, ya estamos moviendo al anticiclon hacia el sur con respecto a los Grandes Lagos. ?Que tal mover una mayor masa polar desde el Canada para que empuje a la corriente en chorro lo bastante como para que nos ayude?
— No tenemos suficientes tiempo y equipo para operar en Canada — dije -. Y necesitariamos permiso de Ottawa.
— ?Y por que no invertir el procedimiento? — pregunto Tuli -. Podriamos encoger el Anticiclon del desierto sobre Arizona y Nuevo Mejico ligeramente y la corriente en chorro se moverla hacia el sur.
Ted fruncio las cejas.
— ?Te parece que puedes lograrlo?
Necesitare unos cuantos calculos.
— Esta biena la tarea.
A la manana siguiente, en Boston, la gente que se habla ido a la cama con una prediccion meteorologica de 'calor, pocas nubes', desperto en medio de una lluvia del noreste muy fria. La baja que se intensifico durante la noche sorprendio a los encargados de las predicciones locales. La oficina en Boston del Departamento Meteorologico emitio predicciones corregidas durante toda la manana. Mientras la pequena tormenta lluviosa se marchaba, el anticiclon de los Grandes Lagos entro entonces y causo una serie de frentes de chubascos y por ultimo logro el sol romper por entre las nubes. El aire frio del anticiclon hizo que las temperaturas locales bajasen mas de diez grados en una hora. Para los ignorantes habitantes de Nueva Inglaterra, aquel fue, simplemente, otro dia extrano, algo mas azorador que la mayoria de los pasados.
El doctor Weis telefoneo a las siete y media de la manana.
— ?Marrett, ha perdido el juicio? ?Que cree que esta haciendo? Le dije…
— No puedo charlar ahora, tenemos trabajo — repuso Ted.
— Manana tendra mi piel. Yo mismo se la llevare. Pero primero voy a descubrir si tengo razon o me equivoco.
El Consejero Cientifico se volvio purpura.
— Voy a enviar una orden a todas las instalaciones del Gobierno para que cesen…
— Sera mejor que no. Estamos ahora en el centro de algunos movimientos peligrosos. Ademas, nunca descubriremos si resulta o no. La mayor parte de las modificaciones que hemos estado haciendo es irreductible. Veamos para que sirven.
Barney entro precipitadamente con un manojo de hojas impresas por el computador mientras Ted cortaba la conexion telefonica.
— Va a haber helada en las Llanuras Centrales y en la parte norte de las Rocosas — dijo, echandose hacia atras un cabello alborotado. Habra algo de nieve. Todavia no hemos determinado la cantidad exacta.
Una helada en tiempo de cosecha. Sembrados arruinados, ciudades paralizadas por la nieve inesperada, fines de semana estropeados y, en las montanas, muertes por frio y cansancio.
— Envia la prediccion a la red principal del Departamento de Meteorologia — ordeno Ted -. Date prisa en avisarles.
La pantalla trazadora mostro claramente nuestra batalla. Omega, ahora con velocidades centrales de viento de ciento setenta y cinco nudos, aun marchaba hacia Virginia. Pero su progreso disminuia, aunque muy ligeramente, mientras el anticiclon de los Grandes Lagos se movia hacia el suroeste pasando Pittsburgh.
A — mediodia Ted estaba mirando con fijeza la pantalla y murmuraba:
— No sera bastante. No, a menos que la corriente en chorro gire un par de grados.
Ahora llovia en Washington y empezaba a caer nieve en Winnipeg. Yo trataba de resolver inmediatamente, y a la vez, tres llamadas telefonicas, cuando oi un grito ensordecedor de Ted. Mire hacia la pantalla trazadora. Se doblaba ligeramente la corriente en chorro al oeste del Mississipi en una curvatura que antes no estaba localizada alli.
En cuanto pude, aborde a Ted, pidiendole una explicacion.
— Hemos utilizado los lasers de la Estacion del Atlantico y hasta el ultimo gramo de catalizadores que pude encontrar. El efecto no es espectacular, no hay cambio de tiempo advertible. Pero el anticiclon del desierto se ha encogido ligeramente y la corriente en chorro ha bajado un poquito hacia el sur.
— ?Bastara? Pregunte.
Se encogio de hombros.
Toda la larga tarde contemplamos como aquel pequeno rizo viajaba por toda la longitud del rumbo de la corriente en chorro, como una onda deslizandose por la extension de una cuerda larga y tensa. Mientras, el antiguo anticiclon de los Grandes Lagos cubria todo Maryland y penetraba por Virginia. Su extension septentrional formaba una especie de escudo en la costa hasta muy adentro de Nueva Inglaterra.
— Pero lograra penetrar — gruno Ted, contemplando el sistema reluciente de Omega con las isobaras tan proximas unas a otras -, a menos que la corriente en chorro ayude a expulsarlo.
— ?Que nos dice cronometraje? ?Quien llegara primero, el cambio de la corriente en chorro o el huracan? — pregunte a Barney.
Sacudio su cabecita.
— Nos han suministrado las maquinas hasta cuatro cifras decimales y todavia no hay respuesta exacta.
Norfolk se vio azotada por una lluvia torrencial; vientos con fuerza de galerna estaban arrancando los cables de energia y derribando arboles. Washington era una ciudad oscurecida, asolada por el viento. La mayor parte de las oficinas federales habia cerrado pronto y el trafico marchaba muy despacio a lo largo de las lluviosas calles.
Los marinos, desde Hatteras hasta el angulo en forma de anzuelo de Cabo Cod, marinos de fin de semana y profesionales por igual, colocaban amarras especiales, doblando los anclajes o sacando sus naves mar adentro. Las lineas aereas comerciales dirigian sus vuelos rodeando la tempestad y escuadrillas enteras de aviones militares marchan hacia el oeste, alejandose del peligro, como grandes masas de aves migratorias.
Mareas de tormenta se amontonaban a lo largo de la costa y avisos de inundacion eran emitidos por todos los centros civiles de defensa de una docena de Estados. Las autopistas se llenaban de gentes que se movian tierra — adentro, huyendo de la furia que se aproximaba.
Y Omega seguia a ciento sesenta kilometros mar adentro.
Entonces se tambaleo.
Se podia notar como restallaba la electricidad por todo nuestro centro de control. El gigantesco huracan empezo a desviarse de la costa cuando la deflexion de la corriente de aire en chorro llego finalmente. Todos contuvimos el aliento. Omega se planto lejos de la costa, inseguro durante una infinita hora; luego giro hacia 'el noroeste. Empezo a encaminarse mar adentro.
Gritamos hasta quedar roncos.
Cuando el furor amaino, Ted nos convoco en torno a su escritorio.